Destrozadas, unas 35 mil casas y edificios; declaran emergencia por tres meses
Suman 4 mil 611 muertos por el terremoto en Indonesia; autoridades piden ayuda al mundo
Sismos de 6.7 y 6.2 grados sacuden Toga y Papúa en Nueva Guinea; no hay víctimas
Ampliar la imagen Un sobreviviente conduce a su hija herida rumbo a un hospital en la ciudad de Bantul Foto: Ap /Xinhua
Ampliar la imagen Un herido espera ingresar a un hospital de Bantul, cerca de la isla de Java. En la ciudad hay tres nosocomios y todos están desbordados, sin posibilidad de atender la menor herida Foto: Ap
Ampliar la imagen Un sobreviviente hurga entre los escombros de su vivienda devastada, en busca de comida o ropa, ayer, en Bambanglipuro, cerca de la antigua ciudad real indonesia de Yogyakarta Foto: Ap
Bantul, 28 de mayo. El número de víctimas mortales tras el terremoto de 6.2 grados en la escala de Richter que sacudió la madrugada del sábado una zona situada alrededor de la antigua ciudad real indonesia de Yogyakarta se elevó a 4 mil 611, según las autoridades, que pidieron ayuda internacional, mientras fuertes sismos de 6.7 y 6.2 grados sacudieron Toga y Papúa Nueva Guinea, sin que se reportaran víctimas.
El balance oficial de muertos se elevó a 4 mil 611, informó el Departamento de Asuntos Sociales del país. En la zona de Bantul, donde se registraron más de 2 mil de los fallecidos y donde la mayoría de los edificios quedaron destruidos, las tiendas de plástico llenaban las carreteras.
Luego de una reunión de gabinete, el vicepresidente indonesio, Jusuf Kalla, dijo que el periodo de emergencia durará tres meses y que el gobierno busca completar "la reconstrucción y rehabilitación" en un año. "Los objetivos son entregar comida, asistencia médica y refugio", dijo Kalla a los periodistas.
Unas 35 mil casas y edificios fueron destrozados y 50 mil personas necesitan ayuda, señaló Kalla, quien agregó que el sismo arruinó infraestructura energética.
Según el portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), John Budd, hay al menos unas 20 mil personas heridas. "Hay tres hospitales en Bantul y cinco en Yogyakarta, y todos están desbordados y sin posibilidades de atender la menor herida". Además, "hay más de 4 mil hogares destruidos", y señaló que "40 por ciento de los desplazados son niños, y 15 por ciento son menores de cinco años".
Otro funcionario del Unicef, Anton Susanto, dijo que, entre 30 por ciento y 40 por ciento de los heridos son niños, que sufren traumatismos craneales o fracturas en otras partes del cuerpo.
Por su parte, la Cruz Roja Internacional evaluó en unos 200 mil los desplazados por la catástrofe.
La situación se complicó más la noche del domingo debido a una intensa lluvia que transformó en un lodazal las áreas de refugio donde se instalaron miles de carpas.
En las horas posteriores a la tragedia, más de 470 réplicas sísmicas hicieron temblar la región y volvieron a sembrar el terror entre los sobrevivientes.
"El ministerio de Relaciones Exteriores indonesio pidió a sus representantes en el extranjero que movilicen la asistencia humanitaria para ayudar a las víctimas", señaló un comunicado difundido por la cancillería de Indonesia.
Soldados, equipos de rescate y voluntarios escarbaban entre los escombros en Yogyakarta y Bantul, las dos ciudades más afectadas por el terremoto.
Muchos cadáveres comenzaban a ser enterrados por sus familiares, en tumbas sencillas, con ceremonias simples en las que sólo se leen unos cuantos versículos del Corán, el texto sagrado para la mayor parte de las familias de Indonesia, el país con mayor población musulmana en el mundo.
"Estamos resignados a haberlo perdido. Nuestra única esperanza es poder encontrar su cuerpo para enterrarlo como se debe", declaró Yuni, una mujer de 40 años, que buscaba a uno de sus familiares entre las piedras de una de las muchas casas destruidas, de las que ya se empezó a desprender el hedor de los cadáveres ahí atrapados.
De su parte, Sugiharto, quitando de encima el cemento, los ladrillos y los bambúes de lo que fue su casa, consiguió sacar a sus dos hijos Mahfud y Azar, de cinco y 10 años, con las piernas rotas y algunas heridas. "Pudimos encontrarlos porque gritaban y hacían ruidos. Menos mal que hacían mucho ruido", relató.
Sarjiem, de 35 años, sentado en un banco de hospital a pocos kilómetros de su casa destruida, conmocionado por la muerte de su padre, hermana, su hijo y un sobrino señala: "Perdí a cuatro miembros de mi familia. Uno de ellos sólo tenía cuatro años", sin embargo, su hija sobrevivió.
La provisión de agua potable era otro problema, según la autoridades. En Bantul, los 12 sistemas de distribución de agua quedaron destruidos completamente o no funcionaban correctamente, según el Unicef.
Suministros médicos y bolsas para cadáveres empezaron a llegar al aeropuerto de Yogyakarta, a unos 25 kilómetros de la costa del océano Indico, donde el terremoto tuvo su epicentro bajo el agua.
Un vulcanólogo afirmó que el terremoto aumentó la actividad volcánica en el cercano Monte Merapi, que los expertos creen que podría estar a punto de entrar en erupción.
El Merapi ha retumbado durante semanas y emitió esporádicamente lava caliente y gases altamente tóxicos.
La comunidad internacional se movilizó en favor de los damnificados y ofreció su ayuda. Así lo hicieron, entre otros países, China, Estados Unidos, Pakistán, Canadá, Gran Bretaña, Francia y España.
Malasia, Singapur, Turquía y Noruega enviaron equipos médicos de emergencia, mientras el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declararon públicamente su pesar por lo sucedido.
Asimismo, las autoridades indonesias informaron que el templo de Prambanan, uno de los sitios históricos de la cultura hinduista en Java, sufrió daños por el sismo. Importantes bloques de piedra esculpida, especialmente de las columnas, se desprendieron y cayeron.
Además, la mañana de este domingo, un fuerte terremoto de 6.7 grados de magnitud sacudió las islas Tonga, al sur del Pacífico; luego, otro sismo de 6.2 grados estremeció Nueva Bretaña, en la isla de Papúa Nueva Guinea, según el Servicio Geológico estadunidense, sin que se informara de daños o víctimas mortales.
El del sábado fue el tercer mayor terremoto en devastar Indonesia en 18 meses. El peor fue el del 26 de diciembre de 2004, que provocó un tsunami que dejó 170 mil personas muertas o desaparecidas alrededor de Aceh.
Indonesia, un archipiélago de más de mil 700 islas, está situado en el llamado Anillo de Fuego, una zona del Pacífico de fuerte actividad sísmica. Todos los años se registran cientos de temblores, aunque la mayoría de ellos no ocasionan daños.