ASTILLERO
Vacuidad concertada
Cuatro hermanos (un poco latosos)
Objetos discursivos no identificados
Atril vacío, juarismo ante sotanas
FUERON CUATRO SILLAS (atriles, candidatos) política e intelectualmente vacías. Casi una confabulación a cuatro voces para promover el abstencionismo. Rollo, lugares comunes, cinismo y superficialidad en el mal show televisivo presentado anoche en el WTQ (traducción: ¡Wow, ¿Todo para Qué?!). Modosos, adulterados, rehenes de la pantalla, los cuatro sin quinto fueron incapaces de generar un verdadero debate y se quedaron en ensayadas recitaciones de sus catecismos electorales básicos y en la confirmación de que, a fin de cuentas, el bla bla los hace a todos iguales (y que, en realidad, Madrazo y Calderón no desean hacerse daño: pareja presidencial a nivel de candidatos).
A LA OBSESION de Felipe Calderón por parecer simpático sólo le faltó hacer el saludo de "Aún hay más" para ser confundido con un Raúl Velasco de los tiempos de Siempre en Domingo. Practicante de sonrisas recomendadas por sus asesores, el aspirante presidencial del PAN fue incapaz de dar el salto que sus seguidores esperaban, pues no pudo ni siquiera entrampar al socarrón y marrullero Madrazo que en cambio asestó dos que tres golpes secos al blanquiazul que según eso habría de consolidar su segundo lugar en la preferencia ciudadana, o el súbitamente primerísimo, conforme a las variaciones en la Bolsa de las Encuestas, oportunamente dadas a conocer el día de su presunto despegue triunfal. Lipe sacó por allí una presunta constancia de elusiones fiscales del priísta, pero no fue contundente. Niño aplicado -Ernesto Zedillo reciclado-, se emocionó al final de su intervención con una conmovedora pieza oratoria de generalidades que pudieron ser dichas también por cualquier otro de los asistentes al juego de las sillas vacías.
MADRAZO DESPLEGO una esforzada y peligrosa aventura cerebral consistente en demostrar que el gobierno de Fox ha hecho todo al revés. Crítico de la derecha ineficaz y de la izquierda conflictiva, el tabasqueño terciario entonó el cántico que creyó oportuno para la poca feligresía televisiva: Centro, centro, centro, propuso como ubicación geométrica de su partido desgarrado. Tal centrista centró sus alegatos en el tibio Calderón e hizo a un lado al profesor Roberto Campa que quiso entrar en confrontación con el priísta, quien dijo a su ex compañero de partido que era un patiño, un títere, una voz al servicio de quien le había contratado. Al final, presentó copias de diarios en los que se da cuenta de las acusaciones de asesinato en Sicartsa contra el gobierno de Fox y de la decapitación de policías en Guerrero.
CAMPA PARECIA empeñado en conseguir trabajo en algún show televisivo de escándalos periodísticos o en La Mano Peluda. Hablaba con el ceño fruncido, la mirada asimétrica y un tono como de reportero suplente del programa Hechos de Televisión Azteca. Seguramente supuso que entre más dramatizara las levedades más densidad y fuerza adquirirían, así es que enfatizó hasta lo banal y mantuvo un aire sombrío que cerró magisterialmente con una exhortación a los mexicanos a que respeten a sus maestros (él, a su Maestra).
PATRICIA MERCADO SOSTUVO su conocida vocación dental. El manual del marketing de la izquierda correcta pasa por la exhibición del marfil enmarcado en la sonrisa eterna. Es posible que de entre el bostezo hubiera algunos destellos de Pati Marketing que contrastaran por menos peor elaborados frente a las obviedades y repeticiones de sus contrincantes. El izquierdismo light apenas apareció en deshiladas líneas discursivas, aunque los demás candidatos se esmeraron en destacar las coincidencias que en algunos puntos podrían tener los cuatro que ni siquiera supieron ponerse cuatros entre ellos.
OBLIGADO QUE FUERA un cronista a destacar ciertos puntos medio interesantes del picnic televisivo de anoche, podría decirse que algunos objetos discursivos no identificados fueron avistados: cierto manoseo al tema de los impuestos y la pretensión panista de proponer nuevas fórmulas que vuelvan al esquema foxista del cobro disfrazado de tributos al consumo de alimentos y medicinas; algo difuso e innombrable respecto a política energética y la reiteración del muy genérico compromiso felipista de no privatizar Pemex ni la CFE. Y los piquetitos que con buena voluntad podrían ser clasificados como heroicos intentos de debate: que si los departamentos de Madrazo en Miami; que si el autopréstamo en Banobras de Felipillo, cuyas presuntas manos limpias habrían sido felipilladas más bien en la masa; el patético uso campal de documentos difundidos en Internet cuando menos quince días atrás en los que se acusa a Madrazo de no pagar impuestos; Mercado declarando vencedoras del acto a las mujeres porque ¡oh! en el malamente llamado debate había participado una de ellas; Campa acusando a Madrazo de pelearse con las mujeres; el priísta mostrando una hoja en blanco como saldo del paso de Calderón por la Secretaría de Energía...
Y EL VIRTUALMENTE ignorado atril pejerredista que nomás salió a cámara para dejar testimonio de que nadie lo pelaría. Mueble indemne, por lo demás, pues los cuatro nada fantásticos apenas rozaron con alguna crítica menor al ausente que, a su vez (en un notable giro que mueve a suspicacia a los amantes del sospechosismo), retribuyó el gesto amable dejándoles la noche para ellos solos, sin entrevistas domiciliarias ni asomo mediático alguno que impidiera a los cuatro suministradores de somníferos discursivos ir a la cama con la tranquilidad de la rutina cumplida.
EN REALIDAD, EL TABASQUEÑO ausente aprovechó la concentración de reflectores en el presunto debate nocturno para ir sin revuelo periodístico a rendirle honores vespertinos a Benito Juárez en una encerrona organizada por el pleno de los obispos mexicanos que decidieron hacer comparecer ante sus sotanas rectoras, uno por uno, a los tres principales candidatos a la Presidencia.
¡AH, LO BUENO ES que ya viene el emocionantísimo y promisorio segundo debate! ¡Yeah!
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