Arzobispo de Monterrey dice que la política ha abandonado valores como la tolerancia
Migración, efecto del desmoronamiento social
La arquidiócesis de Monterrey expresó su preocupación por el incremento de la migración en todos los niveles sociales y de las economías, producto del narcotráfico, la industria del secuestro, la piratería y todo aquello que "produce desmoronamiento social", principalmente en Nuevo Léon.
También aseguró que en los últimos dos años el ejercicio de la política "ha dejado muy por debajo de los suelos" algunos valores, como la tolerancia, la pluralidad y el diálogo, mientras se da un "sobrepeso con cargo al erario público (sic)" a las acciones vinculadas a esta actividad.
En el Plan de Pastoral Orgánica 2006-2010, aprobado por el arzobispo Francisco Robles Ortega, resaltó la preocupación de la clase media, porque los nuevos criterios empresariales, con su lógica de ganancia, han radicalizado la diferencia entre ricos y pobres, además de que hay una "notoria deshumanización" en el campo laboral, lo que forma parte de un conjunto de "síntomas" que engruesan las filas de la economía informal y, por ende, del desarrollo de actividades ilícitas.
Sobre la situación política, apuntó que "hoy se vive un sentido clientelar de la acción, movida por la lógica economicista, en la que se busca negociar intereses de grupos con tal de obtener acuerdos ventajosos para mantener zonas de influencia y decisión".
De tal suerte, dijo, "existe un manipuleo de la moralidad en la actuación política, tanto para legitimar y suscitar consensos, como para ilegitimarlos". Cuestionó que este valor, al igual que la inmoralidad, sean utilizados políticamente para la propaganda, la selección de líderes y el recambio, así como para el ataque de los contrincantes en una contienda.
Para la arquidiócesis resulta preocupante que el nuevo milenio se acompañe de una escalada de la criminalidad y la influencia del narcotráfico alcance el ámbito escolar, además de que se registre un incremento de la prostitución en adultos, niños y homosexuales.
Planteó que la desintegración social es resultado de una "subcultura de la muerte y del egoísmo", con un aumento en el número de divorcios, abandono de hogar, violencia doméstica, abuso sexual, abortos, drogadicción, paternidades fuera del seno familiar, y más.