Gabriel Orozco es el creador del concepto, para el que prepara un esqueleto de cetáceo
Una ballena flotará en el techo de la biblioteca de Buenavista
El artista buscaba un objeto del cual se pudiera aprender con sólo mirarlo
Es la primera obra por encargo que acepta, atraído por el proyecto del arquitecto Alberto Kalach
Ampliar la imagen El artista Gabriel Orozco muestra parte de la obra que prepara para la biblioteca José Vasconcelos: el esqueleto de una ballena Foto: Guillermo Sologuren
Un par de cuartos ubicados atrás del área de taquillas de la antigua estación de trenes de Buenavista sirven de taller para el artista visual Gabriel Orozco quien trabaja ahí en la escultura -de hecho, su primera comisión, porque no es adepto a los encargos-, que "flotará" en el interior de la Biblioteca de México José Vasconcelos que se construye a un costado.
La particularidad de la pieza es que se trata del esqueleto, de 12 metros de largo, de una ballena gris que Orozco fue a buscar a Baja California. Reconceptualizar un objeto es una característica de la obra de este escultor y fotógrafo. En esta ocasión también ha decidido intervenir la pieza con grafito, igual que hizo con el cráneo titulado Papalotes negros (1997), una de sus obras más conocidas. Reconfigurar el objeto real lo revela de una manera "más evidente, más poderoso", asegura.
En la actualidad los 137 huesos que acompañaban el esqueleto del cetáceo son limpiados y consolidados con pegamento blanco diluido en agua. También se diseña la estructura metálica que lo sostendrá en la megabiblioteca. Orozco ya empezó a hacer estudios a fin de dibujarle encima las formas geométricas que le interesan. Para el artista el dibujo puede ayudar a ver el esqueleto. No es tanto un dibujo decorativo, sino "descriptivo, técnico, de la dinámica de la estructura ósea".
Calcula terminar la obra en unas cinco semanas, ya que tiene otros compromisos que cumplir. De aquí viajará a Inglaterra para inaugurar una exposición en el nuevo espacio de la galería White Cube y luego a Alemania para otra muestra en el Museo Ludwig, en Colonia, relacionada con el premio BlueOrange, con una dotación de 77 mil euros, que se le otorgó y que recibirá el próximo 2 de noviembre.
Orozco adelanta que en noviembre presentará una exposición "grande" en el Museo del Palacio de Bellas Artes. En su mayoría será obra que no se ha visto aquí, excepto un par de piezas que "han sido relevantes y creemos vale la pena volver a ver".
En estos días también Orozco lanzará al mercado otro proyecto: Gozne, una revista de artistas y autores, en la que se publicará material que tal vez no interesa tanto a otras publicaciones con un perfil más comercial. Gozne, de hecho, no tiene publicidad, ni consejo editorial, y es financiado por el propio Orozco, quien cuenta con la ayuda de Alejandra García Ponce como editora de la revista. Los textos serán publicados en su idioma original, ya sea español, inglés o francés, sin traducción.
Cuando el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes se acercó inicialmente a Orozco para que hiciera una escultura, el artista les contestó que no hacía encargos. Sin embargo, le intrigó el proyecto de la biblioteca. También conocía la obra del arquitecto Alberto Kalach, que le parecía interesante. Entonces, a la hora de visitar la construcción, que recorrió con Kalach, se entusiasmó. Al ver la gran nave se le presentó la idea del esqueleto de una ballena flotando o nadando allí. Su propuesta fue aceptada de inmediato.
Objeto de biblioteca
En seguida, Orozco y otras personas viajaron a Guerrero Negro, la pequeña localidad en Baja California Sur, próxima al desierto Vizcaíno y el Parque Natural de la Ballena Gris. Allí, buscaron y encontraron un esqueleto al excavar y lo recuperaron prácticamente completo. Sólo hay necesidad de reconstruir "las falanges de una aleta".
Más que producir un "objeto de museo", para Orozco había que hacer un "objeto de biblioteca". Explica: "Un objeto que tú llegas y, al verlo, aprendes algo. El esqueleto en sí ya tiene una información valiosa. Me imagino a un niño mirándolo, puede ser emocionante y se aprende. No quería que fuera nada más un objeto conmemorativo o decorativo o expresivo de algo, sino un objeto de conocimiento, incluso, científico".
Respecto a su intervención con grafito señala: "Lo que hago es poner a describirme lo que estoy viendo en ese momento en el hueso. Me meto, me clavo y empiezo a seguir las formas, en este caso, de cada vértebra o del homóplato. Con el compás y un hilo que también uso para ampliar el diámetro, empiezo a recorrer con una línea la tridimensionalidad del objeto que hago. La idea de aplicar una técnica bidimensional sobre un objeto tridimensional es algo que he intentado varias veces y representa una aventura plástica
"No me interesa tanto la parte mitológica, o emblemática, en cuanto a los signos o la historia. Es bastante técnico. Por eso digo que es algo mecánico, en el buen sentido de la palabra. De algún modo, un esqueleto es una máquina y al meterte así es un poco tratar también de reafirmar su mecanicidad, su funcionalidad, el por qué es tan complejo."
El equipo de trabajo de Orozco, de alrededor de 15 personas, es coordinado por Marco Barrera Bassols y entre los especialistas está el reconocido paleontólogo Aureliano Bocaña.