Habla la curadora de la cuarta muestra internacional de ese género híbrido
La videodanza nos acerca a la intensidad de la piel del artista, asegura Michéle Bargues
¿Hasta qué punto se ve alterada o agraviada la esencia de un espectáculo cuando éste es grabado o filmado para su posterior reproducción? ¿Pierde con ello su encanto, su emoción, su sentido o, por el contrario, resulta inclusive beneficiado?
Para la responsable del acervo videográfico del Centro Georges Pompidou y directora del festival de Videodanza organizado por dicha institución francesa, Michéle Bargues, los anteriores son planteamientos que no pueden ser respondidos de manera tajante, por lo que al respecto es cauta en sus reflexiones.
De visita en México como responsable de la curaduría de la cuarta versión de la Muestra Internacional de Videodanza, inaugurada ayer en el Palacio de Bellas Artes, considera que, en el caso específico de este género híbrido, tanto artistas como espectadores ''deben aprender a sortear las pérdidas" que el mismo implica y apreciar los varios aspectos positivos que ofrece.
Llegar a más públicos
''Es cierto, en la videodanza se pierde el encanto de la fugacidad del hecho humano en vivo, el sudor, los olores, las texturas visuales, la posibilidad de momentos virtuosos o errores inesperados", señala Bargues en entrevista con La Jornada.
''Sin embargo, se gana en aspectos relacionados con la imagen: vistas, detalles y ángulos visuales que resultan imposibles de lograr o apreciar cuando uno se encuentra en las butacas de un teatro.
''Se gana en la oportunidad de tener acercamiento con la intensidad de la piel del artista, en la proximidad que como espectador uno tiene de apreciar y disfrutar otra perspectiva de la danza en general y, en particular de cada coreografía. Es una forma de enfrentarse a otro tipo de emociones y sensaciones."
En opinión de la especialista, lo efímero no es el factor más valioso y distintivo de la danza ni del resto de artes visuales; ''pienso que lo más hermoso y emotivo de la danza es la danza per se".
Sostiene, asimismo, que esta vertiente relativamente nueva está lejos de representar una renovación, mucho menos una revolución en el arte de Terpsícore.
Ha representado un medio o herramienta más al servicio de los coreógrafos, sobre todo como recurso escénico o escenográfico, especifica; pero también una manera de la que se han valido los coreógrafos para conservar la memoria de su trabajo y tratar de llegar a más cantidad y variedad de públicos.
Trabajo de Pina Bausch
Bargues resalta que si bien el registro documental de la danza existe desde el siglo XIX, primero con la fotografía y posteriormente con la invención del cinematógrafo, fue hasta finales de los años 70 y principios de los 80 cuando puede ubicarse en el mundo el surgimiento de la videodanza como una expresión artística nueva, con propuestas, conceptos y teorías planteados ex profeso.
Desde entonces, precisa, se ha extendido por gran parte del mundo y, en el caso de Francia, su influencia ha sido determinante en y para la formación de las nuevas generaciones de bailarines y coreógrafos.
En cuanto a la cuarta Muestra Internacional de Videodanza, la directora del festival del Centro Pompidou aclara que constará de la proyección de casi media centena de trabajos provenientes de diversos puntos de Europa (entre ellos de Pina Bausch), cuyos derechos fueron gestionados por dicha instancia francesa, ''pues en el centro no tenemos acervo propio".
Las actividades del encuentro continuarán este sábado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, de 17 a 21 horas, con entrada libre. Posteriormente, los días 13 y el 14 las obras se presentarán en Monterrey, y los días 16 y 17, en Mérida.