Prometió regresar al país en noviembre próximo
Cerati ofreció más que música ligera en el Auditorio Nacional
"¿Todo bien? El día de hoy pueden pasar cosas", dijo el cantante argentino Gustavo Cerati a los casi 10 mil asistentes que llenaron el Auditorio Nacional la noche del pasado viernes, en el primero de sus conciertos en México, dentro de su Ahí vamos tour. En dos horas y media, distribuyó 27 de sus creaciones en un recital que fue mucho más que música ligera.
La estética de la escenografía fue de una sicodelia en blanco y negro, laberíntica, geométrica, iridiscente, adecuada para el sonido de la guitarra de Richard Coleman y de la batería de Fernando Samalea, amigos de Cerati desde los tiempos de Fricción (1984), grupo paralelo a Soda Stéreo.
Todo comenzó a las 20:35. O oscuras, los acordes de Al fin sucede se abrieron paso entre una gritería que recibió a Cerati. Música, rock potente, el cuatro cuartos clásico, macizo. "Estoy harto de entrar en tus juegos de mente/ otra nube gris se aproxima...", dice la letra. El cantante lució sano; sus recientes dolencias, aseguró en rueda de prensa previa, ya las superó. Después de los 40 aparecen cosas, "y el cuerpo comienza a cobrar facturas", afirmó.
"¡Hola, México! ¡Hola, adiós!" Complació con Adiós: "Suspiraban lo mismo los dos/ y hoy son parte de una lluvia lejos/ No te confundas. No sirve el rencor", señala la letra. Cerati fue una voz a la que se unieron miles y miles.
Bomba de tiempo refiere el fin de una relación amorosa: "Lo mismo que nos une hoy nos desintegra..."
Con Toma la ruta se salió un poco del ritmo de Ahí vamos tour, pero volvió a entrar con Otra piel, y después con Dios nos libre, veloz. Cerati mostró su control de la guitarra, cuyos requintos remataba con apóstrofes elocuentes.
Iba una hora de concierto. De su disco Bocanada canta Esto es un engaño. Hasta arriba, en el área de los boletos más baratos, el público se hizo notar: con brincos y coros. La reventa estuvo de a peso: los boletos de 250 se compraron en 800 o más.
Una desdicha hecha canción: Té para tres, donde la frase más cruda es "te vi llorar por él". Es un blues, por supuesto. Y, por tanto, es doloroso.
Avanzaba el concierto y las cicatrices se abrían. "No sé dónde estás". Lago en el cielo: "Quiero ser suave/ para evitar tu dureza. Apago tu fuego/ Enciende mi agua... El tiempo es arena en mis manos..."
El grupo se retiró a las 22:13. Larga espera de ocho minutos. "¡Ya sal, cabrón!", el gritaron, porque no faltó lo guarro. "¡Ahí vamos, ahí vamos", gritó Cerati. Regresó con Paseo inmoral, y luego la emblemática Puente, con la que cerró el concierto. "Arriba el sol, abajo el reflejo/ Gracias por venir/ adorable puente se ha creado entre los dos/ Cruza el amor por el puente".
No fue un recital de música ligera. "Nos vemos en noviembre", prometió. Hoy estará en el teatro Aguascalientes; 5 y 6, en Monterrey, en el Auditorio Luis Elizondo, y 8 y 9, en el teatro Diana, de Guadalajara.