Los problemas en el equipo vienen de tiempo atrás, aseguró
En Pumas nunca encontré buen ambiente de trabajo, señaló Pinheiro
Recargado en una pared de céntrico hotel y con sonrisa forzada, Julio César Pinheiro se estrenó en el denigrante mercado de piernas. Mientras saludaba a colegas en situación de desempleo, el atacante habló con amargura de su paso por Pumas.
"Desde que llegué a la UNAM nunca encontré un buen clima de trabajo, nunca hubo unidad en el equipo, que es lo más importante en el futbol. Había un ambiente muy feo en el vestidor de Pumas, por eso los resultados nunca se dieron.
"Pero siempre se va a atribuir la mayor culpa a los extranjeros, porque nosotros debemos hacer diferencia; sin embargo, la realidad es que nunca se pudo mejorar en ningún aspecto; eso fue muy complicado", puntualizó el brasileño naturalizado mexicano.
Pinheiro sostuvo que los problemas en el plantel auriazul "no vienen del torneo pasado, sino de tiempo atrás. Desgraciadamente llegué en un momento muy malo, y tampoco pude hacer algo. Me voy triste porque no pude jugar a pesar de que venía de una temporada muy buena con Monterrey".
Para no meterse en problemas, Julio César se mostró esquivo: "No digo que hubieran grupitos, grilla, simplemente fueron situaciones complicadas que por ahí son pequeñas cosas que a la larga, si no se solucionan, si no se definen, las cosas no resultan bien", señaló.
Consideró que Pumas es un equipo grande y "no puede estar con problemas de porcentaje. No es un club que pague mucho, pero es importante por su afición y lo que significa. Cualquier jugador quisiera estar ahí".
Atribuyó parte del fracaso a su lesión. "Nunca supieron lo que tenía en el tobillo derecho, me dolía mucho, pero me ponían a entrenar y me volvía a lastimar otra vez. Me alivié hasta que estuve tres semanas en Brasil, me recuperé totalmente. Acá no tuve ese tiempo de recuperación o descanso", se quejó.
Recalcó que se va triste de Pumas, pero ahora espera encontrar acomodo en otro equipo de primera división, "tengo mucho que dar al futbol y no quisiera irme a la Primera A", añadió, aunque habló de opciones en Japón, Corea y Brasil.
José Damasceno, ex jugador del Salamanca, fue otro de los cientos de futbolistas que deambularon con gesto triste por los pasillos del hotel ubicado en Paseo de la Reforma. Tiba fue la transferencia récord en 1996, esa vez ganó "11 millones 800 mil pesos", reveló, hoy la suerte le cambió en forma radical y sólo quiere jugar, no importa si es con otro equipo de la Primera A.