Pesadilla mexicana
Yakima, Washington, 24 de mayo. Aquí, cuando los mexicanos indocumentados no tienen otra opción mas que regresar a su pueblo igual de pobres y con lesiones por accidentes de trabajo, "el sueño americano se vuelve pesadilla mexicana" ¡Nuestro país necesita generar empleos para que la gente no se venga para acá a padecer la discriminación racial y la carrilla de los supervisores abusivos!, exclamó Jesús Armendáriz, consejero del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, ante Vicente Fox.
Después habló Tomás Villanueva, líder histórico de los campesinos de Washington, hombre -originario de Monterrey- que llegó a Estados Unidos en 1958, todavía cuando en las tiendas eran colocados letreros con la advertencia "no se permiten mexicanos". Delgado, de baja estatura y con mucha lucidez, dijo que en los pasados 40 años ha habido muchos avances, pero "la lucha no ha terminado". Los logros -explicó- no han sido resultado de la benevolencia pública sino producto del sudor y sacrificio de nuestras comunidades. La mayoría de los campesinos que laboran en Yakima vienen de México, los más afectados por el abuso y la explotación, por lo que es importante que usted apoye la legalización, dijo al Presidente.
El "líder histórico" de los jornaleros recordó a los invitados que el camino ha sido duro, especialmente después del 11 de septiembre. Villanueva dijo ante los paisanos, los funcionarios mexicanos y la propia gobernadora de este estado: "los minutemen vienen por miles a tratar de evitar que nuestra gente cruce la frontera. Yo me río, no me da coraje porque ellos tienen la solución en sus manos. Los deberíamos de ver en las filas, dándose de voluntarios, para cortar espárragos...Pues si los minutemen cuentan con el tiempo y todo, pues pueden remplazarnos, ¿verdad?", expresó.
Fabiola Martínez, enviada