Usted está aquí: martes 18 de abril de 2006 Economía La otra cara de las remesas

La otra cara de las remesas

Los crecientes envíos de dinero a AL podrían tener efectos imprevistos en inflación, fuga de personal calificado y bajos incentivos para la educación, entre otros

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Angélica López de 16 años, y Courtney Monroe, de 14, marchan durante la protesta de migrantes en Toledo, Ohio, el pasado 12 de abril. Según EIU, los niños de 16 a 18 años en los hogares de inmigrantes tienen un nivel de escolaridad más bajo que los de hogares de no inmigrantes Foto: Ap

Ampliar la imagen Cerca de la ciudad de El Sásabe, una mujer y su hijo de cinco años piden ayuda a un integrante del grupo Beta, que asiste a migrantes, ya que ella decidió no hacer un segundo intento por cruzar el desierto Foto: Ap

Ampliar la imagen Michelle Torres, de 13 años, de Hollywood Norte, California, se envuelve con una bandera estadunidense durante una protesta de inmigrantes en el bulevar Van Nuys en Los Angeles Foto: Ap

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Los envíos a América Latina representan el porcentaje mayor del mercado global de remesas y han crecido más aprisa que en cualquier otra región. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), los flujos de remesas de trabajadores latinoamericanos a sus países de origen, principalmente desde EU, crecieron a una tasa promedio de casi 14% en los últimos diez años y alcanzaron la cifra de 47 mil 400 mdd en 2005. Esas corrientes de recursos tienen un impacto económico y social importante, pero hacen que esas economías sean más vulnerables a las fluctuaciones del ciclo económico estadunidense.

Alrededor de 25 millones de latinoamericanos viven fuera de sus países de origen. Aproximadamente 65% envían dinero a su familia con regularidad (entre 100 y 300 dólares al mes). Cerca de 75% de las remesas son enviadas desde EU, donde casi 5% de la población (14.5%) son inmigrantes latinoamericanos con documentos o sin ellos, de acuerdo con el censo estadunidense 2000.

Sin embargo, en años recientes la Unión Europea ha sido el destino de mayor crecimiento para los inmigrantes latinoamericanos: alrededor de 20% de los extranjeros registrados en España provienen de Latinoamérica (principalmente de Ecuador, Colombia y República Dominicana). Según el Ministerio de Inmigración de España, 36% de los inmigrantes legales (986 mil 178) son de América Latina.

En especial, la migración es relevante en México y en los países de Centroamérica; las causas principales incluyen la proximidad geográfica con EU y factores socioeconómicos como violencia, pobreza extrema y falta de movilidad social. Los desastres naturales también han contribuido al crecimiento de la migración. Al mismo tiempo, algunos gobiernos locales consideran la emigración como una "válvula de escape" para mitigar tensiones sociales y económicas en sus países.

De conformidad con un estudio del Fondo Multilateral de Investigación del BID, las remesas llegan a gran parte de la población latinoamericana, de 14% en Ecuador a 24% en Guatemala y 28% en El Salvador. En promedio, cada remesa beneficia directamente a tres o cuatro personas.

Impulso económico para los países de origen

En términos absolutos, el destino de los recursos se concentra en seis países que, en 2003, recibieron casi 78% de las remesas que se enviaron a América Latina: México, Colombia, Brasil, Guatemala, República Dominicana y El Salvador. El 40% de las remesas totales de la región llegaron a México. También en 2003, la remesas excedieron 26% a la inversión extranjera directa (IED) y representaron 2% del PIB de la región y 8.6% de las exportaciones. En las pequeñas economías centroamericanas las remesas representaron un porcentaje mayor del PIB.

- Como porcentaje del PIB, las remesas excedieron el promedio latinoamericano en 12 países de un total de 19. En seis países (Haití, Honduras, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua y Guatemala) esta proporción rebasa 10%. Lo anterior demuestra la importancia de este torrente de ingresos para la economía local, pero también la vulnerabilidad de esos países ante flujos cuya dinámica escapa al control gubernamental.

- En muchos países el flujo de remesas es más alto que el importe de las exportaciones de productos agrícolas tradicionales. En Haití, Guatemala, El Salvador, República Dominicana y Nicaragua el valor de las remesas, en comparación con el total de las exportaciones, es particularmente alto y representa 40% de las mismas.

- Las remesas superaron la IED neta en 11 de 19 países latinoamericanos. En El Salvador, Guatemala y Haití, son varias veces más grandes que los flujos de IED.

Fuente estable de financiamiento

Como fuente externa de financiamiento, las remesas son más atractivas que otros flujos de capital más tradicionales porque tienden a ser más estables que el financiamiento extranjero. En efecto, en las dos últimas décadas las remesas han permanecido en un rango de 1-1.6% del PIB; por el contrario, otras corrientes de capital, exportaciones e incluso ayuda oficial, mostraron mayor volatilidad. Sin embargo, su comportamiento no es muy cíclico en países donde las crisis económicas eran seguidas por un fuerte incremento de las remesas. Esto resultó evidente luego de las crisis financieras y moratorias en Ecuador después de 1999 y en Argentina después de 2001. En esas situaciones las remesas subieron tanto por el aumento de la emigración como porque los trabajadores en el extranjero incrementaron su ayuda a los parientes en sus países de origen.

No obstante, las remesas también se ven afectadas por la actividad del país anfitrión, en especial cuando los trabajadores inmigrantes se concentran en cantidades altas en un solo país. Por lo tanto, puede esperarse que las remesas a América Latina se relacionen cada vez más con el ciclo económico estadunidense.

