Por
Joaquín
Hurtado
1. Estas campañas electorales son su gran oportunidad. No le pida al
candidato
que le dé, sino que lo ponga donde haya.
2. Después del dos de julio, busque un puesto de buen nivel en la burocracia
municipal, de preferencia en Salud Pública. Insista en la cartera de Control
Sanitario, sé lo que le digo.
3. Convoque a alguno de sus cuates en cualquier pasquín amarillista.
4. Haga declaraciones alarmistas sobre “el preocupante incremento en las
enfermedades venéreas, particularmente del sida”.
5. Mencione en entrevista banquetera que existen quejas vecinales de ciertos
sitios que no sólo son una amenaza para la moral y las buenas costumbres,
sino que son focos de insalubridad.
6. Ponga cara mezcla de consternación, enojo y valentía sobre el
descontrol de la prostitución y…¡horror!: de los mujercitos
que a plena luz del día ofrecen sus servicios enfrente de la parroquia.
7. Busque en sótanos, bóvedas y archivos muertos algún bando
de gobierno del siglo XIX que justifique las acciones que la ciudadanía
reclama para meter en cintura tanto desbarajuste sexual. Vacúnese en salud
de aquéllos que lo señalarán de “mocho”.
8. Llame a sus subalternos y aviéntese un discurso contra los giros negros.
Diga de paso que Ud. es padre de familia y quiere una ciudad segura, temerosa
de la moral de Dios y sobre todo sana.
9. Solicite a alguna organización civil o investigue usted mismo en Internet
las últimas estadísticas del sida en México.
10. Reúna datos, contraste cifras, descuadre y arme su propio rompecabezas
epidemiológico para que la televisión le crea cuando la llame para
darle una primicia noticiosa: la clausura de todas las salas de masaje y antros
gays efectuada de manera sorpresiva.
11. Especule, intrigue, amenace, apriete, tuerza brazos para que los miembros
del cabildo aprueben en el Pleno un flamante reglamento de salud pública
copiado íntegramente de ciudades como Monterrey, Torreón o Chihuahua.
Atención: cuídese de la Comisión de Derechos Humanos.
12. Obsequie la primicia: la Ciudad regulará “el mal necesario de
la prostitución” a través de tarjetas inteligentes o chips
insertos en los brazos o glúteos de las y los trabajadores sexuales. Este
sistema garantiza la mejor calidad con tecnología de punta.
13. “¿Este reglamento es con fines recaudatorios?” Ante la
duda, suspicacia y mala leche usted conteste que en todo momento se hizo pensando
en el bien común, en la salud de los inocentes.
14. Con la colaboración de los más voraces de su cuerpo de inspectores
teja la telaraña y exija de manera discreta mordidas, cochupos, arreglos,
chanchullos que no bajen de mil por puta para librarlas de los obligatorios exámenes
mensuales de detección del VIH. Venda caro el amor de su piadoso corazón.
Abra una cuenta a nombre de su madre, esposa o hermano y listo. A forrarse de
billetes.
|
|