Adalberto Rosseti dirige montaje acerca del filósofo
Retoman a Giordano Bruno como símbolo contra el autoritarismo
Ahora que los conceptos de libertad y democracia están desgastados y en crisis, revalorar las ideas y la vida del filósofo Giordano Bruno (1548-1600), resulta muy importante en términos de tolerancia, pero también de resistencia contra el autoritarismo, consideró en entrevista el creador escénico Adalberto Rosseti, quien dirige El proceso de Giordano Bruno, obra del dramaturgo italiano Mario Moretti.
El montaje pretende poner de manifiesto que las personas deben de reflexionar y seguir combatiendo, ''a ese poder autoritario que intenta definir, como única alternativa, cuál es el camino (político-social) que debemos tomar".
Giordano Bruno es considerado el padre del libre pensamiento por combatir, entre otras cosas, las doctrinas aristotélicas y escolásticas.
''Su manera de pensar sigue vigente, por ello los jóvenes sobre todo deben retomar la fuerza de sus ideas para resistir a un mundo que, me parece, se enfila hacía una dictadura", destaca Rosseti.
Bruno fue un hombre que ''aprendió a caminar a contracorriente, hacia donde lo llevaban la razón y la intuición".
Desde que asumió los votos dominicos, a la edad de 15 años, comenzó su lucha contra las ideas de su tiempo, por lo que entró en conflicto con esa orden religiosa y debió abandonar Nápoles. Así, decidió colgar los hábitos para iniciar una serie de viajes en los que escribió diversos textos que reflejan su concepción del mundo y el orden universal.
''Muerte y vida, alegría y dolor, noche y día, son polos entre los cuales se mueve la vicisitud sin fin del ser; la muerte no existe, no sólo para nosotros sino para cualquier sustancia. Todo cambia de rostro pasando al espacio infinito. Así nuestra mente sale de su prisión y vaga donde no hay fin, límite, márgenes o muros; en mi despacho la razón humana, es decir el acto de raciocinio, despacha a la bestia triunfante, es decir a todos los vicios incluyendo la superstición."
Lo anterior es una pequeña muestra de las ideas de Giordano Bruno, subversivas para su tiempo, por lo que se convirtió en un personaje incómodo para la Iglesia católica, apuntó Rosseti.
Sin embargo, también se debe decir ''que no fue ningún santito. Su personalidad llegó a tener momentos de arrogancia, ambición y vanidad". El abjuró de sus ideas en Venecia y no todo mundo lo sabe -dice el creador escénico- ocho años antes de ser condenado a muerte. ''Por qué entonces se rehusó a hacerlo después en Roma. Creo que por vanidad y porque se dio cuenta en esos ocho años que su pensamiento se conocía ya en todos lados".
Giordano Bruno fue detenido en Venecia en 1592 y deportado a Roma en 1593. Por más de seis años permaneció en una prisión papal. En Roma, el tribunal del Santo Oficio, después de un largo juicio en el que no lograron hacerlo abjurar, lo condenó a morir por herejía en 1600.
El proceso de Giordano Bruno se presenta los jueves a las 20:30 horas en el Teatro Helénico, en avenida Revolución 1500, San Angel.