ASTILLERO
La silla
El mundo, alrededor de un asiento
Adversarios construyen salida al peje
LA NUEVA GUERRA santa tiene como causa una silla, pero no en lo inmediato la presidencial (aunque en realidad sí, pues las escaramuzas del debate forman parte de la estrategia global; ¡oh, cuán difícil es todo en esta etapa de belicismo en redondo: lo que parece sí, en realidad es no, y al revés: San LEA de los Halcones tenía razón en que las cosas no son ni buenas ni malas, sino todo lo falsario!) ¿Silla vacía en pleno escenario para subrayar la ausencia del peje escurridizo en el primer debate no pentagonal, o desdén cuadrangular que ni siquiera con el asiento vacío haga referencia al faltista lagartón?
La odisea de las butacas combatientes consume gran energía de los gladiadores porque creen que en un lance televisivo podrán cambiar su suerte: la pareja presidencial y ex presidencial (Calderón y Madrazo, dúo en cuya promoción conjunta convergen los empresarios del tongo, Fox & Sal) estima posible pegarle al (todavía) campeón de las encuestas, mientras éste busca las cuerdas tratando de eludir debates, preparándose, según el sparring Leonel Cota, para mover multitudes fuera del ring formal, en defensa del cinturón que dice que a la mala le quieren arrebatar los retadores que comparten vocación por el aumentativo descontonero, Mad (que no es un golpe chiquito) y Calder (que no es un perol pequeño). De los otros dos contendientes apenas deberá hacerse mención: Party Market y Elberto Campa tendrán valor sólo en función de la manera en que se carguen a uno u otro de los bandos principales en pugna; Market tal vez busque ganancias accionarias con presuntos títulos de izquierda sumándose al lopezobradorismo galopante, y Elberto obviamente seguirá las indicaciones de la profesora Gordillo, confirmando que no fue accidental la elección de las letras PAN en la denominación Panal (Partido de la Nueva Alianza con el PAN).
Que si ponen la silla o no la ponen, y que si los participantes o, más específicamente, el huidizo peje, se sujetan o no a una minitregua mediática y, ya en el extremo del suspenso mal llevado, que si hay o no hay debates que porque el peje a fin de cuentas tal vez no vaya a ninguno y que entonces posiblemente tampoco Betín ni Felipín... ¡La alta política en su apogeo! Y además, bien entretenidos están los salobres candidatos (Mad y Calder) en la degustación del primer platillo de toda la temporada en el que han quitado la iniciativa al peje hasta ahora siempre dictador (de la agenda de discusión política). Nunca antes habían arrinconado al peleador de pantaloncillo negro y amarillo, ni lo habían visto buscar treguas a mitad del combate. Mas no se dan cuenta los entusiastas golpeadores de que, como en el pasado, como en el episodio del desafuero, que por lo visto no les sirvió de mucho a los confabuladores de ayer y de hoy, le han vuelto a abrir la puerta al peleador callejero para que salga de territorio cerrado.
Por sí mismo, López Obrador estaría hoy entrampado en el pantano de las designaciones de deplorables personajes como candidatos del pejerredismo a las cámaras, y el discurso mismo del ex jefe de Gobierno parecería estar estancado y en plena producción de ruidos contradictorios (por ejemplo: ir contra los banqueros pero estar reuniéndose en grupos pequeños con empresarios beneficiados directa o indirectamente por el Fobaproa, o haber prometido que no haría campaña televisiva y ser el principal contratante de anuncios, según el minúsculo ife). Pero una vez más pareciera que sus adversarios se devanan el seso hasta encontrar la manera de salvar al mismo que pretendían enredar y exterminar: los excesos cometidos diariamente desde el Poder Ejecutivo federal (un presidente vocinglero convocando a no cambiar de rumbo; secretarios de Estado convertidos en financistas o promotores electorales; la publicidad machacona del México que ya cambió y que será mejor mañana que hoy); el uso provocador del concepto de "un peligro para México"; la asonada televisiva que inclusive pretende disfrazar de "libertad de expresión" sus libretos convenencieros, y el asomo de publicistas extranjeros para salvar a Lipe Derón, como pareciera ser el caso de Dick Morris (nota de David Brooks, enviada desde Nueva York a La Jornada, y publicada ayer) están abonando el terreno para que nuevamente se produzcan manifestaciones públicas de rechazo a la pretensión de descartar desde los poderes (el presidencial y los económicos) a un candidato presidencial bajo acoso.
ASTILLAS: EN EL JUEGO de sentarse participa, en otra variante, el apoltronado Felipillo. Con rapidez doctrinal acomoda butacas, sillones, reclinatorios o mecedoras a los "priístas distinguidos" que podrían sumarse a su campaña, entre ellos, en especial, Diódoro Carrasco, ex secretario de Gobernación con Zedillo, marca presidencial ésta que también aportaría otros personajes de acendrado priísmo (Salinas juega en dos bandas: con Madrazo y con Calderón; Zedillo estaría en similar condición dual: apoyando a López Obrador y a Calderón)... Con Fox como defensor, para qué quiere enemigos el IFE. Ya cuando el esposo de la señora Marta cree necesario encomiar virtudes y valores de una institución es porque ésta anda en gran descrédito. Pero, respecto al tribunal electoral federal, ¿por qué el Presidente lo mete en la danza, si hasta ahora no se han producido descalificaciones al trabajo de ese órgano presidido por Leonel Castillo sino, inclusive, un reconocimiento más o menos general? ¿Será justamente por eso que Fox pretende meter a ese tribunal electoral en la misma licuadora donde va el IFE?... Y mientras Calderón sale ahora con que también es zapatista (será por el uso de varios pares de calzado), ¡hasta mañana, en esta columna que el domingo por la noche se preparó, con morboso estoicismo profesional, para ver El privilegio de mandar y se encontró con una emisión repetida!
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