Usted está aquí: martes 18 de abril de 2006 Sociedad y Justicia Consideran totalmente equivocada la política de vivienda del actual gobierno

Cree que el problema se limita a tener cuatro paredes y un techo: René Coulomb

Consideran totalmente equivocada la política de vivienda del actual gobierno

Urge ampliar el ordenamiento urbano y abarcar a sectores sin accesos a créditos

LAURA POY SOLANO

Ampliar la imagen La mayoría de los desarrollos habitacionales están dirigidos a personas que garantizan el pago al tener un empleo fijo, lo que deja prácticamente en el abandono a la mayoría de las personas que buscan vivienda, alertó René Coulomb Foto: Marco Peláez

La política habitacional en México mantiene una "total desarticulación" con la planeación y el ordenamiento urbano, al fomentar un modelo que privilegia la construcción de espacios habitacionales nuevos accesibles sólo a un tercio de la población, considerada como demanda solvente, mientras las dos terceras partes de los 720 mil nuevos hogares que demandan una vivienda cada año "siguen desatendidos y sin acceso a créditos".

René Coulomb, especialista en sociología urbana de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), aseguró que más allá de un "aparente éxito cuantitativo" en la construcción de miles de viviendas terminadas durante este sexenio, "lo que en realidad está en juego es la reconceptualización de la política habitacional, en que se debe reconocer que la vivienda es mucho más que cuatro paredes, también es ciudad y equipamiento urbano".

Coordinador de la maestría en planeación y políticas metropolitanas de la UAM-Azcapotzalco, destacó que una de las razones por las que no se ha tomado en cuenta la opinión de especialistas para mejorar las condiciones de vivienda en el país, donde 4 millones 600 mil casas-habitación carecen de drenaje o fosa séptica, 5 millones más son de un solo cuarto, 2 millones 300 mil no tienen agua entubada y 3 millones cuentan con piso de tierra, es que desde el punto de vista de las políticas públicas "la vivienda se limita al objeto físico".

Esto permite, con ciertos matices, mantener una interpretación cuantitativa de las acciones de vivienda y "considerar como un cierto éxito alcanzar la meta para este año de 750 mil viviendas edificadas en este sexenio, de las cuales entre 20 y 25 por ciento son en realidad acciones de mejoramiento".

Desde el punto de vista de muchos investigadores y especialistas, agregó en entrevista con La Jornada, el que las instituciones públicas privilegien el financiamiento para vivienda nueva terminada "es un error", ya que la lógica de esta política habitacional es otorgar créditos "pero sólo a la demanda solvente, es decir, aquellos que tienen empleo estable e ingresos suficientes para responder por la garantía del crédito, aunque esto no implica necesariamente que puedan pagar".

La demanda de casa-habitación, debido a la transición demográfica, es muy importante, porque los jóvenes exigen empleo y vivienda. Sin embargo, insistió, dentro de esta gran demanda existen dos sectores, uno solvente y otro insolvente, en el que se ubica la mayoría de la población sin ingresos fijos ni empleo estables que percibe remuneraciones económicas por debajo de los cinco salarios mínimos.

Es evidente, indicó, que también existe un mercado de vivienda segmentado que va desde casas-habitación mínima, económica, media y residencial, con un costo aproximado que va de 180 mil a 1.5 millones pesos, por lo que un importante sector de la sociedad está excluido de cualquier financiamiento para obtener vivienda de interés social.

La pregunta que debemos hacernos es hasta cuándo podremos ofrecer vivienda nueva a una demanda solvente, frente a un sensible agotamiento del sector, ya que los propios constructores inmobiliarios reconocen que en muchos estados del país existe sobreoferta, por lo que se construye vivienda que permanece vacía.

Una de las soluciones que los desarrolladores han encontrado en México y otras partes del mundo ha sido reducir "lo más posible el costo de la casa-habitación ofreciendo ya no espacios de 50 metros cuadrados, sino de 40 e incluso 30 metros cuadrados. En el caso de países asiáticos se ha llegado a vivienda de interés social de 18 metros cuadrados con baños compartidos".

Ante este panorama, afirmó, todos sabemos que "se tienen límites ante estos planteamientos, que necesariamente llevan a lo que siempre fue una solución, y que en el caso de nuestro país se aplicó con cierto éxito en los años 80 del siglo pasado: establecer programas de vivienda progresiva para los sectores de bajos ingresos".

Con este modelo se puede ofrecer un lote con cierta urbanización, o un pie de casa con 20 o 30 metros cuadrados construidos pero con posibilidad de crecer, porque dos terceras partes de la población urbana en México "así resuelve sus problemas de vivienda, ya sea con invasión o fraccionamiento irregular, la vivienda se construye con procesos autofinanciables".

Desde nuestra perspectiva como especialista, indicó, una política habitacional que privilegia la vivienda terminada sólo en beneficio de una tercera parte de la población está "totalmente equivocada, cuando en la realidad se debe destinar 85 por ciento de los recursos públicos canalizados a la vivienda para atender a un sector mayoritario sin ingresos suficientes para adquirir nueva vivienda".

Por lo que respecta al desarrollo de grandes conjunto habitacionales periféricos, señaló que estudios recientes demuestran "dos caras de un sólo problema. Por una parte la gente está contenta de tener una casa propia, pero pronto surgen los problemas porque no hay equipamiento urbano, sólo se entrega un mínimo, y muchas veces asociados con grandes empresas trasnacionales de tiendas de autoservicio".

Se edifican algunas instalaciones de educación básica y áreas verdes, que pronto son privatizadas por los propios vecinos, ya que los espacios son muy reducidos y por lo general se convierten en estacionamientos. Así que en poco tiempo se va de un proyecto más o menos decoroso, al ocaso urbano y visual".

Afirmó que debido a que en México no existe "prácticamente ninguna herramienta para luchar contra la lógica del mercado, que ha llegado a elevar en delegaciones centrales del Distrito Federal hasta en 200 por ciento en los pasados cuatro años, el precio comercial de un predio".

 
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