Usted está aquí: miércoles 31 de mayo de 2006 Economía México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Lavadora, pase de entrada a la clase media, según Fox

No quiere llamar desempleo a la tasa de desocupación abierta

Felicidades. Con el gobierno del "cambio", todo México pertenece a "la pujante clase media", de acuerdo con la nueva euforia presidencial, motivada por lavadoras y refrigeradores distribuidos a lo largo y ancho de la República.

Poco más de un año atrás, el inquilino de Los Pinos la definió así: "estoy hablando de una clase media que ronda entre los cuatro, cinco y diez salarios mínimos". Y ayer redondeó la idea: es aquella que cuenta con lavadora (ya no dijo de dos patas) y refrigerador, es "la sociedad más desarrollada (y) creciente en México".

A valores actuales y en números cerrados cuatro salarios mínimos (promedio nacional) diarios suman 189 pesos (5 mil 670 mensuales) y diez 472 pesos (14 mil 160 por mes). Ambos ingresos resultan lo suficientemente apretados como para considerarlos clasemedieros y todavía presumirlos, pero en ese ambiente festivo anda el que ya se va y que nunca debió estar.

Sin embargo, el feelling presidencial se topa con una lacerante realidad que cotidianamente le arrebata el micrófono. Según la más reciente encuesta oficial sobre la materia (la Nacional de Ocupación y Empleo, primer trimestre de 2006) el 76 por ciento de la población ocupada en el país (alrededor de 32 millones de personas) reporta un ingreso inferior a cinco salarios mínimos. Si se suma la población que labora pero no percibe ingreso (3.6 millones), entonces la proporción se eleva a 82 por ciento (en este segmento se consideran tanto los trabajadores dependientes no remunerados como los trabajadores por cuenta propia dedicados a actividades de autosubsistencia).

¿Dónde quedó la clase media del "cambio"? La misma encuesta especifica que 11 por ciento de la población ocupada reporta un ingreso mayor a cinco salarios mínimos, de tal suerte que la mayoría de los que laboran en el país -con o sin lavadora y refrigerador- no encaja en la festiva definición presidencial.

La "pujante clase media" mexicana y su "impresionante avance y formación" en tiempos del "cambio" (Fox dixit) se estructura de la siguiente manera (datos oficiales), en números cerrados: la población ocupada en el país suma (marzo de 2006, de acuerdo con la misma fuente) 42.36 millones de personas; de ella, 14 por ciento perciben hasta un salario mínimo; 22 por ciento más de uno y hasta dos; 23 por ciento más de dos y hasta tres; 17 por ciento más de tres y hasta cinco; 11 por ciento más de cinco; 8 por ciento no recibe ingresos y 5 por ciento no especificó nivel de ingresos.

De entrada, hay que descontar de esa gloriosa y "pujante" clase media del "cambio a casi 60 por ciento de la población ocupada (los que reportan un ingreso de menos de un salario mínimo hasta los que obtienen tres), y habría que desmenuzar el segmento de tres a cinco salarios mínimos para saber cuántos entran en la festiva definición presidencial. Por si fuera poco, 64 por ciento de los ocupados (más de 27 millones de personas) no tiene acceso a las instituciones de salud; casi 30 por ciento de ellos labora menos de cuatro días a la semana, y el grueso se ocupa en el sector comercio.

Ayer el inquilino de Los Pinos estaba contento (otro "día histórico", tal vez), y por ello a la tasa de desocupación abierta "no le quiero llamar de desempleo". ¿Por qué? Porque "en México todavía hay mucha confusión entre una ocupación productiva con ingreso y el empleo formal. Hay muchos intentos de llegar a generar, por la vía del empleo formal, las oportunidades de ingreso que demanda la ciudadanía, y francamente es un poco utópico alcanzarlos de esa manera. Necesitamos complementarlo con emprendedoras y emprendedores, necesitamos el autoempleo, necesitamos la ocupación productiva".

Y dio cátedra: "esta tasa de desocupación o desempleo se refiere a aquellos mexicanos o mexicanas que queriendo trabajar no tienen la oportunidad de un empleo o de una ocupación productiva con ingreso. Esta tasa de 3.3 por ciento es la más baja en todo el continente americano y es la más baja en todo el continente europeo al comparar con ellos; y es una tasa que se mide exactamente con los mismos indicadores internacionales con la que miden otros países. Entonces, no se engaña a nadie con esta tasa, así con esa tarea de impulsar emprendedores y emprendedoras en pequeño es como se logran estas ocupaciones productivas".

Entonces, como "no se engaña a nadie", sumemos todos los indicadores de desocupación, subempleo, informalidad y demás, con lo que el 3.3 por ciento presidencial automáticamente se convierte en casi 67 por ciento de la población económicamente activa.

Esa es la "pujanza".

Las rebanadas del pastel:

Más de lo mismo: "los diputados del PAN llegaron a un consenso en torno al Fobaproa; se fincarán responsabilidades políticas y penales a funcionarios, empresarios y banqueros que hayan incurrido en desviación u operación ilegal en el manejo del fondo bancario; no encubriremos a nadie (...), no cejaremos en nuestra exigencia" (reunión de la bancada blanquiazul en Puerto Vallarta, Jalisco, el 17 y 18 de de agosto de 1998, en la que participó el Felipillo como su dirigente nacional)... Y encubrieron.

[email protected] / [email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.