Confirma Slava Polunin su éxito durante su primera presentación en el país
Recrea Snowshow el fantástico mundo de la niñez, con lleno total
En una escenografía cargada de símbolos, el clown y su compañía ofrecieron un cálido espectáculo en medio de una atmósfera nívea
La temporada termina el 11 de junio
Ampliar la imagen Después de obtener elogios de la crítica en Londres, Nueva York y Canadá, la compañía de Snowshow llegó a México, donde su primera presentación despertó emociones entre los asistentes Foto: Yazmín Ortega Cortés
El invierno ruso venció a Napoleón. Sus tropas no soportaron el ambiente gélido. Los alemanes tampoco pudieron reponerse y sucumbieron. Es el poder del clima extremoso. Un símil de una tormenta de nieve, con toda su fuerza, capaz de barrer con todo lo que no esté sujeto a una tenaza de acero, fue creado por un payaso: Slava Polunin, clown que presenta Snowshow en el teatro San Rafael.
Los copos de nieve son miles y miles de papeles multicolores que chocan en la cara de los espectadores. Con ventiladores, el aire los dispersa. Los niños gritan y los adultos aplauden. Muchos ríen. Es la fantasía estética que hace regresar, por unos minutos, el alma de niño a cada persona.
Carmina Burana, de Carl Orf, se escucha con su capacidad coral. Slava lucha por sostenerse detrás de una bola de nieve. Es la fragilidad humana ante los elementos de la naturaleza. Todo es mental; es el teatro del mundo. Montañas níveas se mueven detrás del payaso que camina como infante.
A lo largo del espectáculo, el sonido de un silbato de tren anuncia un viaje, quizás a Siberia, a las estepas donde los lobos se agazapan. El tintinear de unas campanas del ferrocarril apresuran a tomar los asientos. El teatro San Rafael está lleno a reventar.
En la escenografía, un foco o una lámpara pueden ser la Luna llena. Una tina se hace pasar por un barco. El mástil es una escoba. Una cobija la vela mayor. Un payaso que acompaña a Slava -con una gorra con dos orejotas- caza pompas de jabón con una red para atrapar mariposas. Un manto de una especie de telaraña cubre al público y el efecto es de risas, carcajadas. Un clímax. Slava atrapa al respetable.
Una luna flota en el horizonte del escenario que sirve a Slava para presentar cuadros de misterio, de una visión del mundo que hace recordar la niñez, ese estado de armonía donde la inocencia se traduce en símbolos. Las burbujas son mariposas. Revienta una pompa y explota una mariposa. Ser niño es lo ilimitado.
Lo entendió Piaget, cuando sus niños inteligentes vieron en el rastro ondulado que la marea dejaba en la arena algo semejante al pelo de sus hermanas después de pasar el peine o el cepillo. En Snowshow hay un gran simbolismo. La mímica es el recurso del clown, artista que se basta a sí mismo para comunicarse. Su cuerpo es su instrumento.
El juego es algo serio
El cielo es gris, pero no está arriba, en el firmamento, sino enfrente. Ni nadir ni cenit. Para Slava el juego es algo serio. En la rueda de prensa previa al estreno de su espectáculo en México, ante las preguntas para que explicara el concepto de su trabajo, respondió: "¡Mejor vean el show!"
La compañía Snowshow está formada por un grupo de payasos. Slava llega a México precedido de fama mundial, con éxito en Londres, Nueva York y Canadá. A pesar de que el espectáculo se centra en el invierno, la relación con el público es cálida. En el intermedio de 20 minutos, los payasos que acompañan a Slava abrazan al público. Uno carga a una dama joven. Un abrazo cariñoso puede aligerar la carga del día. Entre esos apretujones de cuerpo, uno de los clowns, todos de renombre internacional, levanta en todo lo alto un brassier copa 36. Slava bombardea con confeti. No hay belicismo, y los payasos sacan sus banderas blancas en son de paz.
Los mimos caminan como niños. "Es un espectáculo naïf, ingenuo", dijo Slava en la rueda de prensa. No está sólo en el teatro, lo acompañan Aelita Ioukhaeva, quien dice que festeja dos cumpleaños: el de su nacimiento y el del día en que se integró a la compañía de Slava.
Fyodor Makarov, quien se describe como "actor-payaso, traductor y músico espontáneo". La espontaneidad es su credo. Artem Zhimolokhov, quien se destacó por ser una amenaza para sus profesores locales, en Yaroslavl. Otro es Yuri Musatov, especialista en yoga y teatro físico, y por último Georgy Deliyev, artista honorario de Ucrania, quien es, además, diputado electo en el Comité para la Cultura y Educación de la Ciudad de Odessa, Ucrania. Todo el talento anterior es dirigido por Víctor Kramer.
Puede decirse que es un espectáculo que no acaba. Al final, el público juega con unas pelototas de varios colores. Unos se van, pero otros siguen en lo lúdico, rememorando la infancia ida y replanteándose para sí: ¿Cuándo dejé de ser niño?
Snowshow es para toda la familia. La temporada acabará el 11 de junio. Teatro San Rafael, ubicado en calle Virginia Fábregas 40, colonia San Rafael. Teléfono: 5592 2142. Boletos: 250, 350, 450 y 550 pesos. El espectáculo llega a México producido por Integrus.