Parejita López volvió a anotar y los auriazules se ponen en zona de clasificación

Con eficaz planteamiento Pumas venció al América a domicilio

Las Goyas en el estadio Azteca acallaron al sonido local y a las porras de las Aguilas

JORGE SEPULVEDA MARIN

Pumas sólo requirió un trío de genialidades para dar cuenta 3-1 del América a domicilio, con un futbol dinámico, irrespetuoso a ratos, pero plantándose bien en el terreno de juego ante un rival que poco mostró el futbol que lo caracteriza y que este domingo decepcionó a su numerosa afición que asistió al estadio Azteca.

Con este resultado los universitarios se ubican en la tercera posición del sector dos, con 20 unidades, empatados con el Toluca, mientras los americanistas se estancan en el cuarto sitio del grupo uno, con 17, mismo número que tienen Morelia, segundo, y Tecos, quinto.

La parte alta de la portería norte se pobló de cantantes del ¡Goya!, quienes dieron rienda suelta a todo el repertorio que ensayan partido a partido, sin importar si están en casa o van de visita.

Fue el mismo grupo el que hizo cimbrar, literalmente, con sus brincos el coloso de Santa Ursula, cuando José Luis Parejita López inauguró el tanteador con certero cabezazo, a tiro-centro de Joaquín Botero, que había ingresado solo al área rival.

Fue entonces cuando Pumas, irreverente, se adueñó de la de casa ajena y repartió el pastel; llevaba y traía el esférico, apoyado por su gente que coreaba "ole... olé" cada vez que los auriazules conducían la pelota.

Para la segunda parte Manuel Lapuente, técnico de las Aguilas, hizo ingresar a Claudio López para formar un ataque de cinco elementos, que pronto le dio el resultado esperado, ya que en una jugada que causó confusión en el área de Sergio Bernal, Ismael Rodríguez anotó el de igualada.

Con el marcador 1-1 las acciones se tornaron parejas por varios minutos, pero despertó el felino que Bruno Marioni había hecho descansar por aproximadamente 900 minutos y de cabeza inclinó la balanza para los universitarios, con el 2-1, en jugada que paradójicamente inicio Kléber en la media cancha al perder el balón ante Leandro Augusto, y éste habilitó al Parejita, quien sirvió al anotador.

El estadio estaba hecho un manicomio. Los ¡Goyas! acallaban al sonido local y a las porras americanistas, que se dieron tiempo para entretenerse golpeándose entre sí y a los policías con varas de plástico salidas quién sabe de dónde.

Todavía los anfitriones intentaron lavar su nombre en el terreno de juego, pero la actitud de los universitario se impuso y en un tiro directo la barrera se abrió para dar paso limpio al balón disparado por Israel Castro, y así dejar tendida al águila, tres veces arponeada.