Acapulco fue el destino más codiciado ayer en la Terminal de Autobuses del Sur
Para miles de capitalinos es un pecado pasar la Semana Santa en la ciudad
Rebasó por amplio margen la demanda a la oferta de boletos de las camioneras
Ampliar la imagen Afluencia de vacacionistas ayer en la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO) Foto: Carlos Cisneros
El éxodo comenzó temprano; las compañías de autobuses foráneos aumentaron el número de sus corridas y los capitalinos huyeron de la otrora ciudad de los palacios.
Ya fuera en grupo o de manera solitaria, con destino fijo o sin él, quien pudo salió de vacaciones y, como toda víspera de Jueves Santo, las aglomeraciones en las centrales camioneras fueron la constante.
"El chiste es salir. No importa a qué lugar ni tampoco cuánto dinero llevas, pero pasar el Sábado de Gloria en la ciudad es casi un pecado", afirmó uno de los vacacionistas.
El destino más codiciado: el puerto de Acapulco. A las seis de la mañana se iniciaron las salidas y cada 10 minutos partía un autobús hacia el centro turístico del estado de Guerrero. Tres horas después era evidente que la demanda superaba por mucho a la oferta, y se iniciaron las corridas extras.
Ya por la noche, una de las taquilleras, que con dificultad se daba abasto en la ventanilla, explicó: "normalmente las salidas son cada media hora. Ahora, por ser vacaciones, programamos viajes cada 10 minutos, pero desde el sábado pasado se agotaron los boletos. Sinceramente no sé cuántas salidas extras se han autorizado, pero por lo menos han sido cuatro por hora, desde hace 12 horas."
Una familia de seis integrantes -los padres, dos hijos, un primo hermano y una tía- esperaba a que saliera su autobús. La salida estaba programada para las 8:50 de la noche y llegaron a la terminal de Tasqueña con media hora de anticipación.
"Vivimos por el Metro Popotla, apenas salí del trabajo y pasé por la familia. Mi hijo nunca ha ido, la otra sí, ya es más grandecita y hace cuatro años fuimos. Ahora las planeamos (las vacaciones), ahorramos algo de dinero y vamos a estar en acapulquito hasta el sábado por la noche. Ya hasta tenemos nuestros boletos de regreso.
"Carajo, vale la pena una visita a La Quebrada, por eso invitamos a mi cuñada y a uno de sus hijos. Queríamos invitar a otros dos primos, pero la verdad no nos alcanzó el dinero", dijo Juan, empleado de una empresa de productos lácteos.
Si el destino más anhelado fue Acapulco, el más demandado fue Oaxtepec. Con los 70 pesos del boleto, unos "500 o 600" para gastar allá, el traje de baño y una "buena casa de campaña", resultaba suficiente; por lo menos así lo aseguraron tres jóvenes de la delegación Gustavo A. Madero.
"De mojarme a cubetazos en las calles de Cuautepec Barrio Bajo a meterme en una de las albercas de Oaxtepec, prefiero lo segundo. Además vamos a llegar a buena hora, el camión nos deja en la entrada y hoy por la noche es más fácil acceder al área de tiendas de campaña.
"¿Cuándo nos vamos a regresar? No lo sé, depende de la lana. La comida no es problema, llevamos nuestras latas de atún, y la cerveza pues siempre se encuentra. Lo que sí no traemos son parejas, pero con algo de suerte las conocemos allá ", dijo Johnatan.
En otro punto de la central camionera, el vacacionista que expresó que pasar un Sábado de Gloria en la ciudad "es casi un pecado" discernía con su novia sobre el destino de sus días de asueto. Ella insistía en algo cercano, él prefería Ixtapa-Zihuatanejo.
Oriundos de la colonia Portales, no lograban ponerse de acuerdo y los horarios de las corridas los presionaban a tomar una decisión.
-Es más fácil conseguir dónde dormir en Ixtapa, no es como Acapulco -argumentaba él.
-No tenemos que ir a una playa. Podemos ir a Taxco o a Oaxaca, de aquí sale un autobús hacia allá -respondía ella.
Sentados a una mesa del área de comida de la terminal, la pareja subía el tono. Finalmente, ante la presión del tiempo, ella terminó por ceder y compraron los boletos hacia Zihuatanejo. "No te vas a arrepentir Micky, vas a ver que nos la vamos a pasar bien", predijo él.
También hubo quienes quedaron de llegar y nunca lo hicieron; por lo menos así le sucedió a Ximena, quien hacía lo posible para revender tres boletos a Chilpancingo.
"¿A dónde va? Tengo boletos a Chilpancingo, de las 9. Los doy al precio, es que unos amigos quedaron de ir con nosotros y no cumplieron", decía sin mucho éxito en una de las filas.
Con lo que se tuviera y hasta donde alcanzara. El objetivo era pasar los "días de guardar" en un lugar diferente al Distrito Federal
Puente de Ixtla, Cuautla, Izúcar de Matamoros, Cuernavaca o cualquier otro lugar alejado del valle de México resultó una tentación para los capitalinos.