Horas antes del deceso, el compositor tuvo una despedida en la UNAM
Murió György Ligeti, creador de intensos hitos en la música
Enriqueció el arte con sonidos inconfundibles, dijo ayer el canciller austriaco
El compositor cosechó mayor popularidad con sus partituras cuando Stanley Kubrick las usó en sus películas
Ampliar la imagen Ligeti en la portada de uno de sus discos Foto: Guy Vivien
El compositor austriaco de origen húngaro György Ligeti, una de los motores fundamentales de la música del siglo XX, falleció este lunes a los 83 años de edad en Viena.
El canciller austriaco, Wolfgang Schuessel, dijo a manera de despedida: ''Ligeti enriqueció el arte musical con sonidos inconfundibles. Produjo hitos en la historia de la música".
Apenas unas horas antes de que expirara, había sonado en México una de sus partituras, el Concierto para violín y orquesta, con la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la joven solista Jennifer Koh, quien puso en vida una cadenza escrita ex profeso por el maestrísimo John Zorn.
Fue una despedida hermosa para este compositor que es ampliamente apreciado por el público mexicano, no sólo por la celebridad que cobró Ligeti luego del estreno de una de las obras maestras de Stanley Kubrick: 2001, odisea del espacio, además de que en la obra póstuma de este cineasta, Ojos bien cerrados, también figura de manera espléndida el pensamiento musical ligetiano.
Despedida sin saberlo
El mediodía de este domingo se congregó en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl un público numeroso, espléndido, concentrado en el genio de Ligeti. A la misma hora en que la atención nacional estaba en otros menesteres (la transmisión del futbol), en el Centro Cultural Universitario -otras voces, otros ámbitos-una multitud intensa prorrumpió en vivas y aplausos al compositor, a la joven violinista, a la OFUNAM, al director huésped, Donald Schleicher, y en ausencia, a John Zorn, un músico de culto cuya presencia hace unos tres años en el Antiguo Colegio de San Ildefonso provocó tumultos. Grandiosa despedida -sin saber nadie que el maestro agonizaba en Viena-, a uno de los compositores fundamentales de nuestra época, György Ligeti.
Así como la leyenda quiere que Mozart haya escrito su propio Requiem, cosa poco probable, pongamos en este instante en el tornamesas Lux aeterna, para 16 voces mixtas a capella, para despedir en la intimidad a Ligeti, quien también escribió un Requiem. Ambas obras, Lux aeterna y Requiem, suenan en la banda sonora de 2001, odisea del espacio.
Los sonidos inconfundibles a los que se refirió el canciller austriaco recibieron en los años 60 el nombre de ''micropolifonía" y consistían en densidades sonoras de muchas líneas modulares que Ligeti entretejía para crear complejas redes de sonidos. En las décadas posteriores amplió tales conceptos y creó complejidades mayores, descubrió nuevos sonidos y dejó manifiesta su pasión por la física cuántica y los sonidos producidos por artefactos semiautónomos, pero mecánicos como los relojes, los metrónomos y dispositivos musicales (como los que en México inventó Conlon Nancarrow) para los que produjo obras maestras, es decir los hitos a los que hizo referencia ayer el gobernante austriaco.
Autor multipremiado
Hace tres años Ligeti escribió: ''Con respecto a mi situación y a la de mis colegas, soy consciente de que el compositor actual de música 'seria' vive en un diminuto nicho cultural, emparedado entre la expansión comercial de la electrónica del entretenimiento y los espejos brillantes de la actividad tradicional y prestigiosa de conciertos y ópera."
La anterior fue una cita que retomó, en un artículo que publicó en La Jornada el 25 de agosto de 2003, el también compositor Mario Lavista del músico húngaro naturalizado austriaco, la cual prosigue: ''Nosotros', los compositores de música 'seria', sólo tenemos un valor de pantalla para el mecenazgo actual: en realidad, no somos necesarios. Sin embargo, el nicho -diminuto y, en apariencia, carente de función social- se encuentra, por así decirlo, en la superficie de una burbuja de jabón: su tamaño es infinitamente pequeño, pero sus posibilidades de expansión espiritual son infinitamente grandes, mientras la burbuja resista.''
György Ligeti fue distinguido con los galardones internacionales de música más prestigiosos del mundo, entre los que figuran el Praemium Imperiale japonés, el premio Balzan, el Ernst von Siemens, el premio musical de la UNESCO, el galardón de Kyoto y el sueco Polar.
Otros de sus aportes más importantes, relacionados con disciplinas como la pintura, las matemáticas, la etnomusicología y la lingüística.
Ligeti no sólo era considerado uno de los más extraordinarios músicos contemporáneos, sino también un analista de la música moderna.
De padres húngaros, Ligeti nació el 28 de mayo de 1923 en una pequeña localidad de Transilvania. Casi toda su familia, de origen judío, fue asesinada por el régimen nazi.
Su padre murió en el campo de concentración de Bergen-Belsen y su hermano más pequeño en Mauthausen. Su madre sobrevivió al confinamiento en Auschwitz-Birkenau.