Científicos suecos reafirman la teoría sobre el origen biológico del lesbianismo
Confirman reacción semejante de mujeres y homosexuales a estímulos de hormonas
En la investigación, 36 personas fueron expuestas a excitación mediante feromonas
Washington, 8 de mayo. Los cerebros de homosexuales y heterosexuales no reaccionan igual a las hormonas sexuales masculinas y femeninas, pero la diferencia es menos pronunciada en las lesbianas que en los hombres homosexuales, de acuerdo con un estudio realizado en Suecia y publicado este lunes en Estados Unidos.
La investigación, divulgada en la última edición en Internet de los anales de la Academia de Ciencias estadunidense (PNAS, por sus siglas en inglés), refuerza la tesis de que la preferencia sexual no es un comportamiento adquirido, sino que tiene origen biológico.
La reacción cerebral de las lesbianas a una hormona femenina se asemeja más a la de hombres heterosexuales que a la de mujeres heterosexuales; sin embargo, no es tan parecida como la reacción de los homosexuales hombres y la de las mujeres heterosexuales en relación con una hormona masculina, explicó Ivanka Savic, investigadora del hospital universitario Karolinka de Estocolmo y coautora de la investigación.
Este mismo grupo de investigadores había descubierto -en trabajos realizados hace un año- que el cerebro de los hombres homosexuales tenía una respuesta similar al de las mujeres heterosexuales a una hormona sexual masculina.
En los dos casos los estudios subrayan el origen biológico de la homosexualidad.
La última investigación indica también que la homosexualidad femenina y la masculina son diferentes.
Para llevar adelante su estudio, los científicos hicieron que un grupo de 36 voluntarios distribuidos en tres grupos -entre ellos 12 lesbianas- percibieran sustancias químicas derivadas de hormonas sexuales masculinas y femeninas denominadas feromonas.
Las feromonas son moléculas que desencadenan varios tipos de reacciones, como la defensa y la atracción sexual en numerosos animales. Aunque la existencia de esta sustancia ha sido demostrada en animales, para el caso de los humanos sigue siendo un tema de debate.
El descubrimiento de un gen en 2000 que parece estar directamente vinculado a un receptor de feromonas en la nariz humana ha reforzado esta posibilidad.