Angélica María, César Costa, Alberto Vázquez y Enrique Guzmán estuvieron el sábado
Nostálgica velada rocanrolera en el Festival Cultural de Zacatecas
En la plaza de armas se reunieron unas 15 mil personas que corearon los éxitos que ya forman parte de la memoria popular
El intérprete de La plaga dedicó una pieza a Rocío Dúrcal
Ampliar la imagen Angélica María Foto: Instituto Zacatecano de Cultura
Zacatecas, Zac., 16 de abril. La onda gogó y yeyé, el bule-bule, el amor de manita sudada, fresa, pero muy decente, triunfó y se revalidó la noche del pasado sábado en la penúltima jornada del 20 Festival Cultural Zacatecas 2006 con el concierto Los cuatro grandes: César Costa, Angélica María, Alberto Vázquez y Enrique Guzmán, quienes concitaron a más de 15 mil personas que llenaron gradería, balcones y techo de la catedral.
Desde las cinco de la tarde la gente había reservado su lugar. Se protegían del inclemente sol zacatecano con sombrillas, sombreros o cachuchas. Mandaban a alguno de la familia por refrescos o algo de comida, para no perder su silla. Llegó la noche. A las 20 horas comenzó el desvelo de la nostalgia: apareció César Costa de suéter blanco con grecas verdes. El público desbordado de emoción le aplaudió cuando cantó Tus ojos, unas de las máximas creaciones originales del rocanrol mexicano, que explotó sobre todo versiones (covers).
César platicó cómo fueron surgiendo los intérpretes y sus canciones. "Recuerdo cuando un grupo comandado por un vocalista negro cantaba..." y se escucharon las notas de Hiedra venenosa, otrora éxito de Johnny Laboriel y Los Rebeldes del Rock. A bailar, a mover el bote.
De ahí a otro momento cimero de los tiempos de las malteadas y de los Elvis mexicanos: César cantó Las cerezas, de Los Hermanos Carrión. "Para abril o para mayo... Más que fresas, los Carrión fueron cerezas." Un recuerdo de Manolo Muñoz, el quinto grande ausente, con Speedy González. Superyeyé.
"Llegó otro cantante, alto, grandote (él)." Hizo mofa de sí mismo respecto de su estatura baja. Cantó Mi pueblo, uno de sus máximos éxitos, en una versión sui generis de la original de Paul Anka, pues la letra, como ha señalado cientos de veces Enrique Guzmán, no es lógica: "Me fui de viaje solo, a ver si así tú me querías como yo a ti..."
Dijo que mostraría su primer suéter: una chambrita de color verde. Anunció el que fue su primer rock grabado con el grupo Las Camisas Negras: El tigre, en el que asegura: "Yo me siento más fuerte que un león..." Luego, afirmó, el rock se fue haciendo balada. Cantó Adiós a Jamaica. La alegría cundió con Un vaso de vino: "Ya me lo tomé, ya me lo tomé, y todo parece distinto..."
Siguió con A mi manera, también de Paul Anka. Se despidió con Amorcito loco, en una versión ligera del éxito de Queen.
A tronar los dedos
De "¡papacito!" para arriba fue recibido Alberto Vázquez. La tonada de 16 toneladas se escuchó en forma progresiva en su velocidad. La gente chasqueó los dedos. Ritmo y más ritmo. Cigarro en mano, como siempre. Pelo cano y traje negro. A los gritos que le pidieron que se diera una vuelta respondió que no.
Cantó Cosas, "ésas que uno añora". Marcó el paso y el público se alborotó. Las hermanas Salinas, Leticia y Yolanda, le hicieron los coros. Son guapas. "Nunca creí (que te fueras tú)." La melodía de Para decir adiós encendió el recuerdo de quienes han tenido descalabros amorosos, que son todos. En una sorpresa, cantó con César Costa La felicidad llegó, que interpretaron en la película La edad de la violencia.
Con su voz grave, siguió con O quizás simplemente le regale una rosa, de Leonardo Favio. Voló con Tú significas todo para mí. El recuerdo per sé con Fue en un café. Una canción resumen: Al modo mío. Su máximo éxito, El pecador, que finalizó con una apóstrofe: los brazos abiertos.
La Novia de México
Angélica María basó su concierto en Miguel, canción sobre un personaje del que una joven está perdidamente enamorada. El tal Miguel acabó en traidor y para cada momento hubo un tema. ¿Adónde va nuestro amor? Su voz se escuchó segura, clara, como siempre. Yo que no vivo sin ti, que hizo a las damas mayores presentes enjugar una lágrima.
Que Miguel no le hizo caso, para eso está La basurita, un tema chusco. Que Miguel andaba de infiel: Ella no es mejor que yo. Cada pieza fue actuada por Angélica. La venganza cuando ella se encontró un amante: Sigues siendo el mismo, de me la hiciste y me la pagas. Hasta que halló a El hombre de mi vida.
El más esperado
Enrique Guzmán arribó a paso lento, parsimonioso. Vestido de traje negro, sabía que todo estaba listo para que fuera su noche. Le lanzaron besos, aplausos. En carteles algunas jóvenes le expresaron "Te amo". Cantó su éxito Mi corazón canta así: "Cuando te tomo de la mano..." Un coro de miles de gargantas le respondió. "El rock es una forma de ser. No es un ritmo y por eso no pasa de moda", afirmó.
Otra de amor sincero: "Más de tu amor quiero sentir en mí... más de tu aliento". A dúo con Angélica María interpretó un diálogo sentimental. "¿Creían que iba a cantar con Alberto o César? Me gusta más ella", comentó.
Secretamente causó revuelo. Ante los coros, pidió que no se le adelantaran. Tu cabeza en mi hombro, que refiere cuando el amor está en su cenit. Gotas de lluvia... "las letras de aquellos años eran más bonitas que las de ahora". Llegó Pensaba en ti, balada rocanrolera de su autoría, que se la rifa con frases como "yo no puedo mentir, bonita es; sería digna mujer de un gran marqués. Sólo un problema hay, caray: que ese marqués no quisiera ser yo".
Llegó el momento de hacer bailar a la concurrencia. Tomó su guitarra y la acelerada Lucila prendió la mecha. "¡Esto es roanrol!" Avanzó con Coqueta, de The Beatles, y Satisfacción, de The Rolling Stones. Cientos bailaron Popotitos: "Con Popotitos me voy a casar. De ahí en adelante la voy a alimentar". La plaga aumentó el logro de Guzmán. En los balcones los grupos bailaron en sincronía. Hey, Lupe es otra descarga.
Bajó el ritmo, pero no la nostalgia con Angel de la mañana. Había dicho que quizá no cantaría Acompáñame, porque le provoca mucho sentimiento, pues la interpretó a dúo con Rocío Dúrcal, recientemente fallecida. Pero la cantó y su voz, por momentos, se quebró. Fue un homenaje. Se fue. El reloj de la catedral marcó las 23:23. Regresó y regaló Quiero ser libre y Anoche no dormí.
Los cuatro grandes reunieron más de 200 años de experiencia rocanrolera. La mayoría de sus canciones están en la memoria colectiva. Este sábado, el rocanrol tomó la plaza de armas de Zacatecas.