Usted está aquí: miércoles 19 de abril de 2006 Economía Desde 1980 la riqueza de AL cayó 2.6 billones de dólares, admite FMI

Con la liberalización la región perdió 2 puntos de participación en el PIB mundial

Desde 1980 la riqueza de AL cayó 2.6 billones de dólares, admite FMI

La zona transfirió más de 200 mil mdd en 7 años por servicio de la deuda externa, reporta OID

El Fondo y el BM empiezan a perder protagonismo

Rato plantea ''nuevo enfoque''

ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADO

Ampliar la imagen Rodrigo Rato, director gerente del FMI. Imagen de archivo Foto: Guillermo Sologuren

Washington, DC, 18 de abril. Desde que comenzaron a ser aplicados en América Latina los planes de liberalización económica y apertura financiera, la región perdió 2 puntos de participación en el producto interno bruto (PIB) mundial. Puesto en números, la riqueza producida por los países de la zona cada año disminuyó, de 1980 a la fecha, en 2.6 billones de dólares, tres veces el valor actual del PIB de un país como México, según se desprende de varios informes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Al mismo tiempo, la región hizo una transferencia neta de recursos para servir la deuda externa por más de 200 mil millones de dólares, sólo en los últimos siete años, indicó por su parte un reporte del Observatorio Internacional de la Deuda (OID), organización no gubernamental con sede en Bélgica.

Las cifras son sólo una expresión de los efectos que en la región han tenido los planes de ajuste económico impuestos por organismos financieros internacionales, con los cuales varios gobiernos de la zona tratan de evitar cualquier trato. Se trata de una tendencia que es vista por algunos analistas como el inicio de un cambio de función del FMI y el Banco Mundial, dos entes surgidos después de la segunda Guerra Mundial y que empiezan a perder el protagonismo que los llevó a tener oficinas permanentes en los ministerios de Hacienda o bancos centrales de los países receptores de préstamos.

''La relevancia del FMI no se mide por los titulares de la prensa'', comentó Rodrigo Rato, director gerente del organismo. ''Su relevancia está en la capacidad que tiene de colaborar con los gobiernos en la consecución de la estabilidad macroeconómica y financiera'', dijo el ex ministro de Hacienda español en una reunión con un grupo reducido de reporteros hace unos días en México, en la que estuvo La Jornada.

''No sé si hay un estudio académico que mida la relación entre los titulares de prensa y la estabilidad económica y financiera; yo no la conozco'', dijo en tono irónico Rato.

Más allá de la ironía, América Latina sí está marcando un nuevo trato con los organismos financieros internacionales. O al menos es lo que están haciendo algunos gobiernos. El cierre de la oficina permanente del FMI en el Banco Central argentino, reportada hoy en la prensa, es el más reciente paso de un cambio en la relación de algunos gobiernos de la región con el organismo.

Entre finales de 2005 y principio de 2006, Brasil y Argentina pagaron por anticipado sus deudas con el FMI, por montos de 15 mil 500 millones de dólares y 9 mil 500 millones de dólares, respectivamente. Uruguay, en marzo, también hizo pagos adelantados por 630 millones de dólares; Montevideo anunció que no quiere pedir más préstamos al Fondo.

Esta semana, cuando se realiza la reunión anual de primavera del FMI y el Banco Mundial, uno de los temas a discutir, puesto en la mesa por el propio Rato, es la reasignación del poder de voto en el organismo, dominado por Estados Unidos, que tiene 17.40 por ciento de los votos en el directorio. El Grupo de los 8 (G-8) países avanzados -integrado por EU, Gran Bretaña, Japón, Francia, Italia, Canadá, Alemania y Rusia- detenta 45.87 por ciento de los votos en el Fondo. Algunos de los llamados países emergentes con mayor participación son: China, con 2.98; India, 1.95; Brasil, 1.42 y México, 1.21 por ciento de sufragios. Así que las decisiones en el organismo están cargadas de un solo lado.

''El surgimiento de nuevos poderes económicos, la integración de los mercados financieros, un flujo de capitales sin precedente y nuevas ideas para promover el desarrollo económico requieren que sea actualizada la interpretación del mandato del FMI como promotor de la cooperación financiera internacional y de la estabilidad económica''.

