Tierra de Francia en tierra de México está en el barrio XVI
Inauguraron la escultura de Agueda Lozano en París
Ampliar la imagen La artista mexicana Agueda Lozano, ayer, junto a su escultura emplazada en la Place de México, en el tradicional barrio XVI de París Foto: Yuriria Iturriaga
París, 23 de junio. La escultura Tierra de Francia en tierra de México, de la artista mexicana Agueda Lozano, se inauguró este viernes en la Place de México, en el tradicional barrio XVI, en París.
Lozano formó una familia en la capital francesa, donde radica desde hace 30 años, sin por ello romper lazos con su país de origen. Al contrario, su obra plástica ha sido expuesta en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México y en varias urbes del país, habiendo dejado testimonio permanente de su quehacer escultórico o pictórico.
En su natal Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, desde los años 80 buscó concretar un proyecto cultural sobre un museo dedicado a la plástica contemporánea, pero la falta de apoyo desanimó la iniciativa.
Y en París, cuando se convocó a presentar una alternativa digna de su país al vacío dejado tras la demolición de la columneta con el busto de Miguel Hidalgo, en el centro de la Place de México, Lozano presentó un proyecto que convenció al jurado.
En efecto, tras casi 20 años de que los vecinos del elegante y burgués barrio XVI lograron que se retirara el busto de Hidalgo, alegando su nulo interés estético, ninguna propuesta de las autoridades mexicanas en Francia logró unanimidad.
Y no fue sino hasta 1999 cuando la Comisión Permanente de Estatuas de la Alcaldía de París y un grupo vecinal escogieron la propuesta de la escultora Agueda Lozano.
París la detuvo y allí está
La obra de acero, como expresa Carlos Montemayor, ''con una ductilidad inesperada, maleable fuerza sometida a la idea y al ritmo", sugiere también una espada que se desdobla o despliega alrededor de su médula, laberinto interno y corazón que Lozano quiso se hundiera (o emergiera) en tierra traída de ''diversas regiones mexicanas, tierras con diferente color: oscuras, rojas, grises, blancas, para concentrar en la base de la escultura la diversidad del suelo nutriente de México", escribe el escritor, ensayista y traductor.
-¿Ahora se siente más a gusto en París, Agueda?
-No, ¿por qué? (ríe)
-Está más presente.
-No, me siento igual. Cuando llegué no traía la intención de quedarme, fue la ciudad la que me detuvo, y aquí estoy.
-Pero ahora ya trascendió en esta ciudad, ya se quedó para siempre.
-A lo mejor la quitan (ríe con ganas) No, se debe esperar a que las personas se familiaricen con la pieza y la sientan suya.
Sin duda los parisinos harán suya esta noble espada mexicana en su seno, como han hecho la Torre Eiffel, el Centro Georges Pompidou y la Pirámide del Louvre, tan controvertidos, entre otros monumentos modernos que ya forman parte de la ciudad haussmaniana.