Usted está aquí: domingo 18 de junio de 2006 Vox Libris Empeño para no eludir la pena capital

Empeño para no eludir la pena capital

En 1977, el 17 de enero para ser más precisos, Gary Gilmore fue fusilado por un pelotón en la prisión de Utah; fue el primer estadunidense en ser condenado a muerte después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos dio vía libre a la pena capital.

Lo que sobresalta es que fue Gilmore quien, tras asesinar a dos jóvenes, pidió el cumplimiento de su condena. Es su hermano, Mikal, quien cuenta esa historia no para justificarlo, sino para explicarlo dentro de un contexto de desintegración familiar.

Mikal Gilmore, crítico y periodista de Rolling Stone, obtuvo varios premios con este libro, mientras que la historia de Gary inspiró a Norman Mailer para escribir La canción del verdugo.

Así cuenta la historia Mikal: ''Soy hermano de un hombre que asesinó hombres inocentes. Mi hermano Gary Gilmore, se convirtió en uno de los criminales más famosos de Estados Unidos. Con todo, no fueron sus crímenes -el asesinato gratuito de dos jóvenes mormones en dos noches consecutivas de julio de 1976- los que le reportaron notoriedad. Lo que convirtió a Gary en una celebridad fue el empeño que puso en recibir su castigo. Cometió sus crímenes poco después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos diese vía libre a la reimplantación de la pena capital, y el estado de Utah -escenario de sus asesinatos- fue de los primeros en legislar en favor de la restauración de la pena de muerte. No obstante, la aplicación práctica de dicha pena era una cuestión muy diferente. Cuando Gary fue condenado a muerte en diciembre de 1977, en Estados Unidos no se había producido ninguna ejecución desde hacía más de una década, y a pesar de las nuevas leyes, el país seguía sin mostrar demasiado entusiasmo por el derramamiento de sangre sancionado por los tribunales. Todo esto cambió por obra de Gary Gilmore".

Disparo al corazón

Autor: Mikal Gilmore

Editorial: Turner

Número de páginas: 594

Precio de lista: 300 pesos

Textos: Ericka Montaño Garfias

 
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