Usted está aquí: martes 2 de mayo de 2006 Política Con el quebranto de la ley no se alcanzan las verdaderas conquistas sociales: Fox

Salazar Sáenz elogia a trabajadores "por sacudirse estructuras autoritarias y corruptas"

Con el quebranto de la ley no se alcanzan las verdaderas conquistas sociales: Fox

ROSA ELVIRA VARGAS

El conflicto minero gravitó en el acto que el gobierno de Vicente Fox organizó con las centrales sindicales afines a su gobierno para conmemorar -casi en la intimidad de Los Pinos- el Día del Trabajo. Apenas acudieron 350 personas, cuidadosamente seleccionadas.

En la reunión se escuchó a líderes oficialistas y a dirigentes empresariales referirse al conflicto en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas (Sicartsa) con expresiones como el secuestro y despojo de "los bienes de una empresa", como aseguró Alberto Núñez Esteva, presidente de Coparmex, o la petición del líder de la CTM, Joaquín Gamboa Pascoe, para "definir con claridad y precisión la naturaleza del problema y sus características legales".

Vicente Fox y el secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar Sáenz, omitieron toda referencia directa al problema. Ni se asomó siquiera algún dejo de aceptación sobre la responsabilidad que pudiera corresponder al gobierno federal en la arremetida contra los trabajadores en huelga, que ocasionó la muerte de dos mineros.

"La democracia no negocia el cumplimiento de la ley. En democracia no es con el quebranto de la ley como se alcanzan las verdaderas conquistas sociales. La ilegalidad desvirtúa y deslegitima todo beneficio", señaló el mandatario. También recordó que en esta administración los derechos laborales no se han condicionado a cambio de apoyos políticos.

A su vez, Salazar Sáenz, cuya salida del gabinete foxista es un clamor que dura ya varias semanas, endosó todas sus acciones al cumplimiento de órdenes presidenciales, pues "usted... me instruyó para que continuara con las líneas políticas, la política laboral que diseñó desde el principio de su administración". Para él, además, hubo un largo aplauso que lo ruborizó y buscó compartir con su jefe, Fox Quesada.

Aseguró haber cumplido la instrucción de trabajar con todas las expresiones político-sindicales, y reiteró el discurso oficial en esta coyuntura de conflicto: respeto a la autonomía, la libertad y la independencia de los sindicatos, pero también todo el respeto al marco constitucional y a la aplicación de las leyes.

En esta ocasión, las ausencias tenían tanto significado como las presencias. Pues aunque acudió presto el presidente del Congreso del Trabajo, Víctor Flores, e incluso se le abrió espacio para intervenir aunque no figuraba en el programa, brillaron por su ausencia sindicatos tan estratégicos y oficialistas, como los petroleros y el magisterial, o centrales como la CROC y la CROM, y por la UNT sólo intervino el Sindicato Nacional de Trabajadores al Servicio de las Líneas Aéreas.

Fue sólo su dirigente, Tomás del Toro, quien en su extenso discurso se refirió a lo ocurrido en Lázaro Cárdenas, Michoacán: "es necesario encontrar y sancionar a los responsables del tiroteo. Por eso, hoy más que nunca los sindicalistas estamos obligados a hacer un alto, a reflexionar sobre nuestra relación con el gobierno, relación que deseamos sea respetuosa y fructífera, de diálogo abierto y franco", apuntó.

Acudió a Los Pinos Elías Morales, reconocido por la administración de Vicente Fox como líder del gremio minero, y ni pestañeó al escuchar la incriminación empresarial a quienes dice representar. "La violencia genera violencia, como sucedió en este caso; atrae a otras fuerzas cuyos fines las más de las veces son inconfesables, pero cuyo desenvolvimiento puede ser impredecible", como apuntó Núñez Esteva.

Sin embargo, el mismo líder empresarial no dejó de atribuir responsabilidad en esos hechos al propio gobierno. La violencia, como monopolio del Estado, dijo, debe ejercerse "con gran prudencia y con particular eficiencia y cuidado después de agotar el diálogo y la negociación".

Participaron además los líderes del SUTERM, Víctor Fuentes; del sindicato del Infonavit, Rafael Rivapalacio Pontones; de los trabajadores bancarios, Enrique Aguilar Borrego, y, por supuesto, los líderes de la naciente Alianza Sindical Mexicana, cuya constitución avaló con su presencia el presidente Fox la semana pasada. De ahí, ni integrantes de la FSTSE ni sus adversarios sindicales de la Fedessp llegaron a Los Pinos.

En suma, un movimiento obrero dividido, enojado por la intromisión en su vida interna, fue el que tuvo el jefe del Ejecutivo en su último Día del Trabajo. Aunque "democracia y diálogo" fueron los términos más utilizados en su discurso, el secretario del Trabajo traía otro lenguaje y saludaba el esfuerzo de los trabajadores "por sacudirse estructuras autoritarias y corruptas", y establecía que nada coarta más la libertad que trabajadores "sometidos al autoritarismo del sistema político como del régimen interno sindical".

En la participación del sector patronal, Núñez Esteva consideraba "rebasado" el concepto de lucha de clases, y José Luis Barraza aprovechaba el foro para lanzar loas al Pacto de Chapultepec, del que es activo promotor.

Así como inició su relación en aquel primero de mayo de 2001, concluyó Fox sus encuentros con el sector del trabajo: entre conflictos y dudosas alianzas.

 
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