Banderas de decenas de países desfilaron junto con la estadunidense
Torrente multinacional cimbró con su alegría las principales calles neoyorquinas
De Union Square a Broadway el río humano reclamó el goce pleno de sus derechos
Ampliar la imagen Simbología variopinta inundó las calles de Nueva York Foto: Elizabeth Coll
Ampliar la imagen Trabajadores de varias nacionalidades y sus familias apoyaron la protesta antimigrante Foto: Fabrizio León
Nueva York, 1º de mayo. Un torrente multinacional inundó Broadway esta tarde, cuando decenas de miles de inmigrantes de mil rincones del mundo festejaron su presencia y su resistencia en pleno corazón de Nueva York.
Banderas de decenas de países bailaban con la estadunidense, y a cada momento y por algo misterioso se contagia la alegría y provoca olas de gritos de triunfo, de regocijo, de orgullo que se transmite en español, inglés, creole y francés, en mil acentos, en coreanos y chinos, respondiendo a mexicanos y brasileños, de filipinos a haitianos, de irlandeses a ecuatorianos. ''Somos América'' o ''Sí se puede'' o ''Ningún ser humano es ilegal'', se traduce al ocupar por completo la avenida más larga de Nueva York.
Todo empezó en Union Square, la famosa plaza de los sindicatos (aunque sus sedes ya se mudaron hace años) fundados por otros inmigrantes, éstos italianos, irlandeses, judíos y otros hace más de 100 años. Ahí, cuando existía una izquierda internacional, llegaban las grandes marchas sociales y se celebraba con el resto del mundo el primero de mayo entonando La Internacional. Hoy, decenas de miles de inmigrantes, nuevas generaciones de trabajadores, se concentraron ahí hablando ahora sobre todo español.
Desde ahí partió la marcha, encabezada por líderes sindicales como Roger Toussaint, del sindicato de trabajadores del transporte público, y los religiosos Jesse Jackson y Al Sharpton. ''Tu mamá es una inmigrante'', ''Los derechos inmigrantes también son derechos obreros'', y otras pancartas compiten con imágenes de la virgen de Guadalupe, del Che, y las banderas de decenas de países.
El ambiente de festejo se nutre con la numerosa presencia de niños, de tambores, trompetas y buen humor, entre tantos extranjeros de diversos rincones del planeta. Pero aquí se comprueba -por lo menos por unas horas- que eso de que las fronteras no existen es cierto, o lo puede ser. ''Arriba, abajo, la migra al carajo'', ''Bush, escucha, estamos en la lucha'', y otras consignas retumbaron por Broadway, y se sumaron al coro que hoy cantó por todo el país.
Pero en ningún lugar hay la diversidad de humanidad como en esta ciudad, y hoy el mundo se paseó por Broadway festejándose a sí mismo, y con ello a sus antepasados que dieron vida a esta metrópolis al igual que ellos.
El día empezó aquí con comercios de inmigrantes cerrados, trabajadores que no acudieron a su empleo y algunos estudiantes que rehusaron asistir a la escuela como parte del gran boicot nacional del Día sin Inmigrantes. En El Barrio, al este de Harlem, la mayoría de los comercios mexicanos cerraron hoy sus puertas: panaderías, restaurantes, tiendas de abarrotes, tiendas de música y videos y más.
En la escuela primaria pública PS 182, la Escuela Bilingüe Bicultural (BBMS), los estudiantes fueron escoltados por sus maestros al salir y dar la vuelta a la manzana con banderas estadunidenses y de países latinoamericanos y corear ''derechos iguales para todos'', como su acto de solidaridad con las acciones nacionales de esta jornada. La directora Andrea Hernández dijo a La Jornada que su escuela está integrada por puertorriqueños, mexicanos y centroamericanos. Mientras tanto, choferes de autobuses públicos, taxistas, de camiones de carga y más, tocaron sus bocinas al responder a la solicitud de los estudiantes, generando así un gran concierto por los derechos de los inmigrantes.
''Tortillas sí, migra no''
Juana Galindo es una vendedora ambulante miembro del grupo comunitario Esperanza del Barrio; vive en esa zona y se dedica a vender tamales; llegó de Izúcar de Matamoros, Puebla, hace 17 años y porta una pancarta simple y al punto: ''Tortillas sí, migra no''.
Aquí se realiza una cadena humana, como también en varios puntos de la ciudad, para mostrar repudio y resistencia al proyecto de ley antimigrante aprobada por la Cámara de Representantes (la llamada Sensenbrenner), pero también la solidaridad entre los inmigrantes que han llegado aquí que, a fin de cuentas, es esa cosa tan abstracta en los discursos, pero que en esta ciudad se vuelve concreta y personal: la solidaridad internacional.