Autoridades documentan costos de embotellamientos, contaminación y otros daños
Se pierden unos $80 mil millones al año por problemas de transporte
Es urgente impulsar un programa que permita un mejor flujo vehicular, señalan
Ampliar la imagen Embotellamientos y accidentes, entre otros problemas relacionados con el transporte, provocan pérdida de horas-hombre, daños materiales, lesiones, muertes y grandes costos ambientales en el valle de México, de acuerdo con un estudio elaborado por la Comisión Metropolitana de Transporte y Vialidad. En la imagen, congestión en Insurgentes Norte provocada por un bloqueo de taxistas,el jueves pasado Foto: Alfredo Domínguez
Los habitantes de la zona metropolitana del valle de México pierden anualmente 7 mil millones de dólares por congestiones viales, accidentes, contaminación atmosférica y uso de suelo, debido a desaprovechamiento de horas-hombre, daños materiales, lesionados, muertos y costos ambientales imputables al transporte y una reducción del impuesto predial por destinar parte del suelo a la construcción de vialidades, de acuerdo con un estudio elaborado por la Comisión Metropolitana de Transporte y Vialidad.
Además se dejan de captar 100 millones de impuesto predial, que se suman a una pérdida de 800 millones de dólares por contaminación atmosférica, aunque existe una subestimación muy importante en este aspecto, pues no son incluidos los efectivos derivados de la exposición crónica a los diversos contaminantes.
Actualmente sólo se consideran los efectos de las contingencias ambientales en la salud de la población de manera inmediata, pero los estudios disponibles no permiten evaluar los daños a largo plazo ni los costos indirectos asociados a la búsqueda de atención médica, transportación o la pérdida de días laborales.
El costo de la contaminación para la zona metropolitana, en caso de tomarse en cuenta estas últimas variables, podría ascender a poco más de 10 mil 700 millones de dólares, imputable en 50 por ciento a la flota vehicular en circulación, la cual ha crecido en forma significativa durante los últimos años, a tasas anuales de alrededor de 6 por ciento.
El número de vehículos crecerá 20 por ciento en un lustro
De acuerdo con información de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz y de los programas de verificación vehicular y placas permanentes en la región, existen 1.9 vehículos por cada 10 habitantes, con una antigüedad promedio de 8.5 años, y una distribución ampliamente extendida en la que persiste una importante cantidad de unidades viejas, principalmente de transporte público concesionado.
Las proyecciones de la Secretaría de Medio Ambiente, sin embargo, establecen que la flota vehicular crecerá 20.6 por ciento de 2006 a 2010; es decir, pasará de 4 millones 523 mil 949 a 5 millones 458 mil 457 unidades, lo cual elevará las emisiones de contaminantes a 3.2 millones de toneladas al año.
Lo anterior, derivado a la persistencia de tecnología obsoleta y el mantenimiento inadecuado de los motores, que implica que 30 por ciento de los vehículos -los más antiguos o en condiciones mecánicas inapropiadas- emitan 70 por ciento de las emisiones de hidrocarburos y 55 por ciento de las de monóxido de carbono.
El estudio reconoce que en los últimos años las normas de emisión para vehículos nuevos se han hecho más estrictas y similares a las de Estados Unidos. No obstante, las reglas del país vecino consideran diversos requisitos adicionales, como emisiones evaporativas, cumplimiento durante la vida útil del vehículo, garantía de emisiones, revocación del permiso para circular a los automotores que no cumplan con las disposiciones. A la fecha, esos requisitos no han sido incorporados en la normatividad mexicana.
La cantidad de emisiones contaminantes también es proporcional al kilometraje que los vehículos recorren y, a nivel agregado, las mayores distancias recorridas están asociadas a los automóviles particulares, aunque se estima que el total de unidades en circulación en la zona metropolitana recorren 125 millones de kilómetros diariamente.
De esa cifra, 79 por ciento corresponde a automóviles privados y combis, 18.5 a taxis, 13 a camiones de carga o foráneos, 7.6 a autobuses urbanos y un porcentaje no significativo a trolebuses.
Ante esta problemática, destaca la urgencia de impulsar un programa de transporte y vialidades que permita un mejor flujo de las unidades, a una velocidad superior a los 17 kilómetros por hora registrados en horas pico y, en consecuencia, genere una menor emisión de contaminantes.