Usted está aquí: lunes 26 de junio de 2006 Política Los dos ''López'', ejes del discurso calderonista

Rosario de ataques al perredista, la constante

Los dos ''López'', ejes del discurso calderonista

El extinto López Portillo, a escena; ninguna mención a Fox

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Ampliar la imagen El candidato y su familia Foto: María Luisa Severiano

Con la figura de Andrés Manuel López Obrador en el centro de su discurso, Felipe Calderón cerró su campaña en el Distrito Federal pidiendo a los panistas que no se rindan ni den un paso atrás en la búsqueda del voto en esta ''hora crítica''.

Fiel al tono de la campaña blanquiazul acusó a su contrincante de la coalición Por el Bien de Todos de cultivar el odio, la calumnia, de querer estafar a los mexicanos con la mentira de aumentar sus ingresos por arte de magia, y lo comparó con el ''otro López'', el ex presidente priísta José López Portillo.

Sin mencionar nunca el nombre de su correligionario, el presidente Vicente Fox, se declaró listo, profesional y espiritualmente, para gobernar, prometió ''una nueva época en la vida'' del país y, parafraseando a Martin Luther King, el defensor de los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos, describió el ''México en el que sueño''.

A una semana de la elección se definió ''inconforme, desobediente y rebelde contra la injusticia'', y por eso advirtió que nunca creyó en el mito de que había ''candidatos indestructibles'', colocándose ahora en el camino a la victoria.

En un Estadio Azteca repleto -debido a una intensa movilización de acarreo desde todos los estados y de los azules de a pie-, Calderón por primera vez matizó su propuesta de establecer un gobierno de coalición, al señalar que lo hará ''si es necesario''.

Al michocano lo acompañaron su equipo, la cúpula panista encabezada por Manuel Espino, tres secretarios de Estado (Rodolfo Elizondo, de Turismo; Luis Ernesto Derbez, de Relaciones Exteriores, y Francisco Javier Salazar, del Trabajo), así como los gobernadores de Yucatán, Patricio Patrón Laviada; Tlaxcala, Héctor Ortiz; Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks; San Luis Potosí, Marcelo de los Santos, y el empresario de cabecera de Calderón, Manuel Arango, además de candidatos y líderes del blanquiazul.

Faltaron figuras emblemáticas del partido, como Diego Fernández de Cevallos -quien nunca asistió a sus mítines-, Carlos Medina Plascencia y Alberto Cárdenas Jiménez.

Cinco meses de campaña fueron rematados en un impresionante escenario con macropantallas, la enorme pasarela con un logotipo giratorio del PAN, cañones lanzaconfeti, unidades móviles de televisión y dosis de entretenimiento a cargo de grupos de batucada, jóvenes con zancos, la banda Original Limón, el grupo Jeans y los infaltables mariachis.

Desde la pasarela y vigilando hasta el último detalle, el coordinador de la campaña, Juan Camilo Mouriño, aseguraba que el acto les había salido ''barato, barato'', aunque era evidente el despliegue de recursos. Contento, Gerardo Priego, el secretario de Vinculación del PAN, exclamaba que el Azteca estaba ''¡hasta la madre! Vinieron 125 mil'', aunque por las dimensiones del espacio disponible otros estimaban poco más de 100 mil.

A las 12:30, Calderón subió al templete acompañado por su esposa Margarita y sus tres hijos, María, Luis Felipe y Juan Pablo, en medio de una lluvia de papelitos de colores y a los acordes de El hijo desobediente, su corrido predilecto.

Como en las pegatinas y en la figuras contra López Obrador que llevaban algunos panistas, Calderón convirtió al perredista en el referente de su largo mensaje, que leyó auxiliado por telepronters y que duró unos 40 minutos. Sin llamar al tabasqueño por su nombre -sólo cuando aludió ''al otro López''- afirmó que el perredista representa la inflación, la deuda, la devaluación, las crisis económicas. En una extensión de los espots panistas señaló que esa ''película de terror'' de las crisis económicas ya la pagaron muy cara los mexicanos.

''Porque ya en 1982 hubo otro López, López Portillo, que también anunció aumentos de 10, 20 y 30 por ciento para los mexicanos, pero el resultado, que no debe repetirse, fue desastroso.''

Como si tuviera que convencer a un auditorio uniformado con los souvenirs panistas habló de la devaluación del peso, de cómo aumentó el costo de la vida de los trabajadores. Y preguntó a la multitud: ¿quieren ustedes otra crisis económica como ésa?, ¿quieren otra devaluación?, ¿quieren que a nuestros hijos otra vez les quede un México marcado por la miseria que nosotros heredamos de generaciones anteriores? ''Nooooooo'', respondieron los asistentes al Azteca.

Su discurso fue pródigo en adjetivos contra López Obrador, a quien acusó de sembrar el odio, de representar a los violentos, ser la semilla del autoritarismo, de representar a los que desprecian las leyes. Recurrió a sus lemas de la primera etapa para decir que el próximo domingo van a ganar los pacíficos sobre los violentos.

Del escándalo de su cuñado Diego Zavala y los presuntos contratos que le habría otorgado como secretario de Energía, sólo hizo una breve referencia, cuando dijo que ''a pesar de las calumnias, de las mentiras, vamos a ganar, porque tenemos las manos limpias y no tenemos cola que nos pisen''.

A la mitad del mensaje dio paso a sus promesas de campaña, con el argumento de que es un ''hombre que sueña y lucha por México''. Así ofreció oportunidades de salud, de educación y de vivienda, apoyo a las madres solteras, a los adultos mayores, un ''México limpio y libre'', una depuración de la policía.

En la antesala de la elección eliminó de su vocabulario la palabra Fox y se dedicó a dibujar el ''México que viene'', ése en el que -dijo- los gobernantes rinden cuentas, cumplen con su deber. Al final advirtió que ha sabido superar todas las encuestas adversas y los malos augurios. ''He sido siempre un inconforme, un desobediente, no con ustedes, no con mi padre, a quien amé, respeté y seguí siempre, sino un rebelde contra la injusticia, la miseria, la dictadura de unos cuantos que pretendieron imponerse a millones de mexicanos.''

Por otra parte, en Culiacán, Calderón prometió emplear toda la fuerza del Estado en contra del narcotráfico y elevar percepciones de policías, jueces y agentes del Ministerio Público. En el cierre de campaña frente a la plazuela Alvaro Obregón, aseguró que la elección del domingo será entre dos candidatos -él y Andrés Manuel López Obrador-, en una jornada tranquila de la que resultará triunfador.

Javier Valdés Cárdenas, corresponsal

 
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