Una mujer en silla de ruedas, testigo de los destrozos
Quedan en 30 viviendas los rastros del saqueo policiaco
Los rastros de los violentos cateos que realizaron el Grupo de Operaciones Especiales (Gopes) de la Policía Federal Preventiva (PFP) y la policía estatal tras la toma de San Salvador Atenco aún se observan en las al menos 30 viviendas que fueron prácticamente destrozadas en la búsqueda de integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), así como de ''pruebas'' inculpatorias.
En varios de esos domicilios sus moradores se encuentran en la cárcel o no retornan por temor a ser capturados por los agentes judiciales que rondan de forma permanente el poblado. Aun así, algunos han decidido hablar del exceso policiaco durante el asalto a su comunidad. Inclusive afirman que están dispuestos a presentar denuncia penal en contra de los policías por la forma en que se introdujeron a sus hogares.
En el callejón de La Palma 7, se ubica la vivienda de la familia Ramírez Espinoza; de ahí las fuerzas federales se llevaron detenidos a los hermanos Isaac, Rosalía y Cecilio Ramírez, y a César del Valle, hijo del dirigente del FPDT, Ignacio del Valle. Fue una de las primeras casas cateadas por las fuerzas federales. Todos dormían y fueron severamente golpeados.
A una de las mujeres que se encontraba en la casa los policías la mantuvieron encañonada a lo largo de 15 minutos que duró la acción. Las otras tres mujeres fueron encerradas en uno de los cuartos. ''Parecía que iban drogados. Golpearon hasta el cansancio a todos, pero más al hijo de Ignacio del Valle'', dijo el esposo de la mujer que fue encañonada, quien también se encontraba en el lugar.
Otra de las viviendas es la ubicada en Independencia 32, en el centro del pueblo. Ahí, una mujer de edad y enferma, que permanece en silla de ruedas, fue la única testigo de los destrozos.
Los uniformados primero volaron el cerrojo del zaguán principal y después forzaron la puerta de la casa. Sólo se encontraba la anciana, pero eso no importó a la policía, pues saqueó el inmueble, rompió vidrios y tiró ropa y enseres domésticos por todas partes.
Hasta ahora no se sabe a quién buscaban en esa casa. La mujer enferma observó con pánico los destrozos. Ahora se sabe que la vivienda la catearon por ubicarse a un costado de la casa de uno de los dirigentes del movimiento, Jorge Flores Ibarra, y del lote propiedad de la familia paterna de Ignacio del Valle.
Este lunes, Eduardo Reyes Lara y Luis Arturo Macías, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, continuaron su recorrido por las viviendas cateadas y recogieron los testimonios de las personas vejadas.
Informaron que hasta el momento han hecho un balance previo y éste ratifica el uso excesivo de la fuerza, el allanamiento y que, durante el operativo, la policía no observó los principios de racionalidad y proporcionalidad establecidos en los tratados internacionales.
A raíz del informe final, que culminará el próximo fin de semana, dijeron que es probable que acudan a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a los relatores especiales de Naciones Unidas, para dar parte de los hechos.
En las oficinas del comisariado ejidal de San Salvador Atenco, localizado en la explanada principal, por la mañana se congregaron algunos miembros del FPDT. Denunciaron que durante la tarde y noche, principalmente, varios automóviles con elementos de la policía judicial del estado transitan frente a sus domicilios, donde toman fotografías a las fachadas.
Los policías judiciales se han dedicado, desde el sábado, a ubicar los domicilios de los miembros del frente, y sacan fotos de las personas que aún se encuentran en ellos. Inclusive, uno de los activistas fue seguido por judiciales ayer, desde Atenco hasta Texcoco, adonde acudió a visitar a uno de sus familiares.