Las lenguas seri y tzotzil con acordes metaleros llenaron la estación San Lázaro
Recital de rock indígena en el Metro
Ampliar la imagen El grupo tzotzil-mestizo Sac Tzevul durante el concierto en el Metro Foto: Yazmín Ortega Cortés
A ellos les tocó el rock, el heavy metal, la sonaja y el baile alrededor del fuego, los pronunciamientos sobre los detenidos en Atenco, y al público el silencio, el asombro, las fotos y el video por medio del celular, y acaso la comprensión de esa otra manera de ser indígena alejada de la "concepción antropológica o turística".
Las agrupaciones musicales indígenas Hamac Casiim, seri, y Sac Tzevul, tzotzil-mestizo, se presentaron la tarde del viernes en la estación San Lázaro del Metro. Mediante el rock y el heavy metal, estilos durante muchos años considerados una forma de "colonizaje cultural", las bandas mostraron "parte de nuestra vida, de nuestra resistencia, de nuestro todo", como resumió Francisco Molina Sesma, El Indio, vocalista de la agrupación seri.
Con las dificultades que impone una estación del Metro, del paso apresurado y continuo hacia la Terminal de Autobuses de Oriente, el hospital de la Cruz Roja de Balbuena o el Deportivo y el cuartel de la policía Venustiano Carranza, las bandas reunieron unas 200 personas durante las dos horas que duró el concierto, en una mezcla de cantos tradicionales usando los sonidos propios de la música moderna: guitarras y bajo eléctricos, voces y cantos.
Sin contar los cientos de personas que trasbordaban a otras líneas del Metro, los espectadores se cierran en un círculo como para comprender mejor, y al fondo la fila dinámica de personas, reflejo del cruce de "dos cosmovisiones", de un "presentismo", definido por Damián Martínez, vocalista de Sac Tzevul en entrevista, por el hecho de que "somos la carga del pasado con lo que somos y hacemos ahora, pero con la mira hacia el futuro".
El encuentro inició con el baile alrededor de un fuego improvisado, con caracoles gigantes y tenis converse, la dedicatoria a los "guerreros" de Atenco, porque "ser guerrero no significa tener un rango, sino defender nuestras tierras y pelear por nuestros derechos", y luego la batería acústica, las frases que se repiten como mantras seris, el heavy metal y punk de Hamac Casiim (Fuego Divino).
Porque la mayor parte de las canciones seris no tienen traducción, pero no hizo falta para comprender el estruendo de los significados, la sola presencia de unos hombres vestidos y maquillados portando instrumentos eléctricos, afirmó Damián Martínez, es una afrenta para "quienes no aceptan escuchar nuestra lengua en otro contexto que es como verse en otro espejo".
Creado en 1997 en Punta Chueca, Sonora, Hamac Casiim, está integrado por Israel Robles, batería, Jeremías López, bajo, Anselmo Morales, guitarra, y El Indio, en la voz.
Sac Tzevul, Trueno y relámpago juntos, se fundó en 1996 en Zinacantán, Chiapas, y se conforma por Damián y Enrique Martínez Martínez, Otto Anzures Dadda, Juan Ramírez y Fermín.
El concierto se realizó en el contexto del festival Ollín Khan. Culturas en resistencia, que organizó la delegación Tlalpan y que concluye este domingo a partir de las 12 horas.