Usted está aquí: viernes 23 de junio de 2006 Opinión Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Carlos Hernández

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Frente a las potencias que cada cuatro años acaparan casi totalmente las etapas finales de la Copa del Mundo, surgieron dos invitados sorpresa.

Y resulta benéfico para el futbol mundial que una de ellas sea Ghana, que ha mostrado un juego tan atractivo como su uniforme. Ayer, ante un impotente equipo estadunidense, los debutantes africanos se colaron con méritos entre las 16 mejores selecciones.

Para el anecdotario quedará que lo hicieron con un penal inventado por el silbante, en esos errores tan frecuentes de los mal llamados nazarenos. Ghana parece tener características distintas al balompié de su continente: sabe ir contra la corriente y se defiende con orden.

Inició el torneo con una derrota, lo que muchas veces marca el destino, e hilvanó dos triunfos consecutivos ante rivales que eran favoritos. Ayer contó con la colaboración gringa de su juego predecible y limitado, pero fue sereno al defender y buscó el contragolpe para liquidar.

Y ahora los aficionados se frotan las manos ante el duelo Brasil-Ghana. Por supuesto el penta es favorito, pero que nadie descarte a los veloces y fuertes ghaneses, quienes por algo se autollaman "los brasileños de Africa".

Estados Unidos, que en el anterior Mundial eliminó al Tri y llegó a cuartos de final, ahora ni siquiera pasó la primera fase. Y claro que no es consuelo, pero sí reconforta un poco.

La otra sorpresa fue Australia. Con dramatismo, sin mucho futbol y aprovechando a los rijosos croatas, se instalaron en la siguiente ronda para beneplácito de Italia, su siguiente rival.

La squadra azzurra hizo valer el peso de su historia y se sumó a la legión europea en octavos de final.

Se está cumpliendo así la máxima en Mundiales: Europa para los europeos.

Y los italianos darán de qué hablar. Ya se sabe que pisan el acelerador hasta el final, pero lo observado ante la República Checa llena de ilusiones a los tifosi. Y su pase parece casi seguro ante unos canguros que ya hicieron demasiado.

Italia es un equipo compacto: saben cuándo y cómo defender y atacar, además de la tranquilidad que les da el tener un portero como Gianluigi Buffon.

Los brasileños jugaron los primeros minutos ante Japón como si estuvieran cascareando en Copacabana. Y los nipones aprovecharon el exceso de confianza y tan sólo con su velocidad le pusieron una astilla al gigante. Entonces el Scracht se dedicó a jugar en serio, mientras que a Ronaldo le dieron suerte sus botines amarillos: anotó dos goles, empató a Muller y se liberó de una gran presión, algo que le dará confianza para cuando los campeones sean exigidos en verdad.

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