El auge del metal impulsa el ahorro en Chile
Pocos países se benefician tanto de la bonanza en los precios de las materias primas como Chile, la cuarta economía de América Latina. El cobre, la emblemática mercancía industrial cuyo precio ha aumentado más del doble en los últimos 12 meses, representa casi la mitad de las exportaciones de Chile, y los ingresos por impuestos contribuyen a apuntalar las operaciones del sector público más eficiente de América Latina.
Sin embargo, los altos precios y los elevados ingresos por exportación de metales han provocado una fuerte apreciación del peso, lo que ha socavado la competitividad de otros productos de exportación, desde vino y uvas hasta salmón y madera.
La apreciación de la tasa de cambio, que recientemente bordeó los 500 pesos por dólar, en comparación con los 730 de hace tres años, ha agravado los temores de que el exitoso modelo económico de Chile, construido sobre reformas favorables al mercado, fuertes políticas públicas y amplio consenso político, se esté agotando.
Efectivamente, la fuerza del peso es uno de los grandes retos que enfrenta el nuevo gobierno de centroizquierda de Michelle Bachelet. Casi no hay día en que no aparezcan en la prensa nuevas quejas de exportadores, en particular agricultores, de que la fortaleza de su moneda socava su capacidad de competir. Y quizá no es sorprendente que la primera gran iniciativa política de Andrés Velasco, el profesor de economía de Harvard que tiene el encargo de administrar el auge, sea disminuir la presión.
Velasco insiste en que la economía de Chile ha demostrado resistencia. Por ejemplo, las exportaciones, fuera del sector del cobre, crecieron 20% durante los 12 meses que terminaron en marzo. Aun así, la semana pasada Velasco anunció los pormenores de dos nuevos fondos destinados a llevar las ganancias en dólares al exterior. La idea es que al ahorrar dólares para satisfacer futuras responsabilidades, en lugar de cambiarlos por pesos, el gobierno reducirá la presión sobre el peso.
Los fondos serán importantes. Velasco dijo que espera colocar una cantidad equivalente a 0.5% del PIB anual durante la próxima década -para un total de cerca de 5 mil a 6 mil mdd a precios actuales- en un fondo de pensiones garantizadas. Al menos mil 200 mdd se canalizarán a un fondo de estabilización instituido en principio por un acuerdo con el Banco Mundial, al que ahora se dará estatus legal permanente.
Los críticos dicen que gran parte del dinero podría gastarse mejor ahora. Por ejemplo, los servicios públicos de salud y de educación requieren inversión, en especial si Chile pretende persistir en su aspiración de obtener un desarrollo total dentro de la próxima década.
Velasco incrementa el gasto para alcanzar una ambiciosa lista de compromisos, con énfasis en la educación. Pero pretende ahorrar la mayor parte de la riqueza del cobre. ''Los precios no serán altos siempre. No se puede tener al mismo tiempo un gasto doméstico más alto y un peso competitivo."
Velasco explica que las nuevas medidas forman parte de la estrategia contracíclica que según él se ha aplicado con éxito desde los años noventa. Leyes aprobadas por el gobierno anterior obligan a los gobiernos a registrar un superávit fiscal promedio igual a 1% del PIB.
''Nos hemos encargado de los flujos, pero ahora adoptamos mecanismos para invertir los capitales que surjan de ello. Se necesita tener una política de capitales que sea tan transparente y tan institucional como la política sobre los flujos."
Esta es una medida que difiere de las que propugnan gobernantes izquierdistas de los países ricos de América Latina. Hugo Chávez ha sacado recursos tanto de la empresa petrolera gubernamental de Venezuela como del banco central para destinar más de 10 mil mdd a fondos destinados a pagar un elevado gasto social.
Bolivia, que hace dos semanas nacionalizó su industria del gas, utiliza los elevados ingresos derivados del gas y minerales para pagar los grandes incrementos del gasto social, y Ecuador desistió el año pasado de un fondo de estabilización creado para usar la mayor parte de los ingresos del petróleo en el pago de la deuda.
Pero Velasco está empeñado en la prudencia fiscal y sostiene que la historia de América Latina está llena de casos de auges de mercancías mal administrados. El ministro de Hacienda también asegura que el manejo sensible de las finanzas públicas puede contribuir a controlar los flujos de dinero caliente que de manera usual exageran la escala de las alzas. Los controles de capital -los cuales Velasco contribuyó a administrar a principios de los años noventa- se han desmantelado, pero él sostiene que la búsqueda tenaz de políticas fiscales y monetarias ha tenido un efecto positivo similar.
''Si la política fiscal es cautelosa, las tasas de intereses bajan; así no se alientan los flujos de capital'', sostiene Velasco. En Brasil, las altas tasas -recientemente reducidas, pero todavía en 15.75%- han sido uno de los factores del fortalecimiento del real, el cual se ha comportado de manera más sólida que el peso chileno en los meses recientes.
Además, al rehusar intervenir para mantener el nivel programado para la tasa de cambio, Velasco asevera que Chile evita presiones especulativas como las que han provocado la explosiva apreciación de la moneda brasileña. ''En otros mercados los inversionistas ponen a prueba la capacidad de los bancos centrales para mantener una tasa de cambio específica. En Chile, el banco central no tiene ese objetivo, así que no hay nada contra lo que se pueda especular. Los inversionistas saben que el riesgo es muy alto."
FUENTE: EIU/INFO-E
Traducción de textos: Jorge Anaya