Deploran la ''falta de voluntad política'', porque impide crear más espacios
Inusitada labor de colectivos para impulsar la autogestión cultural
Proponen la necedad, la paciencia y la astucia como antídoto contra la lentitud de la promoción en ese sector
La Escuela de Artes de Azcapotzalco, proyecto sin visos de concretarse, dicen
Ampliar la imagen Un aspecto de la proyectada Escuela de Artes de Azcapotzalco, obra inconclusa que se ubica muy cerca del paradero de la estación El Rosario del Sistema de Transporte Colectivo Metro, donde la necesidad de más recintos para la cultura contrasta con el abandono Foto: Francisco Olvera
Ampliar la imagen Vista parcial de la estructura del inmueble que ocuparía la Escuela de Artes de Azcapotzalco, proyecto suspendido por la contraloría de esa demarcación, en el que se han invertido casi 30 millones de pesos y del que no hay visos de que se concluya Foto: Francisco Olvera
La promoción de la cultura en la ciudad de México no es un ''lujo" exclusivo del Centro Nacional de las Artes, los museos de Chapultepec, Ciudad Universitaria o el Centro Histórico, aunque muchas veces así parezca.
En el norte del Distrito Federal y los municipios conurbados del estado de México existen cientos de colectivos que de manera autogestiva se dedican a la ardua tarea de ''picar piedra" en páramos donde esca-sean las instituciones de arte o de entretenimiento.
Un caso reciente que ilustra al mismo tiempo la falta de espacios en el norte y la voluntad de grupos ciudadanos para crearlos es el de la Escuela de Artes de Azcapotzalco (EAA), proyecto trunco que todavía no tiene visos de echarse a andar de nuevo.
La cultura, área no prioritaria
Por iniciativa de la entonces jefa delegacional panista en Azcapotzalco, Margarita Saldaña, se solicitó en 2001 al Gobierno del Distrito Federal un predio de 10 mil 380 metros cuadrados, adjunto al paradero de El Rosario, del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
El objetivo era construir ahí un centro cultural con escuelas de música, danza, teatro y artes plásticas, con capacidad para instruir a 600 niños y adolescentes, y que se convertiría en un polo cultural del norte de la ciudad y los municipios conurbados.
En 2002 el gobierno de Andrés Manuel López Obrador cedió el terreno y un año después se inició la construcción de lo que sería la EAA, con un costo aproximado de 45 millones de pesos.
Sin embargo, las obras se suspendieron a la llegada de la perredista Laura Velázquez Alzúa como jefa delegacional, quien ha argumentado falta de presupuesto para terminar la edificación, en la cual ya se han invertido cerca de 30 millones de pesos.
La situación se entrampó luego de que Velázquez acusó a su antecesora de elaborar ''sobre las rodillas" un proyecto ''ostentoso", ajeno al ''estilo de Azcapotzalco" y que no terminaría en su administración (2000-2003). Saldaña, por su parte, señala que la perredista nunca tuvo voluntad de terminar el proyecto porque no le redituaría en votos.
Este caso recuerda el del antiguo cine Futurama, en Lindavista, que en 1999 fue adquirido en 30 millones de pesos por la delegación Gustavo A. Madero para convertirlo en un centro cultural.
Y aunque se anunció con bombo y platillo, el proyecto que iba a dirigir la historiadora Alejandra Moreno Toscano se suspendió y hasta la fecha sigue sin concluirse.
La cultura es de quien la trabaja
Ante este panorama, diversos creadores y colectivos se agruparon en el Movimiento Artístico Cultural en Azcapotzalco (Marcaz), que ha presionado a las autoridades para que terminen la Escuela de Artes de esa demarcación, convencidos de la necesidad de ''consolidar un foco de producción cultural al norte del Distrito Federal, ayudando a descentralizar las opciones culturales".
En entrevista, algunos integrantes de la organización hablan sobre el nulo interés de los sucesivos jefes delegacionales por echar a andar una política cultural seria y pugnan por que este sector sea entregado a los propios artistas, quienes lo conocen bien y están comprometidos con su desarrollo.
El pintor Gustavo Medina, director general del colectivo Arte Norte, señaló que los proyectos permanentes para el beneficio académico y la diversión de los jóvenes, además de servir de detonador económico en la zona, permitiría aprovechar el talento artístico, pero no existen la infraestructura y los planes necesarios para concretarlos.
