Condena el uso de anticonceptivos, bodas entre gays, el aborto y la eutanasia
Pecados graves, masturbarse, fornicar y la homosexualidad: Iglesia española
Madrid, 10 de abril. La Iglesia católica española, en consonancia con el Vaticano y su jefe de Estado, el papa Benedicto XVI, condenó hoy el "relativismo moral" que, a su juicio, impera en la sociedad. Para combatir estas "fuerzas del mal", los obispos españoles redactaron un documento en el que señalan como "pecados graves" actos como la masturbación, la fornicación, la homosexualidad, el aborto y la eutanasia. A cambio, los prelados proponen asumir la "castidad" para lograr "la integración de la sexualidad en la persona".
La Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó el documento redactado por el plenario de los obispos, en el que centran su atención en la vigencia de la doctrina del Concilio Vaticano II, aprobado hace 40 años. La férrea postura de la Iglesia con respecto a asuntos como la sexualidad humana, el sacerdocio femenino o la presencia de otros credos en sus feudos tradicionales, no varia ni un ápice.
Una de las preocupaciones más recurrentes de los jerarcas de la Iglesia española son los asuntos del sexo, por eso hacen una reflexión en torno a la "moral de la sexualidad y de la vida". En este apartado, los obispos y cardenales sostienen que "en un contexto marcado por un exasperado pansexualismo, el auténtico significado de la sexualidad humana queda muchas veces desfigurado, controvertido y contestado, cuando no pervertido... La sexualidad está inscrita en el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, varón y mujer, que se debe entender desde la vocación de la persona al amor, y así, mediante la virtud de la castidad se logra la integración de la sexualidad en la persona".
La jerarquía católica española muestra su preocupación por lo que llama "propuestas teológicas deficientes", en alusión a algunas corrientes dentro del mismo cristianismo que promulgan cierta relajación en la forma de asumir la sexualidad humana y en la manera de enseñar la "palabra de Dios", hasta el punto de proponer que el sacerdocio no sea una cuestión exclusiva de los hombres.
El texto de la CEE, titulado Teología y secularización en España, también se inmiscuye en cuestiones de tipo político, al hacer alusión a la reciente aprobación de la legislación que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. "A la luz de estos principios sobre la sexualidad se entiende el motivo por el que la Iglesia también considera pecados gravemente contrarios a la castidad, la masturbación, la fornicación, las actividades pornográficas y las prácticas homosexuales". El argumento que esgrimen los prelados para prohibir estas prácticas son que "la sexualidad no permite banalizar estas cuestiones ni considerar las relaciones sexuales un mero juego de placer".
La retahíla de prohibiciones de los obispos españoles fue leída en público por su vocero oficial, Juan Antonio Martínez Camino, quien, pese a todo, afirmó que "la Iglesia no es ni ha sido nunca puritana". Para, acto seguido, denunciar y prohibir desde su palestra moral el uso de cualquier tipo de anticonceptivos, incluido el condón: "La dignidad de la vida humana exige que su transmisión se dé en el ámbito del amor conyugal, de manera que aquellos métodos que pretendan sustituir y no simplemente ayudar a la intervención de los cónyuges en la procreación, no son admisibles... La consecuencia es que una regulación moralmente correcta de la natalidad no puede recurrir a métodos contraceptivos".
La jerarquía católica española asume la doctrina del Vaticano para reiterar su preocupación por el aborto y la eutanasia, al sostener que son "acciones gravemente desordenadas, lesivas de la dignidad humana y opuestas a las enseñanzas de Cristo". Según los prelados, en la sociedad actual acechan fuerzas de "la cultura de la muerte" que pretenden "confundir" a sus feligreses con estos asuntos, al afirmar que "la imperante mentalidad laicista tiende a arrinconar las convicciones religiosas en la conciencia individual y a impedir que se manifiesten y que tengan repercusión pública".
Boda gay en el seno del PP
Un motivo más de indignación de la Iglesia católica española -además de la proliferación de la masturbación, la fornicación y la homosexualidad- fue la boda que se celebró el pasado sábado en Galicia entre un dirigente local del derechista Partido Popular (PP), la única formación política que se opuso activamente a esta regulación jurídica. Así, el concejal de Ourense, José Araujo, se convirtió en el primer líder de la derecha española en beneficiarse de la reforma legal para contraer matrimonio con su pareja, Nino Crespo; la ceremonia fue oficiada por el alcalde del PP, Manuel Cabezas.
Este hecho provocó una enérgica llamada de atención al PP por parte del obispo de Ourense, Luis Quinteiro, quien señaló que "con el fin de evitar la confusión y el desconcierto entre los fieles e iluminar a los políticos católicos que desean vivir íntegramente su fe en el ejercicio de sus funciones, hay que reivindicar la condición de cristianos actuando en el orden político y social conlleva a no asumir propuestas que contradicen expresamente la enseñanza evangélica, ya que lo contrario sería, entre otras consecuencias, causa grave de escándalo".