En México se generan dos o tres movimientos telúricos todos los días: UNAM
Crece la presión a científicos para desarrollar dispositivos antisismo
Critica el jefe del Servicio Sismológico Nacional la ausencia de una cultura de la prevención
Ampliar la imagen El jefe del Servicio Sismológico Nacional, Carlos Valdés González, ratifica que no se han desarrollado hasta ahora mecanismos de alerta que puedan predecir los terremotos. En la imagen, el geofísico Vindell Hu analiza una gráfica de un maremoto en el Centro de Sistema de Alerta de Tsunami del Pacífico, en Hawaii Foto: Ap
En los todos países donde existe gran actividad sísmica, entre ellos México, cada vez se exige más a la comunidad científica diseñar un artefacto que alerte del advenimiento de un terremoto. Sin embargo, para Carlos Valdés González, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN), estamos muy lejos de ese objetivo.
"La predicción de temblores es el sueño dorado de todo sismólogo, pero el comportamiento de la tierra es tan poco regular y exacto que el desarrollo de una metodología confiable de predicción es, hoy por hoy, muy difícil.
"El sismo es el fenómeno natural más impredecible que existe. Antes de producirse un tornado o una erupción volcánica se presenta una serie de síntomas naturales que nos advierten su manifestación, pero en el caso del sismo no se producen esas evidencias."
A pesar de lo lejos que nos encontramos de esta quimera, México es uno de los países de América Latina que mayores avances ha logrado en investigación sismológica: posee un gran desarrollo en ingeniería sísmica y cuenta con tecnología de punta para avanzar en el camino hacia la búsqueda de índices certeros que anuncien la llegada de un sismo.
El SSN -del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México- tiene equipos GPS (Sistema de Posicionamiento Global) que registran con gran precisión la posición de cualquier punto terrestre desde un satélite.
Estos aparatos realizan 10 lecturas por segundo, por lo cual con una medición de elevada frecuencia puede evaluarse con mayor exactitud el movimiento de la tierra.
El tipo de sismómetro (aparato que mide el movimiento del suelo) que posee el SSN realiza 100 mediciones por segundo, pero en tres años México contará con un nanosatélite diseñado por la UNAM y el Instituto Aeronáutico de Moscú, capaz de detectar modificaciones en el contenido de electrones en la ionosfera, que se producen a partir de emisiones de gas radón liberado con los movimientos telúricos.
Esta tecnología es una herramienta importante para evaluar una zona sísmica, pero, pese a los importantes esfuerzos de la ciencia, la irregularidad del comportamiento de la tierra continúa dificultando la predicción.
"Con el avance de esta tecnología podemos registrar sismos de baja magnitud en la escala de Richter. Antes, los sismos que se podían medir eran de magnitud de 4.5 a 5 grados en la escala de Richter, pero en la actualidad, con esta tecnología, obtenemos más información y podemos detectar sismos de magnitud de 3 grados.
"Con estos registros sabemos hoy que en México se producen en promedio 950 sismos al año, es decir, dos y tres sismos por día, lo cual facilita tener un mayor seguimiento de los movimientos terrestres.
"Sin embargo, la nueva tecnología sólo nos dice que existen variaciones en el movimiento de la tierra; no nos indica cuándo y dónde se van a producir. Conocer la frecuencia con la que se producen los sismos no debe alarmarnos, sino reforzar la política de prevención."
Cultura del sismo
Según Valdés González, México debería desarrollar una cultura del sismo adecuada, como ha ocurrido en países como Japón, donde la población está mejor preparada para enfrentar un temblor de alta magnitud.
"Deberíamos realizar más simulacros y tomar medidas para actuar en caso de sismo. Las personas no están acostumbradas a reparar los edificios, sólo los pintan o resanan superficialmente sin atacar los problemas de estructura.
"En general la población no toma medidas preventivas para proteger tanques de gas o fijar muebles a la pared, y pocas veces se tiene a la mano una linterna para evacuar un edificio que se encuentra en penumbras.
"Si yo tuviera 100 millones de pesos los invertiría en preparación más que en investigación. Tomaría 90 millones para prevención y 10 para investigación, porque la predicción va a tardar bastante tiempo y no porque no estemos técnicamente capacitados, sino porque todavía faltan elementos. Debe de haber algo más para llegar a la predicción.
"El problema es que somos muy poco pacientes. La Tierra tiene todo el tiempo del mundo para generar sismos, volcanes, huracanes y nada la perturba. En tanto, nosotros queremos una solución inmediata."