Usted está aquí: miércoles 26 de abril de 2006 Ciencias Supertelescopio en Chile permitirá rastrear los orígenes del universo

El equipo pesa mil toneladas y tiene la altura de un edificio de 18 pisos

Supertelescopio en Chile permitirá rastrear los orígenes del universo

Diez veces más potente que el Hubble, hará posible la observación de planetas semejantes a la Tierra que orbitan soles lejanos

Empleará óptica computarizada para evitar interferencia

STEVE CONNOR THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Esta imagen, proporcionada por el equipo del telescopio Hubble de la NASA, el pasado 11 de abril, muestra la concepción de un artista del objeto 2003 UB313 del cinturón de Kuiper, apodado Xena, y su satélite Gabriela. La bola de hielo descubierta el año pasado fuera del sistema solar es apenas un poco más grande que Plutón y ha despertado dudas sobre anteriores estimaciones de que el llamado décimo planeta era significativamente más grande Foto: Ap

Lo llaman la Máquina Planetaria. De mil toneladas de peso y la altura de un edificio de 18 pisos, el mayor telescopio del mundo está diseñado para llegar a lo que nadie ha visto nunca. Ha sido un destello en el ojo de los astrónomos durante más de una década, y ahora están a punto de ver el nacimiento de su crío: un telescopio que por primera vez permitirá observar planetas semejantes a la Tierra que orbitan soles lejanos.

El Telescopio Gigante Magallanes (TGM) será cuatro veces mayor que el más grande existente y 10 veces más potente que el enormemente exitoso telescopio espacial Hubble. Empleará óptica computarizada para eliminar la interferencia atmosférica, de manera que desde su emplazamiento, en la cima de una montaña del desierto de Atacama, en Chile, lugar de sequedad extrema, será capaz de ver más allá que cualquier telescopio de la Tierra en las profundidades del tiempo y el espacio.

Además de ver "exoplanetas" más allá del sistema solar, podrá literalmente arrojar luz sobre algunos de los mayores misterios del universo, desde los orígenes de la creación hasta lo que podría ocurrir si el tiempo llegara a su fin.

La Universidad Nacional de Australia anunció esta semana que es la socia más reciente del consorcio de nueve instituciones dedicadas a construir el TGM a un costo estimado de casi 600 millones de dólares.

El consorcio, estadunidense en su mayoría, es encabezado por la Institución Carnegie de Washington, la cual construyó a principios del siglo XX los primeros grandes telescopios que condujeron al destacado astrónomo estadunidense Edwin Hubble a descubrir que el universo se expandía. Hoy los astrónomos saben que no sólo se expande, sino que lo hace cada vez más aprisa, impulsado por una fuerza misteriosa que han llamado "energía negra".

Al construir un telescopio con siete enormes espejos que actúen simultáneamente a la perfección, los astrónomos creen poder capturar imágenes que permitan entender tanto la energía negra como la materia negra, la igualmente misteriosa "masa perdida" del universo, que no se puede ver con telescopios convencionales.

"Tenemos el objetivo común de buscar respuesta durante la próxima generación a las preguntas más importantes que nos plantea la astronomía", comentó la doctora Wendy Freedman, directora de los Observatorios Carnegie y presidenta del consejo del TGM. "Los misterios son la energía negra, la materia negra y los hoyos negros; el nacimiento de estrellas y sistemas planetarios en nuestra Vía Láctea, la génesis de las galaxias y mucho más."

Hasta ahora el consorcio ha recabado menos de 20 millones de dólares del costo total del proyecto, pero ya ha prometido los fondos necesarios para construir el primero de los siete espejos gigantes, cada uno de los cuales tendrá 8.4 metros de diámetro.

Roger Angel, de la Universidad de Arizona, a cargo de la fabricación de los espejos, señaló esta semana que el primer espejo ya fue "cocido" a mil 165 grados centígrados en un horno centrífugo de lenta revolución. Ahora se someterá a dos años de refinado y pulido.

Cada espejo estará formado por 20 toneladas de vidrio fundido y tiene que pulirse hasta la especificación más fina: dentro de 0.00000025 centímetros, equivalente a hacer una superficie totalmente plana del tamaño de Estados Unidos sin que de ella sobresaliera nada de tamaño superior al de una pelota de golf.

Espejos parabólicos "fuera de eje"

Para complicar aún más las cosas, los espejos parabólicos tienen que estar "fuera de eje", lo cual significa que deben reflejar la luz ligeramente hacia un lado, para compensar el efecto de poner siete espejos uno al lado del otro.

"Probar el primer espejo es en muchas formas el paso más importante, porque estos espejos van mucho más allá de cualquiera que se haya construido antes", señaló el doctor Angel. Una vez que los siete espejos estén en su sitio, tendrán una zona de captación equivalente a la de un telescopio que midiera 24 metros de lado a lado, cuatro veces mayor que el más grande construido a la fecha.

Rayos láser dirigidos al firmamento medirán el nivel de turbulencia atmosférica -la que causa la sensación de que las estrellas parpadean- y permitirá que motores controlados por computadora realicen ajustes ultrafinos a la superficie de cada espejo para eliminar la interferencia óptica.

Otro problema es el viento. "Cuando se pone un gran espejo de telescopio en la cima de una montaña y el viento sopla, la idea es que mantenga su forma hasta millonésimos de centímetro", explicó Angel.

Pero quizá la mayor dificultad será recabar los cientos de millones de dólares necesarios para completar el proyecto hacia 2015. "Me siento bastante bien al respecto", comenta la doctora Freedman. "Carnegie no pondría dinero en esto si creyera que los demás fondos no se conseguirán. Existe una larga historia de aportaciones privadas para los telescopios estadunidenses."

Sin embargo, el proyecto tiene sus rivales. La Unión Europea tiene sus propios planes para un supertelescopio, al igual que por lo menos otro consorcio estadunidense. Así que la carrera para construir la nueva generación de supertelescopios está en marcha. "Lo que está en juego no podría ser más importante", expresa la revista científica Discover. "Quien construya el próximo telescopio gigante tendrá la sartén de la astronomía por el mango durante años, tal vez décadas. Esos astrónomos, y sólo ellos, tendrán el primer atisbo hacia las grandes preguntas que yacen allá."

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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