Presentaron los tres primeros tomos de una colección
Difunde el FCE la obra de Alfonso Reyes en España
Madrid, 1º de junio. La prosa ''pródiga, digna y magna" de Alfonso Reyes es tan vasta como desconocida en España, país que a pesar de la enorme influencia y cercanía intelectual del escritor regiomontano lo ha condenado al ostracismo. Con la intención de difundir su obra y pensamiento, el Fondo de Cultura Económica (FCE) editó los tres primeros volúmenes de una amplia colección de ensayos de lo más destacado del escritor.
La presentación de los libros se efectuó en la Casa de América, de Madrid, donde se recordó al maestro con la lectura de fragmentos de su obra y con una tertulia en torno de este ''polígrafo mexicano".
El origen de la colección Capilla Alfonsina es un empeño personal de Carlos Fuentes, para acercar a los nuevos lectores y a los más jóvenes a la obra literaria, poética y filosófica de Reyes.
Ahí, el ensayista Carlos Monsiváis abordó la condición de ''escritor de minorías" de Reyes, al señalar: ''Un error de perspectiva fácil de aclarar: se dice que hoy apenas se lee a don Alfonso Reyes. Y lo cierto es que siempre fue así. Con la palabra apenas repartida en ediciones de 500 ejemplares. A la obra de Reyes se le conoció someramente y hoy el nombre es un secreto en voz baja de los estudiantes de Monterrey, su ciudad natal, y de los especialistas en el hallazgo de tesoros literarios. Lo que no justifica en lo mínimo a Julio Cortázar, que hablándole al gran hermano Alfonso Reyes lo siente alojado para siempre en su tiempo muerto".
El autor de Escenas de pudor y liviandad añadió que ''si se quieren localizar las fuentes genuinas del asombro ante Reyes es preciso reconstruir, así sea con rapidez, en sí misma distorsionadora, qué sucede con el gusto literario en la primera mitad del siglo XX. Reyes siempre fue un autor de y para minorías, de consumo reservado a los happy few, a los aludidos en la dedicatoria del poeta Xavier Villaurrutia. A todos a condición de que todos sean unos cuantos. A los convencidos de la apropiación individual y social de los recursos anímicos o sicológicos, antes sólo patrimonio de la religión organizada".
Monsiváis añadió que ''a lo largo de la vida de Reyes es un pleonasmo decir que es escritor de minorías. Todos lo son. Y quienes prefiguran la condición de best seller venden de un libro al cabo de los años, 20 o 30 mil ejemplares. Lo notable en este contexto es el inmenso profesionalismo de los persuadidos de la escasez de su público lector. Reyes es uno de los primeros escritores profesionales de América Latina, no porque viva de su producción literaria, sino porque a ese oficio dedica largas horas diarias como si viviera de su pluma. Antes del surgimiento pasmoso del mercado, que de entrada democratiza la función de escritor, ahora escritor es, sobre todo, quien así se califica antes de a quien así califican los demás".
En el debate participó también el ensayista peruano Julio Ortega, quien se refirió al sentido del humor en la obra del polígrafo: ''Reyes hizo de la fugacidad su lección clásica, porque nada es más precioso que el instante y más duradero que lo vivo. Por eso la sonrisa de Reyes nos ilumina el trance y alivia el trámite con su fe en el habla, en esas sílabas del tiempo. La sonrisa socrática de Reyes nos sigue salvando a los lectores de cualquier fusilamiento. No en vano escribió lo siguiente: 'La sonrisa es, filosóficamente, más permanente que la risa'".
Por último, Consuelo Sáizar, directora del Fondo de Cultura Económica (FCE), citó fragmentos de la obra de Reyes y se refirió a los dilemas que enfrentó para elegir los títulos de sus obras. ''Reyes incursiona en todos los aspectos del libro, pero poner títulos es para él una pesadilla. Por lo visto algo sucedió cuando escribió El cazador, ya que es en este libro donde se enfrenta a dilemas que acaban por superarlo. Como él dijo: bautizar un libro es un rito lleno de terrores supersticiosos."