El técnico se comprometió a avanzar a cuartos de final; ayer incumplió esa promesa
Fracasó el proyecto de La Volpe; México, fuera otra vez en octavos
Una obra de arte de Maximiliano Rodríguez en tiempo extra cortó las aspiraciones nacionales
El drama de siempre: por cuarto Mundial consecutivo el Tri no logra avanzar al quinto juego
Ampliar la imagen El capitán Rafael Márquez festeja el gol que daba esperanzas a México de pasar a la siguiente ronda, aunque el gusto duró sólo tres minutos, pues Hernán Crespo emparejaría los cartones casi simultáneamente Foto: Ap
Leipzig, 24 de junio. Un maravilloso gol de Maxi Rodríguez en la prórroga otorgó hoy el triunfo a Argentina sobre México por 2-1, en un partido de octavos de final del Mundial de Alemania 2006 caracterizado por el buen juego, la emoción y el drama.
Los argentinos, que no impresionaron como en la primera fase, impusieron al final su paciencia ante 43 mil espectadores, y lucharán contra Alemania el viernes en Berlín por un puesto en semifinales.
México, por el contrario, revivió el drama de siempre: nunca ha superado los octavos de final cuando el torneo se disputa fuera del país.
En los tres anteriores mundiales, los mexicanos habían sido eliminados en la misma fase: frente a Bulgaria (3-1) en Estados Unidos 1994, ante Alemania (2-1) en Francia 1998 y contra Estados Unidos (2-0) en Corea-Japón 2002.
La escuadra mexicana, que participó por decimotercera ocasión en una Copa del Mundo, sólo ha alcanzado dos veces los cuartos de final, ambas como anfitrión: en 1970 y 1986. En ambas el Tricolor obtuvo su me-jor desempeño en la historia.
Un gol de Rafael Márquez en el minuto seis y otro marcado casi al mismo tiempo, en el nueve, por el pie de Hernán Crespo y la cabeza del reaparecido Jared Borgetti, provocaron un arranque de partido trepidante. La primera parte fue mexicana y la segunda argentina, aunque lo que definió el partido fue la obra de arte de Maxi Rodríguez en el minuto 98.
Durante los cuatro años de la era La Volpe en México sólo se habló de llegar a cuartos de final. Este día era el apropiado para cumplir, y los 11 jugadores me-xicanos salieron como ciclón en busca del objetivo.
El empuje encontró muy pronta recompensa, en una de las infinitas jugadas ensayadas de La Volpe: Pardo cobró una falta, Méndez peinó y Márquez, con la complacencia de Heinze, fusiló para el primer tanto en el minuto seis.
Argentina casi no había tocado la pelota, pero tampoco hizo falta para igualar. En un córner cobrado por Riquelme, Crespo estorbó lo suficiente a Borgetti para que, entre la punta de su pie y la cabeza del delantero mexicano, el balón entrara.
El empate serenó un choque, que había comenzado a ritmo infernal, y entonces entraron en juego las estrategias diseñadas por ambos técnicos.
El timonel argentino, José Pekerman, situó a Cambiasso por la derecha y a Maxi Rodríguez por la izquierda, y ordenó a sus hombres de ataque una especial atención a los pases largos de Márquez.
La Volpe, por su parte, se sacó de la libreta una alineación con cuatro novedades: pobló las bandas con Méndez y Castro en la derecha, y Guardado y Morales en la izquierda, y situó a Fonseca al lado de Borgetti.
El experimento funcionó, porque México robó la pelota a Argentina, cuyo centro del cam-po, a excepción de Cambiasso, casi no existió.
Pero al margen de las estrategias, ambos salieron a jugar y atacar. Y pudo haber más goles.
En el minuto 23, Cambiasso asumió por un momento el perfil de Riquelme y metió un espléndido pase a Crespo, que el delantero falló frente a Sánchez. Dos minutos más tarde, Borgetti hizo volar a Abbondanzieri para desviar a tiro de esquina.
Justo cuando el partido amenazaba con decaer, entraron dos ingredientes más al guiso: una lesión y la polémica. La lesión fue de Pável Pardo en un muslo, lo que obligó a La Volpe a meter a Torrado como eje del centro del campo en el minuto 38.
La polémica llegó cuando Heinze completó su catálogo de errores al controlar mal un balón al borde del área. Fonseca se escapaba hacia la portería, pero el defensa argentino lo frenó con una dura entrada, que le costó la tarjeta amarilla, aunque los mexicanos reclamaron roja.
Entre gritos de "¡Sí se puede!" de los 20 mil mexicanos que colmaron el estadio de Leipzig, el Tri siguió dominando en el segundo tiempo, y pudo adelantarse de nuevo, luego de una carambola que pegó en la cara de Borgetti y que detuvo el atento Abbondanzieri.
Respuesta argentina
Pero Argentina había salido con otra idea, y con Cambiasso y Maxi Rodríguez en sus bandas naturales, comenzó a tocar la pelota. El aviso lo dio la primera aparición de Riquelme, que dejó sólo a Saviola ante Sánchez, pero el arquero adivinó el disparo.
Los técnicos movieron el banquillo, en ambos casos para buscar mayor poderío ofensivo. Tévez y Aimar entraron por Crespo y Cambiasso en la albiceleste, luego lo haría Messi, y Sinha sustituyó a Morales en el tricolor. El partido se acercaba al drama, y los dos técnicos apostaron claramente a resolverlo en su favor.
Argentina estuvo a punto de conseguirlo, pero en el último minuto el árbitro marcó un fuera de juego inexistente de Tévez, que mandó el partido a prórroga.
En el palco, Diego Maradona observaba el encuentro sin poder entender lo que ocurría. Los bicampeones mundiales parecían mucho más enteros, y para su suerte se encontraron con la genialidad de Maxi Rodríguez.
El jugador del Atlético de Madrid embolsó con el pecho un pase largo de Sorín al borde del área, y empalmó un zurdazo cruzado imparable para Sánchez.
A Maradona y 10 mil argentinos les regresó entonces el alma al cuerpo, mientras que Maximiliano se ganó el nombramiento del mejor jugador del partido.
El Tri intentó reaccionar a base de orgullo, pero las fuerzas y las ideas lo habían abandonado. El partido y el billete por pasar a cuartos de final serán para Argentina; la tristeza y el boleto a casa, los ganó México otra vez.