Presentan 144 estampas de los tres artistas en el Museo Nacional de San Carlos
Reúnen por primera vez en una muestra a Goya, Max Klinger y Julio Ruelas
Ampliar la imagen Los dos centauros, obra de Max Klinger (1857-1920) que forma parte de la exposición de grabados El sueño de la razón produce ecos Foto: Cortesía Museo Nacional de San Carlos
A la manera de un sueño prolongado, en el que se pasa de la pesadilla a lo placentero para hundirse de nuevo en el horror; luego, involucrarse en el amor, y tocar temas de crítica política, social, moral y ética, así está planteada la exposición El sueño de la razón produce ecos: Goya, Klinger y Ruelas, título que parafrasea la conocida obra gráfica del primero; fue inaugurada el miércoles 17 en el Museo Nacional de San Carlos.
Integrada por 144 estampas, la muestra, que reúne por primera vez a estos tres artistas, se compone de 64 obras provenientes del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y del Museo Nacional de San Carlos, que resguarda la serie Caprichos, correspondiente a la cuarta edición tomada de las placas originales de aquellas obras que el propio Goya publicó por primera vez en 1799, de acuerdo con Fernanda Matos, directora de de ese recinto.
Se trata de 80 obras de la serie Caprichos y cuatro de la de Disparates, de Francisco de Goya y Lucientes (España, 1746-1828); 51 de Max Klinger (Alemania, 1857-1920) y nueve de Julio Ruelas (México, 1870-1907).
Tres estupendos grabadores
La exposición nació a raíz de la presentación el año pasado de Caprichos en el IAGO, dado que ese instituto, fundado por Francisco Toledo, tiene una colección relevante de obras de Klinger, artista tal vez no tan conocido en México. Después de revisar el material, ver las anologías, coincidencias y temáticas, Matos pidió al entonces director del IAGO, Fernando Gálvez de Aguinaga, que fuera el curador.
Con Goya cambia la idea del arte y se inicia el modernismo. Sin los caminos que liberó ''no podríamos entender cómo Klinger y Ruelas llegaron a sus apuestas estéticas", apuntó Gálvez respecto de la idea de colocar a ambos artistas junto a la fuente original: el nativo de Zaragoza. Los tres, además, son ''estupendos grabadores, manejan las técnicas del aguafuerte a la maravilla".
Encima de eso, los tres vivieron en sociedades en decadencia: a Goya le tocó la fase final del imperio español, a Klinger la caída del imperio austro-húngaro y a Ruelas la útlima étapa del porfiriato. Si todos comparten gran preocupación por la crítica, cabe recordar que Goya introdujo en la historia del arte el pensamiento crítico y el humor.
Klinger en una parte de su obra hace una crítica al delito en la sociedad, ''como si el crimen fuera una parte intrínseca de una sociedad decadente. Y el crimen se convierte en un elemento para crear metáforas fantásticas", apuntó Gálvez.
El escritor y especialista anotó que Ruelas estudió en Alemania en la misma escuela que Klinger, en ese momento muy de moda. Cuando Ruelas empezó a mandar sus grabados a México, fue acusado por la crítica de ser imitador de Klinger. El único que salió en su defensa fue José Juan Tablada, su amigo no sólo desde tiempos de la Revista Moderna, sino de la adolescencia.
''Si bien hay afinidades -sostuvo Gálvez-, Ruelas tiene una personalidad muy demarcada y una forma de expresión propia. La presente muestra también pretende borrar esa idea que flotaba desde hace muchos años, al confrontarlos."
La exposición termina con una imagen libertadora de hombres volando.
(El sueño de la razón produce ecos: Goya, Klinger y Ruelas se presenta en el Museo Nacional de San Carlos, en Puente de Alvarado 50, colonia Tabacalera.)