Tenía todo: vigilancia, nombres... unir la información fue tarea fácil, dice Philip Agge
La CIA actuó en la Operación Cóndor contra las izquierdas de AL: ex agente
La Habana, 8 de mayo. Como una continuidad del trabajo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en América Latina y especialmente en su trabajo con la dictadura de Brasil (1964-1985), el ex agente de esa corporación, Philip Agge, señala también el espionaje montado sobre una cantidad de brasileños que se refugiaron en Uruguay.
"Tuvimos que controlarlos, vigilarlos y dar información a Brasil ayudados por la policía de Montevideo, que para vigilarlos mejor les daba aparente protección. Vigilamos a Goulart mismo, a Darcy Ribeiro, y tantos otros que se refugiaron en Uruguay, y pasábamos toda la información a Brasil, sobre ellos, sobre las visitas que recibían, cuánto tiempo estaban. También Leonel Brizola fue otro de los muy vigilados. Eso es lo que pasó con el golpe en Brasil. Salí de la CIA en 1969 y cuando hubo el golpe contra (el presidente Salvador) Allende en Chile (1973) yo estuve seguro otra vez que nosotros proporcionamos la lista a los militares chilenos. Y no tengo duda alguna de que la DINA (policía política de la dictadura de Augusto Pinochet) fue una creación de la CIA. El entonces coronel Manuel Contreras era el hombre de la CIA, probablemente mucho antes del golpe".
En relación a Paraguay, considera Agge que el dictador Alfredo Stroessner (1954-1989) había logrado establecer un orden y control total y férreo. Pero para ellos el trabajo fue la vigilancia de los asilados paraguayos en Montevideo. Por supuesto que hacían lo mismo en todos los otros países, para abastecer de datos a los dictadores.
"Nosotros tuvimos cantidad de paraguayos bajo vigilancia en Montevideo. A través de los años en América Latina ha habido tantas olas de exiliados y había ciertos lugares de asilo. Montevideo fue lugar para brasileños, argentinos y paraguayos en los años 60 y nosotros penetramos y vigilamos a todos. Nos dedicamos muy profundamente al movimiento peronista de izquierda en Montevideo. Como el peronismo era muy amplio, nosotros debimos establecer una fuerte vigilancia sobre el peronismo de izquierda en especial".
Todo contra el socialismo
Le pregunto si esto tenía que ver con que se trataba de un movimiento masivo y si esta especial vigilancia de la CIA era debido a que esa izquierda que tomaba cada vez más fuerza dentro del movimiento peronista podía llevar a grandes sectores del mismo hacia la propuesta del socialismo.
Agge asegura que eso fue clave para incentivar la fuerte vigilancia, recordando, incluso, cómo habían colocado escuchas en varios departamentos y señala, entre otros, el nombre de Julio Gallego Soto, sobre quien establecieron una estrecha vigilancia.
"En el peronismo era bastante complicado saber quién era quién, y a la casa de este hombre llegaba mucha gente. Recuerdo claramente un nombre: John William Coocke, a quien vigilamos muy especialmente. La estación de la CIA en Buenos Aires no tenía tan buena información sobre el peronismo como nosotros, ya que la operación de escuchas nos permitía lograr información sobre todos los visitantes. Y por eso y los enlaces lográbamos más información que la propia estación de la CIA en Buenos Aires".
En el libro que contiene su diario Agge relata con minuciosidad las operaciones en Uruguay, seguimientos, escuchas, las formas como ingresaban clandestinamente en los departamentos de los asilados y ponían los aparatos de escuchas eléctricos en esos momentos, cambiando enchufes, alquilando departamentos, o sótanos cercanos, lo que también hacían con sedes de partidos y casas de los políticos de izquierda en Uruguay. Por supuesto era central lo actuado contra los diplomáticos cubanos y de los países socialistas.
Todas estas operaciones encubiertas como el intercambio de listas en el caso del peronismo, por ejemplo, sucedieron en distintos países como España por "los lazos que tenía la CIA con los fascistas del presidente Francisco Franco, con lo cual se había montado absoluta vigilancia sobre todos los que peregrinaban para ver en Madrid al general Juan Domingo Perón y para obtener información de seguimientos y escuchas alrededor de este.
