Cosas del Futbol
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Falta una semana para que México se paralice, o casi, ante la caja idiota para ver el Mundial de Alemania 2006. Pocas conclusiones pueden entresacarse de los juegos de preparación. Hay, eso sí, una columna vertebral formada por Oswaldo Sánchez, Rafael Márquez, Pável Pardo y Jared Borgetti. De ahí para el real da la impresión de que el volcánico Ricardo La Volpe está tan hecho bolas como los aficionados.
Los juegos ante Francia y Holanda, con los supuestos titulares, dejaron la impresión de una incapacidad sublime ante la puerta contraria. Ante los jugadores aficionados de la Universidad alemana de Goettingen La Volpe decidió dar un golpe de timón colocando sobre la cancha a la oncena más alejada de la titular.
Queda la impresión de que, desde una defensa ordenada, pero no del todo fiable, los jugadores del centro del campo son capaces más de destruir que de construir. El drama llega cuando el balón debe jugarse en la zona caliente. Ahí todos se achican.
Sorprende ver a Guillermo Franco fuera de la posición que ocupó con el Villarreal en la liga española. Como delantero puro. La Volpe lo ubica como media punta de enganche, lejos del ambiente ideal del argentino-mexicano. A veces el hecho de que los estrategas jueguen a ser técnicos significa una desgracia.
Queda también la duda de qué central es el mejor acompañante de Rafael Márquez. Están Claudio Suárez y el Maza Rodríguez. El primero aporta experiencia, vale decir aplomo, mientras el segundo regala vigor y desparpajo.
El drama asoma su helada nariz cuando se llega a la media cancha. Pardo se antoja fijo y el resto como las nubes. Pero de esa línea depende que el Tri sea capaz de incordiar consistentemente a las defensas rivales. A la fecha no se ve quiénes serán los elegidos por La Volpe para acompañar al americanista.
Si en el centro del campo la incógnita domina, en la delantera el asunto es digno de un baño de lágrimas. El más entonado es, de lejos, Omar Bravo. Además es descarado. Siempre da la impresión de que no tiene miedo a fallar. Eso es un extra.
Más allá de la impresión dejada por el equipo nacional en sus juegos de preparación, parece obvio que, cuando menos para los jugadores la figura de La Volpe será, a la postre, una suerte de pararrayos si las cosas van mal. Y ello sucederá si quedan fuera en la primera ronda. No es descabellado pensar así si tenemos en cuenta el cansino ritmo de los seleccionados en sus recientes tres partidos.
Ojalá hay sido un espejismo.