Usted está aquí: martes 6 de junio de 2006 Ciencias Mentiras poligráficas

Javier Flores

Mentiras poligráficas

Nos invade la noción de la verdad como revelación de un instrumento. Colmados como estamos de mentiras, un sistema electromecánico se convierte de pronto en el último reducto de nuestras certezas. Lo mismo es amenaza que tabla de salvación para gobernantes que delinquen, o promesa de campaña para garantizar la honradez futura. En su versión más reciente, la prueba del polígrafo es la clara demostración de la "limpieza" de agresores sexuales que actuaron (hasta ahora impunemente) en San Salvador Atenco.

Pero ¿qué es un polígrafo? Es un instrumento que registra en un papel (o en una pantalla) diversas funciones orgánicas de manera simultánea. Se ha usado durante muchos años en la investigación científica, la medicina y la enseñanza; luego pasó a la esfera judicial. Está formado por transductores, es decir, elementos que convierten un evento mecánico, por ejemplo los movimientos del tórax durante la respiración, en una señal eléctrica que luego se transforma en el movimiento de una plumilla cargada de tinta sobre un papel que corre a diferentes velocidades.

También los polígrafos están integrados por amplificadores. Se trata de elementos que detectan señales eléctricas muy pequeñas y las transforman en señales más grandes que pueden ser visibles. Un ejemplo de esto es el electrocardiograma.

Si bien los polígrafos tienen enorme utilidad en la investigación y la enseñanza, a alguien se le ocurrió que el registro simultáneo de funciones como las frecuencias cardiaca y respiratoria, la sudoración, la presión arterial y sus variaciones podría funcionar como detector de mentiras. Es cierto que las emociones pueden modificar estos parámetros. Por ejemplo, si un varón ve a la princesa Letizia acariciada por el viento, es muy posible que aumenten la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el sudor y hasta la respiración, entre otras cosas.

Pero también es posible que esto no ocurra si la persona a la que se le hace la prueba decide fingir que una visión tan hermosa no le importa. Basta un entrenamiento muy sencillo para eludir este "detector de mentiras". Quienes pretenden demostrar la utilidad de esta prueba para encubrir acciones criminales se equivocan. Está plenamente demostrado que el polígrafo no sirve para discernir entra la verdad y la mentira. Es tan fácil engañarlo, que hasta se ofrecen programas de bajo costo para burlar esta prueba; puede verse, por ejemplo: www.passapolygraph

En otras palabras, el polígrafo sirve para unas cosas y para otras no. Un animal bajo anestesia, un tejido aislado, un enfermo en terapia intensiva, expresan sus funciones genuinas. Pero en otros casos el dispositivo puede ser burlado. La diferencia entre la verdad o la mentira no puede determinarse desde el punto de vista científico por este dispositivo. Se trata de aspectos tan complejos que no han sido resueltos ni siquiera por la filosofía, mucho menos lo serán por la prueba del polígrafo.

La mayor parte de las organizaciones científicas del mundo han concluido que la prueba del polígrafo empleada como "detector de mentiras" carece de validez. Por ejemplo, las academias nacionales de ciencias, ingeniería y medicina de Estados Unidos, agrupadas en el Consejo Nacional de Investigación, publicaron en 2002 el reporte titulado The Polygraph and Lie Detection (El polígrafo y la detección de mentiras), realizado por un comité de expertos encabezado por Stephen E. Fienberg, en el que se concluye que las respuestas medidas por el polígrafo no reflejan un proceso único (como mentir o decir la verdad), sino gran variedad de procesos fisiológicos y sicológicos, entre ellos algunos que pueden ser controlados conscientemente.

Hay un señor Robledo que dice que los policías que participaron en el asalto a San Salvador Atenco, y especialmente quienes estuvieron a cargo del traslado de las prisioneras desde ese lugar, "están limpios", es decir, no participaron en agresiones sexuales o violaciones. Su argumento se basa en que la prueba del polígrafo muestra que todos los policías dicen la verdad.

Lo más sorprendente es que autoridades como las que afirman eso no tienen la menor idea del país en que viven. Piensan que todos somos tontos. Utilizan un argumento que suponen científico para encubrir sus crímenes. La prueba del polígrafo, por la facilidad con la que puede ser alterada, no es aceptada hoy en prácticamente ningún lugar del mundo.

Es interesante cómo los jefes policiacos y los gobernantes encubren a los violadores (aunque en el fondo sepan de lo que sus policías son capaces). Lo hacen porque saben que parte de la responsabilidad les toca a ellos. Pueden admitir excesos en el empleo de la fuerza, pero hacen todo lo posible por ocultar las agresiones sexuales contra las mujeres. Prefieren decir que las mujeres agredidas mienten, antes que realizar una verdadera investigación, la cual puede hacerse con verdadero rigor en el interior de sus corporaciones. Pero ya vemos que no existe la menor intención de hacerlo.

Los agresores "están limpios" con pruebas falsas como la del polígrafo. Las mujeres ultrajadas mienten. Eso explica la realidad de nuestro país: mujeres vejadas, golpeadas, violadas y asesinadas con la complicidad de las autoridades.

 
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