El bosque se convirtió en escenario alterno de la Batalla del 5 de mayo
Zacapoaxtlas y franceses libran histórica justa en Chapultepec
Desde la avenida Paseo de la Reforma los soldados de Napoléon III ya iban echando bala
Los combatientes manifestaron su apoyo a los atenquenses, al EZLN y a los migrantes en EU
Los envalentonados soldados franceses iban echando bala por avenida Reforma. Los zacapoaxtlas bailaban al compás de la banda, lanzando, de vez en vez, grititos de júbilo.
Desde las aceras, los curiosos miraban pasar a unos y otros: quienes intentaban invadir la patria y quienes la defenderían.
Al frente de la procesión que inició en el Angel de la Independencia, marchó una joven morena, cuya figura recordaba a aquella imagen que nos enseñaron de la madre Patria -larga cabellera negra, mirada inocente y solemne-, cargando el estandarte del Peñón de los Baños, barrio en el que históricamente se representa la batalla, donde el imperio francés vio su suerte, y que este año, por invitación del Gobierno del Distrito Federal (GDF), por primera vez ocurrió en el Bosque de Chapultepec.
"Estamos dispuestos a derramar sangre por defender el honor de México", declaró a La Jornada un zacapoaxtla -de espeso bigote, calzón de manta, holgada camisa negra, huaraches, escopeta y lentes oscuros- momentos antes de la batalla.
Los medios, por cierto, estaban presentes. Se cree que alguien les avisó que habría un histórico enfrentamiento.
La afrenta francesa
El gobierno republicano de Benito Juárez anunció que suspendía el pago de la deuda el año pasado (1861), y se logró llegar a un acuerdo con los gobiernos español, inglés y francés (los Tratados de la Soledad), pero Napoleón III lo desconoció e invadió nuestro país. Sus tropas estaban ahora en Puebla, a la entrada de la capital.
Los zacapoaxtlas, con paliacate y sombrero de palma, se prepararon para la batalla bailando. Algunos afilaron sus machetes en el suelo.
"¡Nosotros sabremos repeler la brutal agresión de la Francia! ¡Viva Juárez! ¡Viva el Ejército Mexicano! ¡Viva México!", fue el grito de guerra detrás del monumento a los Niños Héroes.
Por su parte, el general francés proclamó: "¡Nunca jamás hemos sido derrotados. Fácilmente derrotaremos al indio. Somos los mejores soldados del universo!"
A mediodía ya estaban enfrascados en cruenta batalla.
El general Ignacio Zaragoza, con los Dragones a su cargo, y al lado de los zacapoaxtlas, pelearon cuerpo a cuerpo contra los franceses: medio bailadito, a brinquitos, fusil mexicano contra espada francesa, entre los árboles del bosque.
Atrás del ejército de Napoleón III, las banderas inglesa y francesa, y unas muchachas, casi niñas, de minifalda azul, que animaban la pelea.
Las bandas siguieron tocando durante el enfrentamiento, en el que hasta lechugas salieron volando.
De vez en vez, el ensordecedor estruendo del cañón hacía brincar al más valiente de los zacapoaxtlas, y levantaba una espesa nube de humo.
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, se apersonó. Un zacapoaxtla le pasó un fusil. El simplemente posó para las cámaras y lo devolvió.
Al llegar la hora de "la revisión del piojo" entre las tropas, por el altavoz aseguraron: "También vamos a eliminar el sida".
A la distancia, tras una valla, una muchedumbre presenció la batalla. Muchos eran parientes de franceses y zacapoaxtlas.
Ganada la dura batalla, los combatientes se retiraron entre la música de las bandas y las chirimías. Los esperaba un merecido plato de pollo enchilado con arroz. De camino hacia la comida, un zacapoaxtla retó de modo juguetón a un luchador enmascarado que paseaba en el trenecito de Chapultepec.
Un soldado de las tropas de Ignacio Zaragoza resultó levemente herido en un pie y se consoló con un vasito de mezcal con refresco de limón.
Ya descansado, un soldado francés -de uniforme azul y rojo y botas negras- entró en plática con La Jornada acerca de lo que ocurre en 2006 en el país que intentó invadir: "Los de Atenco están en su derecho de defenderse. Nosotros, como extranjeros, veníamos a invadir, igual hace el gobierno que no los deja (vender las flores fuera del mercado)". Y, ya encarrerado, dijo estar de acuerdo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y la otra campaña. Este soldado francés estuvo totalmente en favor de las movilizaciones de los migrantes en Estados Unidos: "Nos tratan de esclavizar (en el país vecino). Es lo que damos a entender en esta batalla, viene a ser la misma historia".
Por su parte, una muchacha disfrazada como joven naca, de ancha espalda, voz gruesa y velludas piernas -que al igual que sus compañeras se levantó en armas al ver que los hombres iban muriendo-, opinó que en México "debimos de haber apoyado mucho más a los migrantes el primero de mayo". Ella, por lo menos, participó en el boicot y lo anunció en su página electrónica. "Estamos invadidos por Estados Unidos, no como ejército", sino por las empresas, dice. "Ya no sólo es Francia, sino Estados Unidos, China y Alemania".
La naca también anunció que el 7 de mayo se realizará un concierto en apoyo al EZLN en el Complejo Cultural, (La Viga 667) organizado por un colectivo en el que participa: Saber, crear y actuar.
Más allá del apoyo al EZLN, la naca, de 22 años y dedicada al mantenimiento de equipo de cómputo, dijo que el colectivo también quiere dar a conocer entre la gente las propuestas de los candidatos presidenciales. El, anunció, votará por El Peje, porque "hay que ir por el que menos robe".
Mientras los combatientes platicaban sobre esto, no lejos de allí, mil 500 soldaditos de juguete rodearon la embajada de Estados Unidos, en solidaridad con los migrantes en el país vecino.
La necedad de Napoleón III
No conformes con haber perdido año tras año, hasta sumar 144, hoy, 6 de mayo, el ejército de Napoleón III volverá a intentar tomar la capital de la República. Y se rumora que los zacapoaxtlas volverán a ganar.
Este enfrentamiento, que se volverá a representar en Peñón de los Baños y, como siempre, todo el pueblo participará (en Chapultepec estuvo cerca de la mitad). "Allá estamos en casa", "entramos más en ambiente", "se siente uno en su territorio", confesaron. Por más glamour que dé el Bosque de Chapultepec, no hay nada como una buena pelea en casa, en familia y con una cervecita, pulque o mezcal (habían acordado con las autoridades capitalinas que no habría alcohol -aunque algunos traían su guardadito).
Al final de esta batalla, quedaron sobre el suelo cebollas pisadas, rábanos, hojas de lechuga e infinidad de papelitos producto de las detonaciones.
Y, sobre todo, a los combatientes y los espectadores les quedó el orgullo de haberle ganado al ejército invencible del imperio de Napoleón III, como recordatorio de que los poderosos no siempre ganan.