Marcos en la UNAM
Mi querido Marcos, la ocasión anterior en que viniste a la UNAM me pareció algo muy especial. Antes le pediste permiso a los grupos guerrilleros de por acá para pasar y que no hubiera problemas. Al menos eso ocurrió la vez pasada, hoy no sé.
Pero me parece que llegaste ahora a la Universidad sin entender en absoluto lo que es esta institución. O sea, regaste el tepache. Tal vez te dejaste ir con lo que piensan los grupos guerrilleros que operan en esta zona. No te pusiste de acuerdo -para nada- con los universitarios. Entonces incurriste en muchos errores. Ojalá lo entiendas.
Dijiste, por ejemplo, que la investigación científica que se realiza en la UNAM sirve a los grandes capitales. Ne-cesitarías explicar cómo los científicos universitarios, sin recibir subsidios del capital privado, trabajan para él. ¿De qué estás hablando? La investigación científica que se realiza aquí depende de fondos públicos, eso lo sabes muy bien. Recurriste, ante los profesores y estudiantes de la institución más grande de América Latina, a lugares comunes, a frases gastadas, usadas en los años 70.
Otra cosa: vienes a apoyarte en los grupos que hicieron la huelga en 2000 y los que tienen tomado el auditorio de la Facultad de Filosofía. ¿Sabes lo que significa eso para los universitarios?
La Universidad es grande, por su papel en la formación de profesionales y la creación de nuevos conocimientos, pero al mismo tiempo es muy frágil. Su fuerza radica en la libertad de pensamiento, ésa que hace posible que tú vengas a hablarnos. La fragilidad permite que grupos políticos abusen, la cierren, ocupen sus instalaciones.
Piensa, Marcos, por un momento en lo que es el movimiento estudiantil, en su trascendencia en la historia de este país. Pues ya no existe. Convendría que te preguntaras por qué. Fue aniquilado por los grupos en los que ahora te apoyas.
En 2000 la genuina participación de los estudiantes fue borrada. En las asambleas se acallaron muchas voces y fueron sustituidas por la de un pequeño grupo que tomó a la UNAM por la fuerza. La suplantación fue de tal magnitud que muchos participantes en esa huelga ni siquiera eran universitarios. Pasarán mu-chos años para que el verdadero movimiento estudiantil resurja.
A esos grupos no les importa la Universidad. Tienen una causa que es respetable, pero aprovechan la fragilidad de la institución para usarla como plataforma de otros objetivos.
Quizá recuerdes que en la huelga anterior, una de las frases empleadas por estos grupos era: "Si la Universidad no es de todos, no es de nadie". Entonces qué, ¿hay que destruirla?
La UNAM es de los mejores activos que tiene México. Tú lo sabes; conoces bien la historia de este país y las contribuciones de esta institución en todos los terrenos, y respetas la calidad intelectual de muchos maestros.
Pero además, Marcos, llegas a la UNAM a proferir amenazas. Sin salir de los lugares comunes quieres derrocar al rector y a la junta de gobierno. Si fuera el caso, eso sería tarea de los universitarios.
Tú representas a un movimiento ejemplar en el mundo, novedoso, alimentado por las mejores causas. Yo te respeto y tu lucha me parece admirable, pero en la Universidad queríamos saber algo adicional, que no nos diste.
Tu visita fue decepcionante.