Usted está aquí: martes 23 de mayo de 2006 Política Aumenta la ofensiva en el Senado de EU para aprobar una reforma hueca

Prevén que Los Pinos considere un triunfo la enmienda, pese a no beneficiar a mexicanos

Aumenta la ofensiva en el Senado de EU para aprobar una reforma hueca

El proyecto de legalizar a connacionales se debilitará en el largo proceso legislativo, pronostican

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Las rutas más difíciles, que cruzan por desiertos, son ahora las más utilizadas por los migrantes para ingresar ilegalmente a EU Foto: Ap

Nueva York, 22 de mayo. El Senado intentará aprobar esta semana un proyecto de ley de reforma migratoria -tal vez el miércoles-, que a pesar de una serie de intentos de los opositores para descarrilarla o dejarla hueca, incluiría algún tipo de mecanismo limitado para la legalización de algunos indocumentados, un programa de trabajadores huésped, y una serie de nuevas medidas de seguridad fronteriza, entre ellas más bardas y el envío de tropas de la Guardia Nacional a la frontera.

Aunque algunos lo celebrarán como un gran triunfo para las fuerzas pro reforma -incluyendo la Casa Blanca y Los Pinos- todos aquí entienden que aún hay meses por delante en el proceso legislativo del asunto, en el cual todo podría quedar, si no anulado, tan limitado, viciado y debilitado que resultaría hasta inaceptable, al final, para sus promotores. Sus opositores dentro del Senado están contemplando eso.

El senador John Cornyn, republicano por Texas, quien se opone a las medidas de legalización y del programa de trabajador temporal en el proyecto, señaló que no importa tanto esta versión, ya que "a fin de cuentas este proyecto de ley será redactado en el comité de conferencia", reportó el Washington Post. Cornyn advirtió que si los promotores de esta versión negociada "creen que han encontrado algunos adversarios en el Senado... esperen a que lleguen a la conferencia con los miembros de la cámara (de representantes)".

Cornyn se refiere a la próxima etapa del proceso legislativo, en el que cualquier versión aprobada por el Senado tendrá que ser negociada con la aprobada por la Cámara de Representantes, la cual sólo incluye medidas de seguridad fronteriza y punitivas contra los indocumentados y rechaza toda medida de legalización (el llamado proyecto de ley Sensenbrenner). El resultado de esa negociación, esperan los conservadores, será una versión final mucho más parecida a la Sensenbrenner que la que podría aprobarse en el Senado.

Mientras tanto, los senadores continuaron debatiendo hoy quién, cómo y cuándo un migrante es bueno, malo, un beneficio o una carga para la sociedad, las mejores maneras para identificarlos, cómo sacarlos de las sombras o del país y más, al continuar ofreciendo enmiendas al proyecto de ley bajo consideración. Esta discusión, igual que en otros días, se realizó en el contexto de cada quien definiendo el carácter del país. Este debate, a fin de cuentas, se trata más sobre la identidad no de los inmigrantes sino del propio país.

Las divisiones -particularmente en el Partido Republicano- continúan. El propio representante James Sensenbrenner sigue manifestando su desaprobación a la versión que se negocia en el Senado, mientras que sus colegas, como el senador Lindsey Graham, han expresado su optimismo sobre la aprobación de una reforma "integral" en su cámara. De hecho, republicanos como Graham, John McCain y Chuck Hagel han sido claves para mantener la coalición con senadores demócratas, como Edward Kennedy y otros, para defender el proyecto contra los ataques para destriparlo de toda medida de legalización deseada por republicanos conservadores como Cornyn.

Para el presidente George W. Bush y sus aliados, estas son las aguas turbias que deben navegar para lograr por lo menos un proyecto que incluya algún tipo de legalización para algunos de los 12 millones de indocumentados y, sobretodo, un programa de trabajadores huésped. Para lograrlo, han aceptado una y otra propuesta del lado conservador para limitar las medidas de legalización o incrementar las acciones de seguridad u otras que son concesiones simbólicas. Por ello, se aceptó la enmienda para construir cientos de kilómetros de bardas y barreras, como también enmiendas en defensa del inglés y hoy se endosó -por voto de 83 contra 10- el envió de tropas de la Guardia Nacional a la frontera.

Pero la "coalición" pro reforma ha logrado, hasta la fecha, defender algunas partes claves del proyecto. Por ejemplo, derrotaron un intento para asegurar que trabajadores temporales fueran obligados a abandonar el país al concluir su visa antes de poder solicitar la residencia, y otros intentos para limitar o anular este tipo de medidas.

Como opinó el New York Times este fin de semana, "meses de debate han llegado a esto: ¿sobrevivirá la solución comprensiva al centro del proyecto de ley del Senado los ataques hostiles de aquellos que no desean ninguna reforma? Una serie de enmiendas ya han distorsionado y debilitado el proyecto de ley -aunque no fatalmente, gracias a una coalición bipartidista que ha logrado repeler intentos repetidos de sabotaje", pero advierte que aún hay peligro de que se tengan que hacer más concesiones para "conformarse con el proyecto de ley deplorable de la cámara".

Aunque a algunos políticos de ambos lados de la frontera les urge declarar el triunfo esta semana, sólo los inmigrantes y quienes dependen de ellos podrán ser los jueces de si esto se puede llamar un avance o no. ¿Algún político se atreverá a preguntar?

 
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