España y la inmigración: nueva ruta, viejo problema
Ampliar la imagen Un grupo de africanos llegan en bote a las Islas Canarias, en España, para tratar de entrar a territorio europeo Foto: Ap
Esta ha sido otra temporada difícil para los guardianes de las fronteras españolas. A principios del mes pasado, más de 460 inmigrantes subsaharianos, en frágiles cayucos, llegaron a las Islas Canarias desde Africa Occidental. Durante los primeros cuatro meses de 2006, el número de los que alcanzaron las islas ha pasado el total de 2005. Cerca de 5 mil personas han culminado una nueva y muy peligrosa ruta que comienza en los distantes puertos de Mauritania o Senegal. De acuerdo con informes oficiales, sólo en los seis meses anteriores se han ahogado en esta ruta no menos de mil inmigrantes. ''Los inmigrantes están dispuestos a enfrentar esos enormes riesgos'', comenta Richard Sandell, del Real Instituto Elcano de Madrid.
Como una corriente que fluye ladera abajo, los inmigrantes indocumentados siguen el trayecto de menor resistencia. Aunque se pongan diques, por grandes que sean, en algún momento tendrán filtraciones, como España y otros países han descubierto. ''Son los traficantes quienes vigilan los lugares difíciles y procuran evitarlos'', dice Gemma Pinyol, de la Fundación CIBOD, que opera en Barcelona.
España es la frontera más cercana que la Unión Europea tiene con Africa. La distancia entre ambos es de sólo 14 km en el estrecho de Gibraltar. Existen también fronteras terrestres directas en el norte del continente africano con los enclaves españoles de Ceuta y Melilla. En contraste, la isla Canaria más cercana a Africa, Fuerteventura, se sitúa a 100 kilómetros de la costa.
En el transcurso de la década pasada, España ha colocado más obstáculos en sus fronteras. Cuando la avalancha de botes de inmigrantes comenzó a arribar a las playas cercanas a Gibraltar, en los años noventa, se instaló un sistema de alarma por radar, basado en uno que Israel desarrolló para detener las incursiones marítimas de la guerrilla palestina. Cuando grupos de inmigrantes llegaron a Ceuta y Melilla, las vallas estaban construidas. El año pasado se reforzaron, luego de ser asaltadas por cientos de potenciales inmigrantes.
España también ha trabajado duro en el extranjero. Ha persuadido a los países africanos de prestar ayuda. Marruecos patrulla su lado de la frontera de manera más eficiente. Mauritania se prepara a hacer lo mismo. Las barreras, aunadas a la cooperación de los gobiernos africanos, han dificultado las cosas a los migrantes, pero no los han detenido. Una nueva ola ha comenzado a fluir. Lo que era un viaje de menos de 20 km para atravesar el estrecho de Gibraltar puede ser ahora de más de mil a partir de los puertos de Senegal. Desde que Fuerteventura ha instalado un sistema de alarma, los nuevos destinos son Tenerife y la Gran Canaria. Parte de la última hornada de desembarcos ha salido de Senegal, según declaró el delegado del gobierno español en las Canarias a los periodistas locales. Se piensa que el viaje podría haberles llevado una semana o más.
Todo señala que el número de los inmigrantes puede crecer. El aumento de la población supera el crecimiento económico. ''Estamos viendo la punta de lo que podría convertirse en un problema mucho más grande'', señala Sandell, del Instituto Elcano, y agrega que, si España tiene éxito en bloquear sus fronteras, los inmigrantes simplemente se enfocarán en Italia o en otros países europeos. ''España es la frontera más cercana pero, en razón de los riesgos que enfrentan, no excluiría la posibilidad de que realicen viajes más extensos a través del Mediterráneo'', expresa. ''Es un problema europeo, más que español." La solución, si alguna existe, tendría que ser también europea.
FUENTE EIU/INFO-E
Traducción de textos: Jorge Anaya