Fomento del crecimiento y el consumo

Las remesas fomentan el consumo en algunos de los destinatarios; por lo tanto, estimulan la demanda doméstica. Sin embargo, también podrían impulsar la acumulación de capital humano a través de servicios de educación y de salud. Aunque el impacto de las remesas en el crecimiento es difícil de detectar, ya que la acumulación de capital humano sólo se observa a largo plazo, los estudios que analizan la información de los hogares muestran que las familias que reciben remesas proporcionan a sus hijos más educación, participan en mayor medida en la formación de pequeños negocios y acumulan más bienes.

Puesto que muchas remesas se gastan en el consumo básico de los destinatarios pobres, no debe exagerarse su papel como inversión en capital humano. También podrían impulsar el mejoramiento de la infraestructura física mediante asociaciones de inmigrantes y los gobiernos locales que, cada vez más, promueven el uso de esos fondos para el desarrollo de infraestructura en las localidades de origen de los inmigrantes. Sin embargo, esos esquemas son incipientes.

El aumento de las remesas también contribuye al desarrollo del sistema financiero latinoamericano en la medida en que suscitan el contacto de gran parte de la población con el sistema financiero formal. Esto podría conducir, de manera gradual, a una creciente disposición de crédito e instrumentos bancarios como créditos educativos, hipotecas y cuentas de ahorro. Además, las remesas pueden servir de garantía y algunos bancos han comenzado a sacar provecho de ello. En América Latina, desde 1994, ha habido casi 40 emisiones de bonos basadas en remesas, con un valor total de alrededor de 5 mil mdd.

Riesgo de "enfermedad alemana"

Pero los flujos de remesas pueden tener también impactos negativos. Existe la preocupación de que pudieran conducir a una especie de "enfermedad alemana", mediante una apreciación de la tasa de cambio real y la consecuente reducción de la competitividad de los sectores comerciales de los países. Los gobiernos disponen de pocos instrumentos para reducir los efectos monetarios de las remesas, aparte de una intervención activa en el mercado de divisas extranjeras y una extensiva restricción monetaria para impedir un aumento de la inflación.

Una política fiscal restrictiva (por ejemplo, cargar impuestos a las remesas) podría frenar el crecimiento del consumo y, por lo tanto, reducir las presiones inflacionarias. No obstante, sería políticamente inaceptable, pues muchas remesas son recibidas por hogares de bajos ingresos y proporcionan un flujo seguro de dinero en los países receptores, donde la pobreza está generalizada.

Por otra parte, a pesar de la importancia de las remesas para muchas economías latinoamericanas, existe creciente preocupación respecto de que la emigración representa una fuga de capital humano. En EU, la mayoría de los inmigrantes con alto nivel de estudios provienen de Europa y el sudeste de Asia. Sin embargo, muchos trabajadores latinoamericanos capacitados y profesionistas emigran a EU (más de 50% de los ciudadanos de Centroamérica y el Caribe que cuentan con grados universitarios viven en el extranjero). Ellos, con más probabilidad que sus contrapartes asiáticos y europeos, podrían terminar desempeñando empleos para los que no se requiere capacitación o que tienen bajos requerimientos de calificación. Esto refleja deficiencias de calidad académica y de normas en muchos países de América Latina. Los migrantes altamente calificados de países distantes encontrarán interesante emigrar a EU porque los salarios especializados son por lo regular más altos que en otros países desarrollados.

La proximidad geográfica de América Latina con EU ocasiona que el costo de la migración sea relativamente más bajo para los trabajadores latinoamericanos. Es probable que muchos de esos inmigrantes latinoamericanos, aunque tengan grados universitarios, no califiquen para los trabajos especializados en EU, pero aun así optan por emigrar porque los salarios no especializados en EU son generalmente más altos que los salarios especializados en sus países de origen.

Sin embargo, los mexicanos de más alto nivel de estudios tienden a permanecer en México, donde la tasa de recuperación del costo de la educación es comparativamente más alta que en EU, debido a que la distribución de ingresos es más inequitativa en México. Como resultado de ello, los jóvenes (en especial de las áreas rurales) que han decidido emigrar al norte tienen pocos incentivos para invertir en educación. En consecuencia, se ha observado que los niños de 16 a 18 años en los hogares de inmigrantes tienen un nivel de escolaridad más bajo que en los hogares de no inmigrantes. El caso mexicano representa, además, una importante advertencia contra la idea de que la migración puede tener un efecto positivo adicional en la educación, al generar incentivos para adquirir altos niveles de estudios.

Perspectivas futuras

Las remesas han crecido con rapidez en la década pasada, y se espera que su dinamismo continúe en la próxima. El crecimiento será estimulado por tendencias demográficas que combinan una población en aumento en los países en desarrollo y una fuerza laboral que disminuye en los países desarrollados. Esta desigualdad creará una fuerte demanda de trabajadores en los países desarrollados, en especial en los servicios que sólo pueden ser proporcionados en la localidad.

La proximidad de México y Centroamérica con EU y la profunda integración económica entre esos países estimulará aún más la migración al país del norte. Sin embargo, las redes sociales en los países de destino han sido un importante factor de atracción para los posibles migrantes. En este sentido, la consolidación de la comunidad latinoamericana en EU (donde ha llegado a ser la minoría más grande) y su creciente importancia en la Unión Europea, en particular España e Italia, continuarán atrayendo nuevos migrantes.

Sin embargo, los fuertes y crecientes lazos económicos y sociales entre América Latina y EU incrementarán la vulnerabilidad de la región ante el ciclo económico estadunidense y el riesgo derivado de sus desequilibrios macroeconómicos. Aun así, mientras no se presente una crisis económica extensa en EU, las remesas serán una fuente estable y valiosa de financiamiento externo para América Latina y podrían fomentar el crecimiento económico a través de la acumulación de capital humano y el desarrollo de infraestructura.

FUENTE: EIU

 
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