Las luchas de los migrantes
Las grandes marchas de los migrantes indocumentados realizadas en Estados Unidos durante la jornada del primero de mayo de 2006, convocadas bajo el lema de Un día sin inmigrantes, y el llamado a no comprar productos estadunidenses en ambos lados de la frontera, congregaron entre 2 y 3 millones de personas en las calles de muchas ciudades grandes y pequeñas de esa nación. En Los Angeles se reunieron un millón en dos manifestaciones, la primera de las cuales sumó 700 mil; 500 mil más en Nueva York e igual número en Chicago.
Dichas movilizaciones fueron antecedidas por otras manifestaciones en más de 60 urbes el pasado 10 de abril -fecha elegida por los organizadores como Día Nacional de Acción por la Justicia de los Inmigrantes-, así como por las jornadas del mes anterior, que comenzaron el 12 de marzo en Chicago, con 200 mil personas marchando por ese objetivo
Las protesta continuó el 25 del mismo mes en número importante de ciudades (la de Los Angeles volvió a ser la más importante, con medio millón de personas) para oponerse a la propuesta de ley HR447, que criminalizaría a 12 millones de indocumentados, la mitad nacidos en México. Esta propuesta fue presentada por el legislador republicano James Sensenbrenner y aprobada por los diputados en diciembre de 2005.
Todas estas acciones muestran el surgimiento de un nuevo sujeto colectivo, histórico y social, que promueve un movimiento que lucha fundamentalmente por la ciudadanización, por el derecho al trabajo y a la movilidad humana. Esta protesta, sin embargo, no ha surgido espontáneamente, sino que se ha ido construyendo desde la década de los 90, cuando la economía estadunidense estaba en pleno crecimiento y demandaba gran cantidad de fuerza laboral, que fue suplida, sobre todo, por millones de trabajadores inmigrantes, principalmente indocumentados.
No obstante, este sector de la población ha sufrido discriminación y sobrexplotación, debido a los mecanismos de criminalización y vulnerablidad impuestos por gobiernos republicanos y demócratas mediante distintas normas migratorias (desde la Ley para la Reforma y Control de la Inmigración -Immigration Reform and Control Act de 1986 IRCA86- hasta la Ley de Identificación Real -Real ID Act of 2005).
A esto se suman las medidas laborales adversas, como la resolución dictada por jueces de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos en favor de Hoffman Plastic Compounds, Inc. (27 de marzo de 2002). Este fallo determinó que un inmigrante mexicano indocumentado -despedido en 1989 por su actividad organizativa en pro de un sindicato, lo cual contraviene la ley vigente en Estados Unidos- no tenía derecho a recibir salarios caídos.
Todo ello ha colocado a los inmigrantes en una posición desventajosa, pues son explotados y están incapacitados para ejercer en ese país sus derechos: a huelga, a sindicalizarse y a las libertades básicas asociadas con la libertad de expresión.
Los esfuerzos de sindicatos, organizaciones pro inmigrantes, religiosas y sociales para organizar a aquellos ciudadanos en situación migratoria irregular, así como para impulsar campañas conjuntas por la regularización (interrumpidas temporalmente por los atentados del 11 de septiembre de 2001), retomaron su paso a mediados de 2003, cuando muchas de estas asociaciones, principalmente los sindicatos afiliados a la AFL-CIO, se unieron a la iniciativa de la Unión de Empleados de Hoteles y Restaurantes Internaciones (HERE, por sus siglas en inglés) para movilizar a miles de personas a lo largo y ancho del país, y poner nuevamente la agenda de los derechos de los inmigrantes en primer plano.
Esta iniciativa fue apoyada inmediatamente por otros sindicatos, como LIUNA, SEIU, UFCW, UNITE y UFW, además de organizaciones diversas, que se fueron uniendo en una organización denominadao Immigrant Workers Freedom Ride, inspirada en la historia del movimiento de los afroestadunidenses por los derechos civiles, iniciado en los años 60. La actual campaña movilizó a miles de inmigrantes (muchos indocumentados) en caravanas de vehículos que salieron el 20 de septiembre de 2003 de 10 ciudades (Seattle, Portland, San Francisco, Los Angeles, Las Vegas, Houston, Minneapolis, Chicago, Miami y Boston), junto a activistas, sindicalistas y otros participantes, para recorrer el territorio estadunidense y llegar en los primeros días de octubre a Washington para plantear sus demandas al presidente George W. Bush y al Congreso.
Las movilizaciones de los inmigrantes en 2006 deben su éxito a la efectividad de la convocatoria que lanzaron periodistas y, de manera especial, los locutores de la radio en español, aunque formalmente hayan sido agrupaciones de bases comunitarias, sindicales, religiosas y nacionalistas las que hicieron el llamado. El apoyo de los jóvenes estudiantes latinos, especialmente de high school, tuvo un peso determinante, ya que siguiendo el ejemplo de las movilizaciones estudiantiles chicanas de finales de los años 60 (walkouts) se han sumado a la lucha para defender también sus derechos y raíces.
Podemos decir que este es un movimiento por los derechos civiles de los inmigrantes (sobre todo latinos y, particularmente, mexicanos). En otras palabras: se trata de la continuación de los movimientos por los derechos civiles de los afroestadunidenses de los años 50 y 60, así como de los chicanos de los 60 y 70.
* Coordinador general del Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras (DEAS-INAH)