Así lo considera el propio Rato, en un mensaje divulgado esta semana, preparado para ser entregado a los representantes de los 184 países socios del Fondo, que se reúnen aquí esta semana. ''Sin un nuevo enfoque y una cuidadosa elección de prioridades, la institución corre el riesgo de ser dispersada en varias direcciones y perder su relevancia entre una amplia base de su membresía'', añade.

La distancia es el olvido

América Latina y el Caribe ha sido desde los años 80 del siglo anterior, cuando la crisis de la deuda llevó a que los gobiernos asumieran los planes de ajuste económico y apertura financiera, la región más cumplida en acatar los ordenamientos de los organismos financieros internacionales.

Los gobiernos se alejaron de la actividad económica, privatizaron activos públicos y abrieron las fronteras al flujo de mercancías y dinero. Recientes reportes del Banco Mundial han dado cuenta del rechazo de la mayoría de la población de la zona a continuar por este camino.

Una de las causas del alejamiento está en la falta de resultados, en términos de bienestar de la población, de las políticas seguidas. Y por ello el rechazo a continuarlas, que ya se ha expresado electoralmente en algunos países.

Datos tomados del FMI y el Banco Mundial muestran que la contribución de Latinoamérica al PIB mundial, que en 1980 representaba 7.2 por ciento, disminuyó a 5.4 por ciento, un equivalente de 2.6 millones de millones de dólares (2.6 billones).

Estados Unidos, con 4.6 por ciento de la población mundial (poco más de la mitad del 8 por ciento de la población mundial que vive en Latinoamérica) tiene 28 por ciento del PIB del planeta.

En la raíz de la pérdida de participación de Latinoamérica en la economía mundial está la deuda externa y las obligadas transferencias de recursos hacia el norte para dar servicio. ''La alta deuda y el costo de los intereses han minado la capacidad de la región para invertir y generar crecimiento'', dijo Luis Sandoval, del Center for Economic and Policy Research, una organización con sede en esta ciudad.

La deuda externa de la región, al cierre de 2004, última cifra consolidada, alcanzó 780 mil millones de dólares, 34 por ciento del PIB de la región, de acuerdo con el FMI. En 1980 el porcentaje era de 33.2. En 1979 la deuda externa de todos los países latinoamericanos fue de de 159 mil millones de dólares.

''Por cada dólar de deuda en 1980, los países han pagado 8 dólares y todavía deben cuatro'', detalló Eric Toussaint, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, organización con sede en Bélgica.

La deuda explica el acercamiento y el alejamiento de los países latinoamericanos con los organismos financieros internacionales. Será también un tema de esta reunión, dado que se debe aprobar la cancelación definitiva de los pasivos externos de 17 naciones, entre ellas las latinoamericanas Nicaragua, Bolivia, Honduras y Guyana. Este paquete sumará 37 mil millones de dólares a lo largo de los siguientes 40 años.

Además de este grupo ya aprobado, el FMI y el Banco Mundial propondrán incluir a otras 11 naciones, a las que se condonarían 21 mil millones de dólares. Estas son: República Centro Africana, Comoros, Costa de Marfil, Liberia, Somalia, Sudán, Togo, Eritrea, Haití, República de Kirguizia y Nepal.

Confianza del sector financiero en Brasil y México

El sector financiero internacional teme que Bolivia y Perú reviertan, o al menos procesen lentamente las reformas estructurales aplicadas en sus economías, aunque no cree que esto sea un riesgo alto en países como Brasil o México.

''Yo no estaría preocupado en este sentido con países con Brasil o México. Hay otros países donde el riesgo de que se hagan más lentas o incluso se reviertan muchas de las reformas hechas está frente a nosotros, y estoy hablando de países más pequeños pero igualmente importantes como Bolivia y Perú'', dijo en Washington Charles Dallara, presidente del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que agrupa a los principales bancos y organismos financieros del planeta y es considerado la voz del sector financiero privado internacional.

Dpa y Notimex

 
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