Tarde desdibujada
Terminó la Feria de San Isidro en la monumental Plaza de las Ventas de la calle de Alcalá. Plaza que cumple 75 años de ser la primera del mundo. Aniversario que se celebrará con corridas de tronío a partir del día de hoy. Mucho esperan los aficionados de estos festejos, después de asistir a una feria que dejó tanto que desear. En general nuevamente toros descastados, inmóviles e incluso inválidos. Llama la atención que Enrique Ponce siga a la cabeza del toreo, al terminar el ciclo, le siguen El Cid, El Juli y el novel César Jiménez.
No acaban de redondear los jóvenes matadores. En rejoneo, Pablo Hermoso de Mendoza volvió a salir a hombros el día de ayer.
En la Plaza México del cielo plomizo descendían primero miles de gotitas luego lluvia que el airecillo empujaba y en el espacio jugueteaban, se balanceaban, arremolinándose, sobre las capas antilluvia de los "cabales", dándole al coso un dibujo multicolor extraño, pero de bella visualidad. Lentamente se fundían los detalles y todo se volvía a la fin, desdibujado y gris a tono con el festejo.
Acabó la minitemporada torista, tarjeta de presentación de la nueva empresa. Las reses de Santa María de Xalpa, al igual que las anteriores, dieron paso al toro-toro en el coso de Insurgentes, pese a que el trapío de los de ayer no estuvo a la altura del resto de la temporada. Tan es así que dos de los bureles fueron remplazados por Barralvas: bravos con los caballos, fueron nobles, claros, con recorrido, debilotes y mucho toro para los recién alternativados, poco toreados y sin recursos.
Ignacio Garibay, con más rodaje taurino, recreó la verónica en su primero y realizó bella faena a su segundo, antes de que la tarde volviera a la grisura.