''Nosotros propusimos hace unos años la creación de un Centro de Arte y Cultura Integral, pero la ex delegada en Gustavo A. Madero, Patricia Ruiz Anchondo, lo rechazó porque según ella ya hay cinco casas de cultura en la delegación, aunque dos no funcionan bien", dijo Medina al ejemplificar la ''falta de voluntad política" que obstruye el surgimiento de nuevos espacios culturales.
Añadió que los colectivos han solicitado a las autoridades que se les deje utilizar los espacios al aire libre de la EAA, pero la construcción está suspendida por la contraloría de la delegación de Azcapotzalco, a raíz de los problemas de presupuesto y la aparente mala planeación del inmueble.
Por su parte, el artista visual Joel Nava Polina, coordinador de Marcaz, sugirió entregar los cargos administrativos de cultura ''a la gente que sabe y no a cualquier funcionario", más aún después de la experiencia del primer Coloquio Cultural de Azcapotzalco.
El acto fue convocado en agosto de 2004 por el entonces encargado del área, Enrique Chávez, y sus resultados nunca fueron puestos en práctica tras el relevo del funcionario, a pesar del interés que generó entre la comunidad.
Poco presupuesto, mucha autonomía
El de la Escuela de Artes de Azcapotzalco es un ejemplo representativo de la forma en que los artistas independientes se han movilizado, pero no es el único.
En todas las delegaciones del norte de la ciudad y en los municipios conurbados del estado de México hay gran cantidad de colectivos que impulsan la cultura y las artes en sus barrios y su entorno inmediato, en una labor a contracorriente por la falta de presupuestos y espacios adecuados.
Porfirio García Trejo es el coordinador de Poetas en Construcción, grupo literario que lleva 15 años en la creación y difusión de poesía en Ciudad Nezahualcóyotl, uno de los municipios más poblados y marginales del país.
Su experiencia en estas lides ''ha sido muy ilustrativa y rica, pero igualmente difícil y desesperante", debido a que, por una parte, no tener vínculos institucionales permite''hacer lo que nos venga en gana; se es libre en la creatividad, sin pensar en quedar bien con nadie ni en cuánto se va a ganar por ello", expresa en entrevista.
Del otro lado, están los recursos materiales limitados, que vuelven el trabajo de promoción cultural ''lento y parcial", pero estas dificultades enseñan a ser ''necio, paciente y astuto para salirte con la tuya".
Uno de los principales obstáculos en el norte de la ciudad, subraya García Trejo, es la carencia de públicos, la cotidiana falta de interés de las personas, a diferencia de lo que ocurre en el centro-sur.
Ante este panorama, la propuesta de Poetas en Construcción es cubrir la carencia de elementos económicos con la unión de los grupos comprometidos con la cultura, para desarrollar proyectos que se alleguen recursos e involucren a la comunidad.
Los barrios tienen ''hambre" de arte
Otro buen ejemplo es el trabajo del poeta, periodista y promotor cultural zapoteco Macario Matus, director del Centro Cultural Juchitán, pequeña casa convertida en galería de pintura y grabado enclavada en plena colonia Moctezuma, de la delegación Gustavo A. Madero.
Se trata, según el propio Matus, de un ''barrio pesadón", donde no cualquiera entra de noche.
Cuando surgió el recinto, hace unos tres años, ''la gente se sorprendía y preguntaba qué hacía yo ahí, pero es sensible y a final de cuentas entró. Hay talleres, exposiciones, lectura de poemas, música; los pintores de la colonia vienen aquí".
Es una experiencia inédita para la que se necesita tener valor y un poco de condición mística. ''Cualquier colonia pobre es una zona ávida de arte y nuestro trabajo es socializar la cultura y convencer a la gente de que con ella se puede salvar a la humanidad", expresa.
Para su actual proyecto, Matus retomó su experiencia de director de la Casa de Cultura de Juchitán, Oaxaca, donde montó exposiciones con obra de Auguste Rodin, Salvador Dalí y Francisco Toledo, y organizó talleres de lectura y recitales de música de cámara.
De ese experimento en una ciudad aparentemente ''perdida", surgió gran cantidad de poetas, músicos y escultores, y se formó un público de ''niños desnudos que leían cuentos rusos mientras comían tortillas".
La clave para superar el aislamiento cultural, afirma el poeta, es crear más polos que la generen, pero también quitar a los museos su atmósfera elitista y, sobre todo, proveer a las personas de condiciones de vida más dignas. ''Primero edúcalos y luego les das arte. Primero es comer y luego ir al teatro."