Tercera muestra de cine de mujeres
Por tercer año consecutivo, del 20 al 25 de junio, la Cineteca Nacional será el foro de la Muestra Internacional de Mujeres en el Cine y la Televisión, una iniciativa que presenta trabajos recientes de directoras mexicanas y extranjeras, acompañados de mesas redondas donde se discuten procesos de producción, elaboración de guiones, dificultades de realización y estrategias de distribución fílmica, todo con una perspectiva de género. La empresa es novedosa en un país que si bien conoció en los años 90 el repunte y proyección internacional de un cine de mujeres (María Novaro, Busi Cortés, Maryse Sistach, Dana Rothberg, entre otras), herederas, a su modo, del trabajo de las pioneras Adela Seyqueiro y Matilde Landeta, también ha asistido últimamente a una crisis persistente que ha desterrado casi por completo la presencia femenina de todas las áreas del quehacer fílmico, inclusive en el campo de la crítica. En medio de esta crisis, las propuestas más reconocidas las han hecho cineastas masculinos, y, por lo general, en el extranjero. Y si retomamos la producción anual en México, el porcentaje de participación femenina sigue siendo muy bajo, sin comparación alguna con la década anterior. Sólo en dos campos hay una presencia vigorosa de la mujer cineasta, en el cortometraje y, sobre todo, en el documental, género que sigue siendo la mejor carta del cine mexicano actual.
Por lo anterior, resulta importante un foro dedicado este año al trabajo de las mujeres guionistas -las contadoras de historias-, con seminarios como el de la estadunidense Bobette Buster, y dos mesas redondas con guionistas mexicanas (Beatriz Novaro, Carolina Rivera, Paz Alicia Garcíadiego) y extranjeras (Perla Farías, María Zaratti, Susana Schild), con la exhibición paralela de las películas en que han participado. Una mesa redonda se ocupa también del "mundo de la telenovela", para comparar la presencia de la mujer en esta propuesta televisiva en México y en el resto del continente americano. Hay también una muestra de cine indígena realizado por mujeres, así como un documental sobre un caso de homofobia, Octavio Acuña, un crimen de odio, de Lisi Montserrat. En largometraje documental destaca el estreno de El color de los olivos, de Carolina Rivas, crónica de una familia palestina que padece la constru-cción del muro ignominioso entre Israel y Cisjordania, y en largometraje de ficción la última entrega de una trilogía de Maryse Sistach y José Buil, que comenzó con Perfume de violetas y que culmina, de manera vigorosa, con La niña en la piedra (nadie te ve), relato sobre la violencia sexual en adolescentes. Mención especial merece el retrato homenaje a la figura y trayectoria de tres siglos de la escritora alemana Marianne Frenk-Westheim (nació en 1998, en Hamburgo, y murió en México a los 106 años), traductora de Juan Rulfo, con imágenes de archivo de la Alemania de Weimar y del México capturado por los hermanos Cassasola. El documental La emperatriz de México, retrato de una cosmopolita, de las alemanas Christiane Burckhard y Anne Huffschmid, con una atinada edición de Sergio García-Agundiz, es uno de los trabajos más redondos de esta muestra. La sección Cineastas de América Latina permite una visión de la propuesta femenina en cinco países: un documental sobre la represión derechista en Chile, Estadio nacional, de Carmen Luz Parot; la ficción intimista de los argentinos Martín de Salvo y Vera Fogwill, Las mantenidas sin sueño; la peruana, La prueba, de Judith Vélez, empeño angustioso de una joven por ubicar a su padre desaparecido, y dos cintas que apuestan por la intriga policiaca y la comedia romántica respectivamente, la colombiana La historia del baúl rosado, de Libia Stella Gómez, y la brasileña Después de aquel baile, de Roberto Bontempo, con guión de Susana Schild. La sección Contadoras de historias reúne 19 producciones mexicanas comerciales, escritas, todas, por mujeres, de 1991 a la fecha, que permiten un balance mínimo de la aportación femenina a nuestro cine, quedando sin duda para una muestra próxima el recorrido por expresiones marginales, como el video arte, el cine experimental y el de animación, territorios por los que las mujeres también han transitado venturosamente.