"La CIA entonces llegó a tener una gran base de datos sobre el peronismo y pudo clasificar con mayor cuidado a los distintos sectores, mucho más de lo que podían hacer los propios peronistas o los servicios argentinos. Por su excelente relación con los servicios de inteligencia de Franco, la CIA recibía la mejor información posible, muy detallada. En México fue algo parecido. México fue una Meca de asilados políticos, incluso hubo estadunidenses, que nosotros vigilamos. Montamos operaciones para penetrar a las colonias de exiliados en México. Llegamos a reclutar a algunos. Recuerdo en 1962 llegó a Quito donde yo estaba, Warren Dean, que había estado en la estación de la CIA en México y me contó que la mejor fuente que habían tenido como información sobre los guatemaltecos en esos momentos era Carlos Manuel Pellicer, quien había sido ex ministro de Trabajo del derrocado presidente Jacobo Arbenz, en Guatemala. Después del derrocamiento de Arbenz se exilió en Checoslovaquia y luego llegó a México, donde se hizo el trabajo de reclutamiento".
Según Agge, Pellicer no era de la CIA cuando estaba con Arbenz y había pertenecido al Partido Guatemalteco del Trabajo (comunista).
"Como en el caso de otros llegó el momento en que Pellicer, después de dar valiosa información, debía aparecer como alguien que había decidido alejarse del comunismo denunciando su pasado como tal, escribiendo un libro como lo hizo. El comienzo de una cruzada anticomunista en la mayoría de los casos se hizo escribiendo un libro que la CIA pagaba y distribuía por todas partes. Eso sucedió también con Eudocio Ravines".
Esto no ha cambiado y siguen montándose campañas de la misma manera. Le señalo entonces a Agge que de acuerdo con todos estos antecedentes uno puede analizar que sólo la CIA y sus colaterales podían tener una información tan amplia y precisa sobre las izquierdas latinoamericanas, y de la misma manera podríamos pensar que además no sólo se proporcionaba la información a nivel de los países, sino sobre los opositores que vivían en otros lugares.
Es decir, precisamente lo que fue Cóndor.
Philip Agge coincide en que así es la situación. Y por eso sostiene que "siempre hemos estado seguros que la CIA estuvo en la Operación Cóndor. Por todas esas operaciones de vigilancias, escuchas, operaciones de enlace con los servicios de inteligencia tenían listas muy completas y posibilidad de seguimientos y control en todos los países. En distintos países. Así que no fue un gran trabajo unir en un momento todos los servicios para operaciones conjuntas y actuar sobre las izquierdas. Yo creo que Contreras fue el hombre clave de la CIA en la Operación Cóndor y también para lograr una organización de operaciones conjuntas entre varios servicios y así pudieron controlar todo el Cono Sur".
Asimismo establece las razones y objetivos de una operación de contrainsurgencia como lo fue Cóndor, "de extermino y muy selectiva. Tenía varios aspectos, entre ellos, los sicológicos de sembrar terror. Por ejemplo, si alguien podía ver esa mano criminal que iba de un país a otros podía decirse: si pueden matar chilenos en Buenos Aires, en México o Washington, la mano puede alcanzar muy lejos, puede alcanzarme. No hay seguridad para mí en ningún lado. Desde el punto de vista de los izquierdistas que estaban en el exilio era aterrorizante.
Cómo alguien podía sentirse seguro en Buenos Aires después de los secuestros y asesinatos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz (mayo de 1976) en Buenos Aires o el general boliviano, ex presidente Juan José Torres (junio de 1976). Esto fue una organización internacional de asesinos de víctimas muy cuidadosamente seleccionadas, un mensaje aterrador".
¿Y quien podía tener más capacidad de unir a todos los servicios de inteligencia para este accionar contrainsurgente?
Es una pregunta cuya respuesta no tiene complejidades. La CIA, con toda esa cantidad de información clasificada, era la más capacitada no sólo para entregar información múltiple a los dictadores sobre las víctimas, sino también de auspiciar y lograr la unidad de esos servicios para actuar y de aportar una "mano de obra" para actuar en todo tipo de atentados y asesinatos, con nutrida experiencia, como eran sus propios hombres de origen hispano, en este caso los cubanoestadunidenses de Miami. Con esto, como señalan otros analistas del tema consultados, se escribe la saga centroamericana del crimen que llega hasta México.