Se despeja el camino para la investidura de Prodi
El ex comunista Giorgio Napolitano, nuevo presidente de Italia
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El nuevo presidente de Italia saluda en Roma a simpatizantes luego de ser elegido
Foto: Ap
Roma, 10 de mayo. El ex comunista Giorgio Napolitano, de 80 años, fue elegido este miércoles nuevo presidente de Italia con los votos favorables de la centroizquierda y los boletines en blanco de la oposición de centroderecha, en un reflejo de la profunda división existente en el país.
La elección de Napolitano despejó el camino a la investidura de Romano Prodi como jefe del nuevo gobierno de coalición tras el estrecho triunfo de la centroizquierda sobre la centroderecha de Silvio Berlusconi en las elecciones del 9 y 10 de abril.
Napolitano fue elegido en la cuarta votación del Parlamento por 542 votos, según recuento no oficial de los sufragios de los parlamentarios. Para ser elegido, el ex comunista necesitaba 505 votos, la mayoría absoluta de los mil 9 "grandes electores", es decir, diputados, senadores y representantes de 20 regiones.
La centroderecha del primer ministro saliente, Silvio Berlusconi, votó en blanco, según la consigna dada por los partidos de la coalición a todos sus parlamentarios en protesta por la candidatura de Napolitano.
Horas antes de la votación, Marco Follini, alto directivo de uno de los partidos con pasado democristiano de la coalición berlusconiana, el UCD, declaró su intención de romper la consigna de su formación y votar en favor de Napolitano.
La elección de Napolitano, actualmente senador vitalicio y quien ocupó la presidencia de la Cámara de los Diputados en el pasado, es el último paso institucional antes de la investidura de Prodi en el cargo de jefe del gobierno italiano.
Napolitano sucederá el próximo lunes al frente de la jefatura de Estado a Carlo Azeglio Ciampi, de 85 años, quien se negó a permanecer durante otros siete años más en el cargo, como solicitaron tanto la centroderecha como la centroizquierda, para facilitar el momento político del país.
Europa y los mercados financieros internacionales esperaban con impaciencia la elección presidencial, sin la cual no era posible la formación de un gobierno por Prodi, que haga frente a rápidas decisiones necesarias ante la difícil situación económica italiana y que el gobierno saliente de Silvio Berlusconi no puede adoptar.