Astillero
Pompas
Burbuja calderona que truena
Fox ataca de nuevo (desde EU)
¡Oh, la libertad de expresión!
El falso crecimiento electoral del calderonismo ha perdido su efecto inicial (cuestión de pompa: en el sentido de la hueca vanidad que acompañó al supuestamente elevado por esa burbuja efímera; en el sentido políticamente fúnebre que esos juegos envenenados pueden tener al final, y... y en algún otro sentido que los albureros mexicanos tengan a bien prestar a este redondo vocablo de múltiples acepciones).
Los malabares numéricos hechos semanas atrás por los Encuestadores Unidos SA de CV han ido cediendo el paso a la realidad que quisieron suplantar. A pesar de los titubeos y el pasmo que caracterizaron en este tramo al pejerredismo, éste (es decir, la combinación del Peje, las Redes y el PRD) pudo seguir adelante sin evidencias de desánimo entre sus seguidores, mientras el felipismo, supuestamente efervescente, seguía en sus actividades cotidianas entrampado entre protestas minoritarias (pero casi siempre escamoteadas de los noticiarios televisivos), la poca asistencia o poco entusiasmo de los congregados en actos formales de campaña, y un peligroso coctel de polarización social y descomposición institucional que ha hecho hablar de la posibilidad de que los comicios en puerta pudieran ser anulados.
Una porción del cambio de percepciones y posicionamientos que se ha dado en los días recientes ha sido causada por impensados personajes, como son Roberto Madrazo y Jorge Emilio González, dueños ambos de las reputaciones negativas más consolidadas del muy competido mundillo de la política mexicana. Aberrantemente, Madrazo y González han ocupado de pronto un casillero clave, empujando el priísta la tesis académicamente incorrecta, pero políticamente explotable, de la "elección de Estado", y el dizque ecologista asegurando que el presidente Fox en persona le habría hecho propuestas electoralmente indecorosas.
Lo más llamativo es que, a pesar de sus biografías, ese dúo ha conseguido buenas ganancias políticas. El Niño Verde ahora asoma, retador y, al mismo tiempo, beatificable, conminando al presidente Fox a que acepte sus insinuaciones pecaminosas (¿el legionario Vicentiel Foxiel?) y denunciando que fueron manipulados y vengativos los anteriores videos en que apareció poniendo buenos dientes a la invitación a una mordida millonaria a cuenta de negocios cancunenses. El Tricolor, nada Niño, por su parte, ha conseguido que el lopezobradorismo acepte un increíble giro, que en los hechos constituye una especie de frente informal del priísmo y el perredismo contra las maniobras presidenciales en favor de su candidato oficial a la sucesión.
Los tambores bipartidistas de guerra (PRD y PRI; los demás no cuentan) hicieron que el presidente-candidato Fox prometiera públicamente atender llamados a la neutralidad, pero el guanajuatense, fiel a su estampa, ha vuelto al activismo pro Calderón ahora que está en tierras gringas (adonde, por cierto, ha ido a una gira insulsa, cuyo único sentido es que el esposo de la señora Marta, y ella misma, estén listos para festejar el cumplimiento de las promesas bushistas de un acuerdo migratorio precario a cambio de, entre otras medidas entreguistas, permitir sin chistar la militarización de la frontera; ya situados en aquellos lares, los esposos Foxún se investirán de héroes de fin de sexenio que a los indocumentados dieron una enchilada migratoria incompleta, todo ello altamente explotable en propaganda favorable para Fox y, of course, para el júnior electoralmente heredero, Felipillo del Sagrado Corazón de Jesús).
En ese escenario de vuelta a la realidad (las burbujas demoscópicas van tronando) ha provocado enojo en el derechismo la previsible resolución del tribunal electoral federal que ordenó al omiso y remiso IFE que tome determinaciones conforme a sus facultades y no juegue al mirón de palo y, que, además, ha frenado los anuncios inductivos del exterminio del enemigo, que han sido los identificados con la frase de "peligro para México". Esa resolución judicial ha desatado una nueva oleada de histerismo, con alegatos presuntamente heroicos en defensa de la libertad de expresión, pero no a causa del daño profundo que hubiera causado, por ejemplo, la aprobación terriblemente perniciosa de la llamada ley Televisa, o contra el despilfarro criminal de recursos públicos que el foxismo ha hecho en medios durante estas semanas prelectorales, sino... porque ¡oh! se ha hecho que un partido, el PAN, deje de generar ánimos bélicos mediante acusaciones sangrientas y delictivas contra su principal opositor. ¿Qué irá a hacer México ahora que está en peligro la libertad de expresión de Morris o Sola -los extranjeros especializados en propaganda política negativa, que dirigen en esa materia a Calderón- o el derecho del jefe del Estado mexicano a convertir cada discurso oficial en arenga partidista o a volcar el erario en publicidad panistamente redituable?
¡Hasta mañana, en esta columna que ahora ve al torturador Miguel Nazar Haro convertirse en adalid en busca de justicia!
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